Mientras el presidente Donald Trump deshoja la margarita sobre la salida de EE.UU. del Acuerdo de París y alimenta el escepticismo sobre el calentamiento global, los científicos alertan de la «inevitable» desaparición de los glaciares en uno de los parques nacionales más emblemáticos: el Glacier de Montana.
De los 150 glaciares que existían en el parque a finales del siglo XIX, solo restan 26, y en los últimos 50 años han perdido el 85 % de su masa de hielo, apuntó un estudio divulgado esta semana por el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS).
«Su futuro está sellado (…) Los veremos desaparecer en el curso de nuestras vidas. No hay posibilidad de que vuelvan a renacer», aseguró Daniel Fagre, investigador del USGS.
Fagre remarcó que este proceso de disolución de los glaciares es «dramático e inevitable» y tendrá importantes consecuencias en la fauna y flora del parque, bautizado precisamente como «el de los Glaciares» cuando fue creado en 1910. Para el investigador, el estudio de los glaciares es especialmente significativo, ya que son barómetros estables de los cambios a largo plazo en la Tierra, puesto que no reaccionan a tendencia climáticas anuales.
«Sabes que hay una tendencia a largo plazo cuando los glaciares todos están fundiéndose o creciendo simultáneamente», recalcó Fagre.
Los glaciares son grandes masas de hielo que se originan por la acumulación y recristalización de nieve, y cuyo desplazamiento a lo largo de los años da lugar a los característicos valles en forma de U. Su retirada es uno de los procesos más preciados por los geólogos, ya que acarrean información de hace miles de años.
El enorme parque Glacier, de 4.100 kilómetros cuadrados, se encuentra en el estado de Montana, en el noroeste de EE.UU., y hace frontera con Canadá. Algunos de sus glaciares datan de hace más de 12.000 años. Lo más probable, advierten los geólogos, es que EE.UU. pierda todos sus glaciares en sus estados colindantes para finales de siglo y solo resten los de Alaska, por encima del paralelo 48.
El trabajo atribuyó este fenómeno al alza de la temperatura global y al aumento de lluvia frente a la nieve en el parque.
Donald Trump, el primer escéptico
Este proceso se produce justo cuando el presidente de EE.UU., Donald Trump, insiste en defender el escepticismo respecto a la influencia de la actividad humana en el calentamiento global. La Casa Blanca anunció esta semana que Trump tomará una decisión acerca de la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático tras su viaje a la cumbre del G7 que se celebrará a finales de mes en Italia.
Esta semana trascendió la confrontación interna en el seno del Ejecutivo entre dos facciones: una encabezada por la hija del mandatario y asesora presidencial, Ivanka Trump, y por el secretario de Estado, Rex Tillerson, que abogan por cumplir el pacto climático. La otra la lideran el estratega jefe de Trump, Stephen Bannon, y el director de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), Scott Pruitt, que proponen retirarse.
En 2016, Pruitt apuntó que «los científicos continúan en desacuerdo sobre el grado y alcance del calentamiento global y su conexión con las acciones de los seres humanos» y agregó que «el debate debería ser alentado -en clases, foros públicos y las salas del Congreso-«.
El compromiso que asumió Estados Unidos dentro del acuerdo, firmado en 2015 por el entonces presidente, Barack Obama, era el de reducir para 2025 sus emisiones de efecto invernadero entre un 26 y un 28 por ciento respecto a los niveles de 2005.
Trump ha criticado que las excesivas regulaciones medioambientales suponen un freno al desarrollo económico y ha iniciado a través de una serie de órdenes ejecutivas la revisión de las medidas de control de emisiones aprobadas por Obama.
Las propuestas del mandatario han generado un enorme rechazo interno, particularmente de la comunidad científica y activistas medioambientales, que han realizado multitudinarias manifestaciones en Washington y otras grandes ciudades para criticar a Trump e insistir en la necesidad de proteger los recursos naturales.
Mientras tanto, los glaciares prosiguen su silenciosa retirada.