El esquema global basado en el dólar se encuentra agotado y la recesión técnica que está experimentando Estados Unidos es la prueba más reciente de ello, de acuerdo con el director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) de México, José Luis de la Cruz.
El experto mexicano dijo que la desaceleración de la economía de Estados Unidos es un ejemplo de que el modelo mundial actual, alineado a los acuerdos Bretton Woods, ya no garantiza la expansión del propio Estados Unidos y lo deja a expensas de los riesgos financieros y económicos.
«En ese aspecto, considero que lo que estamos viendo es el agotamiento de esa hegemonía del dólar y de ese esquema que fue concebido hace medio siglo», dijo el economista en una entrevista con Xinhua.
«Lo que en muchas investigaciones se ha dicho y se ha determinado es que durante los últimos 30 años lo que se ha visto son crisis recurrentes, crisis financieras, crisis económicas que de alguna manera son más frecuentes que antes de esta apertura económica, comercial, que de alguna forma fue impulsada por Estados Unidos y algunos países europeos», añadió.
La economía de Estados Unidos se redujo a una tasa anual de 0,9 por ciento en el segundo trimestre después de una contracción de 1,6 por ciento en el trimestre anterior, según reportó el pasado 28 de julio el Departamento de Comercio del país.
De esta forma, Estados Unidos entró en «recesión técnica», un concepto referido a la situación económica que se da al encadenar dos trimestres de contracción, recordó De la Cruz.
El experto dijo que desde la propagación de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19), se demostró que el endeudamiento en el que cayeron varias naciones fue visto como un mecanismo de desarrollo, pero no se garantizó que esas deudas realmente repercutieran en un incremento de la capacidad de generar valor agregado.
En el caso de Estados Unidos, las transferencias en efectivo que hizo el Gobierno para tratar de impulsar al consumo y a la inversión no necesariamente repercutieron en la capacidad del país de crecer con mayor ritmo y aumentar su productividad, o incluso su capacidad de generar valor agregado de manera sostenible.
El debilitamiento económico en Estados Unidos, junto a las tasas de interés más elevadas, traerá repercusiones desfavorables para los países de América Latina, sobre todo para México, su vecino y principal socio de negocios.
Estados Unidos es el destino del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas y México recibe un 50 por ciento de sus importaciones desde su vecino, además de que tiene una elevada dependencia en cuanto a remesas, ingresos por turismo e inversión financiera.
El ciclo industrial de México está correlacionado en más de 85 por ciento con su par en Estados Unidos y los efectos del algún evento tardan en llegar entre 30 y 45 días, según De la Cruz.
Apuntó que la reacción de los países a nivel global a la «recesión técnica» en Estados Unidos dependerá de su situación específica, por lo que recomendó buscar combinar medidas para controlar la inflación y apuntalar el crecimiento económico.
Lo que se necesita, dijo el experto, es fomentar sobre todo inversión productiva que genere crecimiento económico y empleo, y que al mismo tiempo permita aumentar la productividad para que en el mediano y largo plazo se atenúen los efectos de una eventual inflación de manera más estructural.
«Se necesitan medidas para fortalecer el mercado interno, y buscar que las alianzas a nivel internacional repercutan en este fortalecimiento», explicó.
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Foto: Especial
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