Se ha comprobado que una pequeña larva de escarabajo conocido como gusano de la harina (Tenebrio molitor), puede alimentarse de poliestireno expandido, un plástico que no es biodegradable.
Su sistema les permite convertir la mitad del poliestireno que consumen en dióxido de carbono y la otra mitad en excremento como fragmentos descompuestos. Esto debido a que tienen en su sistema digestivo unas larvas que les proporcionan la capacidad de descomponer el plástico, sin causar daño alguno a su salud.
Esta es la primera vez que se obtienen pruebas concluyentes de la degradación bacteriana de plástico en el intestino de un animal.
A partir de la exitosa investigación, surge un nuevo desafío: la forma de extraer estas bacterias y utilizarlas directamente para destruir el plástico.
Lo más importante sería incorporar cuanto antes este avance en la gestión de residuos
Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista Environmental Science and Technology.
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