El mundo según Monsanto

La periodista francesa Marie-Monique Robin publicó recientemente ‘El Mundo según Monsanto’(Editorial Península Océano), una investigación acuciosa sobre el gigante de la alimentación mundial


Autor: Mauricio Becerra



La periodista francesa Marie-Monique Robin publicó recientemente ‘El Mundo según Monsanto’(Editorial Península Océano), una investigación acuciosa sobre el gigante de la alimentación mundial. Monsanto comercializa el 90% de los alimentos transgénicos.

A partir de documentos inéditos, testimonios de víctimas de la trasnacional, campesinos, reconocidos científicos y destacados políticos, la periodista reconstruyó la génesis y desarrollo de este gigante industrial, la primera productora mundial de semillas.

Marie-Monique Robin es periodista, documentalista y directora de cine. Ha obtenido el premio Albert-Londres (1995) por sus trabajos de investigación, realizando reportajes para los principales canales de televisión de Francia y otros países, sobre temas de interés y contenido social.

Robin es autora de otros libros de investigación periodística, ha rodado más de 50 reportajes en todo el mundo y ha sido premiado en varios festivales de cine documental. Consultora y experta en diversos juicios abiertos en América Latina y Europa, sus polémicas y rigurosas investigaciones han suscitado el interés mundial siendo soporte para muchos procesos penales.

El 2008 recibió el Premio Rachel Carson por la investigación sobre Monsanto. Dicho premio, creado en 1996, es otorgado anualmente a un libro de temática social o de relevancia política en el campo de estudios sociales de la ciencia y la tecnología.


EL GIGANTE TRANSGÉNICO

Monsanto hoy tiene presencia en más de 46 países, siendo la empresa líder de los organismos genéticamente modificados (OGM), así como en una de las compañías más controvertidas de la industria mundial por la fabricación de PCB (piraleno), devastadores herbicidas (como el agente naranja durante la guerra de Vietnam) o la hormona de crecimiento bovino (prohibida en Europa).

Monsanto nace en St. Louis, Missouri, en 1901, del ánimo de John Francis Queeny,  químico veterano de la industria farmacéutica. Si en sus primeros años, Monsanto distribuyó sacarina, luego de proveer de endulzantes a Coca-Cola y expandió sus negocios fabricando ácido sulfúrico en la década de los ’20. En los ‘40 ya era líder en la fabricación de plásticos, incluyendo poliestireno y fibras sintéticas.

Pero los años han significado para Monsanto una ruma de procesos penales por la toxicidad de sus productos. Uno grupo de ellos, los PCB, señalados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, como uno de los 12 contaminantes más nocivos fabricados por el ser humano, estuvieron durante cincuenta años en diversos de sus productos.

Monsanto, que fue condenada por eso, y pese a que la empresa sabía que eran productos muy tóxicos, escondió información.

También ocurrió algo parecido con otros dos herbicidas producidos por Monsanto, que formaron el coctel llamado ‘agente naranja’, utilizado en la guerra de Vietnam.

Robin también acusa que Monsanto anipuló estudios para esconder la relación entre las dioxinas y el cáncer. “Es una práctica recurrente en Monsanto. Muchos dicen que esto es el pasado, pero no es así, es una forma de obtener ganancias que aún hoy está vigente. La empresa nunca aceptó su pasado ni aceptó responsabilidades. Siempre trató de negar todo. Es una línea de conducta”- sostuvo a El Ciudadano.

Hoy la empresa maneja el 90% del mercado mundial de semillas transgénicas, por lo que controla una parte importante de la alimentación mundial y sus condiciones de producción.

PRESIONES A LA INVESTIGACIÓN

Otra acusación de Robin es que Monsanto ha falseado estudios. “Cada vez que científicos independientes tratan de hacer su trabajo a fondo con los transgénicos, tienen presiones o pierden sus trabajos. Eso también sucede en los organismos de EE.UU. como son la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) o la EPA (Agencia de Protección Ambiental). Monsanto también es sinónimo de corrupción. Dos ejemplos claros y probados son el intento de soborno en Canadá, que originó una sesión especial del Senado canadiense, cuando se trataba la aprobación de la hormona de crecimiento lechera. Y el otro caso es en Indonesia, donde Monsanto fue condenada porque corrompió a cien altos funcionarios para poner en el mercado su algodón transgénico”- sostuvo Robin.

En Argentina también Monsanto dejó su huella con el glifosato. Este producto es un herbicida considerado levemente tóxico, que aplicado en cantidades cada vez mayores, como parece requerir la soya, produce gravísimos efectos en quienes están expuestos, como ocurre con los campesinos argentinos que trabajaron con dicho producto.

También ha ocurrido en algunos países que han levantado prohibiciones al uso de transgénicos que ilegalmente se han introducido las semillas desarrolladas por Monsanto entre sus agricultores. “Es parte de política de la empresa – sostiene Robin – En México, Paraguay y Brasil, Monsanto alcanzó muchas ganancias gracias a un contrabando muy  oportuno de semillas transgénicas lo que no podía alcanzar legalmente, ya que en muchos de estos países había prohibición a los cultivos transgénicos o legislaciones que protegían las variedades criollas”.

Consultada respecto de las investigaciones de vanguardia que realiza hoy Monsanto, Robin detalló que “están produciendo semillas que modulan con herbicidas específicos, producidos por la misma industria o el desarrollo de semillas que sirvan sólo para una cosecha. Los últimos transgénicos traen un insecticida incorporado en su genética”.

Como norma a seguir la periodista recomienda tener legislaciones que mantengan el principio de precaución, el que señala que no como no han sido estudiados ni medidos los transgénicos, se debe estudiarlos de manera independiente antes de permitir su uso. “La aplicación del principio precautorio ocurre en toda Europa, a excepción de España, pero lo más importante es fortalecer la agricultura orgánica”- sentencia Robin.

Finalmente, Robin adelantó a El Ciudadano que sus investigaciones futuras serán una consecuencia de este trabajo. “Ahora estoy investigando la relación entre el parkinson y el cáncer con la contaminación ambiental producida por agrotóxicos, como los que fabrica Monsanto. Mi experiencia familiar en la campiña francesa y lo que he sabido sobre muchos campesinos es que cuando se ven expuestos a este tipo de productos hay desarrollo de cáncer e, incluso parkinson. Estamos comiendo muchas cosas muy peligrosas”- dijo Robin.

El Ciudadano

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