Greenpeace Brasil capturó las primeras imágenes submarinas del arrecife del Amazonas, un sistema de 9.500 kilómetros cuadrados de corales, esponjas y rodolitos, donde el río Amazonas se encuentra con el Océano Atlántico, zona que el gobierno brasileño ha abierto para la exploración de petróleo, donde las compañías Total y BP podrían comenzar a perforar en esta área si es que obtienen autorización del gobierno brasileño.
Un equipo de expertos, entre ellos varios oceanógrafos que anunciaron el descubrimiento del arrecife el año pasado, se embarcaron en el buque Esperanza de Greenpeace en una expedición para documentar este nuevo ecosistema, que abarca desde la Guyana francesa al estado brasileño de Maranhão, un área equivalente a 44 veces la ciudad de Buenos Aires.
El equipo estaba en una expedición en un submarino lanzado desde el barco Esperanza a 220 metros de profundidad, a más de 100 kilómetros de la costa brasileña, cuando el arrecife fue visto por primera vez.
“Este sistema de arrecifes es importante por muchas razones, incluyendo el hecho de que tiene características únicas en cuanto a uso y disponibilidad de luz, y condiciones físico-químicas del agua: sobrevive en zonas salobres y turbias, mientras que la mayoría de los arrecifes se ubican en aguas saladas y claras. Tiene un gran potencial para nuevas especies y también es importante para el bienestar económico de las comunidades pesqueras a lo largo de la zona costera amazónica”, declaró Nils Asp, investigador de la Universidad Federal de Pará.
“Nuestro equipo quiere tener una mejor comprensión de cómo funciona este ecosistema, incluyendo preguntas importantes sobre sus mecanismos de fotosíntesis con luz muy limitada. Esperamos que esto conduzca a un mapeo gradual del sistema de arrecifes. Por el momento, menos del 5% del ecosistema está mapeado”, agregó Asp.
Mientras los expertos recién comenzaron a estudiar al arrecife y su incidencia, las compañías petroleras Total y BP ya planean explorar el área para una potencial perforación. Se estima que las reservas petroleras en la zona son de aproximadamente 15 a 20 mil millones de barriles.
“Debemos defender el arrecife y toda la región de la desembocadura de la cuenca del río Amazonas de la codicia corporativa que pone las ganancias por delante del medio ambiente. Uno de los bloques de petróleo de Total está a sólo ocho kilómetros del arrecife y los procesos de concesión de licencias ambientales ya están en marcha”, advierte Thiago Almeida, miembro de Greenpeace Brasil.
“Después de ratificar el Acuerdo de París, el presidente brasileño Michel Temer declaró que la cuestión climática es una obligación para todos los gobiernos. Si el compromiso de Brasil es real, debemos evitar la exploración de petróleo en la región y mantener los combustibles fósiles en la tierra para evitar catástrofes climáticas”, continuó Almeida.
Perforar en esta zona significa un riesgo constante de derrame. El Parque Nacional de Cabo Orange alberga el mayor ecosistema de manglares del mundo y no se conoce tecnología capaz de limpiar petróleo en un lugar de estas características. Además, los riesgos en esta área son mayores debido a las fuertes corrientes y sedimentos que acarrea el Río Amazonas.
Hasta el momento, allí ya se perforaron 95 pozos de los cuales 27 fueron abandonados por accidentes mecánicos y el resto debido a la ausencia de gas y petróleo.
La cuenca del Amazonas también es hábitat del manatí americano, la tortuga amarilla del río Amazonas, jaguares, delfines, y las nutrias de río que ya están en peligro de extinción según la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) de 2014.
Una parte de la población, así como las 80 comunidades Quilombolas y ribereñas que viven ahí, dependen económicamente de la pesca.
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