El estado de la biodiversidad mundial está peor que nunca, según ha denunciado el Informe Planeta Vivo 2014 de WWF. Los peores datos provienen de las zonas que ocupa America Latina, donde el descenso de especies de vertebrados se sitúa en el 83%. Las principales causas de la disminución de la población de vertebrados son la transformación de los ambientes naturales y la sobreexplotación de los recursos. La próxima gran amenaza para todas las especies que habitan el planeta es el cambio climático.
Las especies terrestres disminuyeron en un 39% debido a la péridida de hábitats para dar paso al uso humano de la tierra, y a la caza. Las especies de agua dulce sufrieron en los últimos años una disminución del 76% como consecuencia de la pérdida de gran parte de sus hábitats, de la contaminación y de las especies invasoras. Construcciones humanas como las represas hidroeléctricas tienen un gran impacto en los hábitats de agua dulce. El descenso de las especies marinas se sitúa en un 39% siendo especialmente acentuado en los trópicos y en el Océano Antártico. Entre las especies afectadas se encuentran las tortugas marinas, los tiburones y las grandes aves marinas migratorias.
Durante los últimos 40 años el creciente consumo de la humanidad excedió la capacidad del planeta para regenerar sus recursos naturales. Esto se traduce en que consumimos recursos naturales a un ritmo muy superior al que puede la naturaleza regenarase. No hace falta ser experto en economía para entender que este sistema es, por lo tanto, insostenible. Actualmente necesitamos la capacidad de un planeta y medio para satisfacer los servicios ecológicos que el ser humano consume en tan solo un año.
El Informe Planeta Vivo 2014 determina las mejores opciones para economizar los recursos naturales y detener el ritmo destructivo al que el ser humano ha condenado al planeta los últimos cuarenta años. Las soluciones prácticas que el informe propone son las siguientes:
La preservación del capital natural restaurando los ecosistemas dañados y expandiendo las áreas protegidas.
Una mejor producción que reduzca los desperdicios, y maneje los recursos de manera sostenible.
Un consumo inteligente basado en estilos de vida con menor impacto natural, alimentos ecológicos y en el uso de las energías renovables.
Reorientar los flujos financieros para que los costos ambientales y sociales sean más valorados, y para que se apoye el uso responsable de los recursos.
Y llevar a cabo una gobernanza equitativa de recursos que apueste por compartir los recursos disponibles y tomar decisiones justas con el medio ambiente.
A través de este informe, la WWF pretende concienciar y alertar a los gobiernos mundiales de que las sociedades y las economías dependen íntimamente de una planeta saludable: «Nos estamos arriesgando a socavar las ganancias sociales y económicas al no apreciar nuestra dependenciafundamental en los sistemas ecológicos»