El riesgo permanente de contaminación por transgénicos, es una realidad que sufren los agricultores de semillas no intervenidas por la ciencia, y que no conocen dónde se ubican las 4.167 hectáreas de cultivos de maíz de la agroquímica Monsanto.
Es por eso que en 2009 se interpuso la demanda por derecho a saber la ubicación de los cultivos transgénicos interpuesta por María Elena Rozas, a nombre de la Alianza por una Mejor Calidad de Vida/RAP-Chile, la que fue acogida en 2010 por el Consejo de Transparencia, pero bloqueada por Monsanto con una apelación judicial.
Es así como apicultores y agricultores continúan siendo amenazados y en la total ignorancia de dónde estarían estas hectáreas repartidas por Chile, bajo la custodia del Servicio Agricola Ganadero, que insiste en que los demandantes hagan un mapeo de sus plantaciones y actividades, para que Monsanto tenga la deferencia de no colocar sus cultivos colindate a ellos, capeando de esta forma un ordenamiento jurídico concreto.
Lo preocupante es que según fuentes de Yo No Quiero Transgénicos en Chile, en Estados Unidos el segundo trimestre de 2011 Monsanto invirtió US$17 millones de dólares en lobby ante el Congreso norteamericano. Además de este dato, Erik von Baer socio de la transnacional agroquímica, es el padre de la Senadora designada Ena von Baer.
La única luz de esperanza es que el Tribunal Constitucional de Chile resolvió no acoger a tramitación el Recurso de Inaplicabilidad presentado Monsanto contra el Consejo para la Transparencia en la causa civil N° 3496, el 16 de noviembre ante la Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones, lo que abre nuevamente la posibilidad que la sociedad civil organizada, agricultores y apicultores conozcan dónde se emplazan los cultivos trangénicos.
Karen Hermosilla
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