En medio de una crisis climática y de la pérdida acelerada de la biodiversidad a escala planetaria, en México la política energética centrada en la explotación petrolera y en la inversión gubernamental en megaproyectos acrecienta esas amenazas, denunció la organización internacional Greenpeace.
«Lejos de contribuir a frenar ambas problemáticas, la política ambiental de la actual administración en nuestro país las acrecienta», afirman los ecologistas señalando la reciente inauguración de trabajos del turístico Tren Maya para reabrir actividades tras el confinamiento por el covid-19.
Los ambientalistas aseguran que ese proyecto de 1.500 kilómetros de ferrovías, que conectará playas y selvas con sitios arqueológicos, «amenaza ecosistemas únicos como los cenotes y la selva».
Reprochan, además, «el freno a las energías renovables versus el impulso a la construcción y modernización de refinerías», para procesar la producción de hidrocarburos fósiles.
Mencionan esos dos megaproyectos impulsados por el presidente Andrés Manuel López Obrador como «muestra de los errores en la gestión ambiental del país, que no permitirán cumplir con las metas climáticas que ayuden a detener el calentamiento global».
Mientras los líderes globales en cumbres y conferencias climáticas firman acuerdos y compromisos para reducir emisiones, como el signado en París en diciembre de 2015, las políticas nacionales se encaminan a su incumplimiento, alertan los activistas.
México se comprometió a reducir el 22 por ciento de emisiones de Gases de Efecto Invernadero para 2030, y generar 35 por ciento de su electricidad a partir de fuentes limpias.
En 2019, en el marco de la Cumbre del Clima, México se adhirió como país firmante de las proyecciones de la Climate Ambition Alliance, que en el papel implicaría reelaborar sus «contribuciones nacionalmente determinadas» (NDC, en inglés) para hacerlas más ambiciosas; y lo más importante: la meta de emisiones netas cero para 2050.
«Paralelamente, el sector de energía tiene su propia agenda y no va en dicha dirección», pronostica el informe por el día internacional.
La industria energética es responsable de más de la mitad de las emisiones de este país (transporte y generación eléctrica) y responsable de una importante cantidad de emisiones históricas en el planeta.
La estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) está dentro del 10 principales de las 70 industrias responsables del 52 por ciento de las emisiones industriales desde la revolución industrial, según los ecologistas.
PROYECTOS CONTAMINANTES
Greenpeace también cuestiona la construcción de una nueva refinería en el puerto petrolero de Dos Bocas, en el Golfo de México, el desarrollo de gasoductos para transportar gas natural importado de la cuenca pérmica del sur de EEUU, financiados con el presupuesto destinado para adaptar y mitigar al país al cambio climático
Lamenta además que, en fechas recientes, ha ocurrido un «embate que pretende eliminar las energías renovables de la matriz eléctrica», con el argumento gubernamental de que «son costosas y no son confiables» y ponen en riesgo el sistema eléctrico nacional
«Son medidas que no dejan duda de que la política energética del país va en sentido opuesto al combate al cambio climático», afirmó Pablo Ramírez, especialista en Energía y cambio climático de la organización.
Asimismo, dice el experto, «para cubrir «el raquítico 7 por ciento de generación que representan las renovables se propone la utilización de combustóleo, combustible residual de los procesos de refinación», ya en desuso.
Viridiana Lázaro, especialista de agricultura y cambio climático, afirma que «la construcción del Tren Maya ocasionará daños incalculables al medio ambiente comenzando por la afectación de veintitrés Áreas Naturales Protegidas», entre las cuales se encuentran el Anillo de Cenotes en Yucatán, como la más destacada.
Esta obra afectará el equilibrio ecológico de la Península de Yucatán, área prioritaria para la conservación de la biodiversidad del extenso territorio mexicano.
El efecto colateral del tren implica «desarrollo industrial, agropecuario, turístico e inmobiliario sin control, ni los derechos de pueblos y comunidades indígenas».
Aleira Lara, directora de campañas en Greenpeace opinó que «la actual pandemia pone a la humanidad en una encrucijada: la normalidad basada en el modelo económico neoliberal es el problema y seguir por el camino del extractivismo y el anclaje a modelos de devastación ambiental, no es una opción».
Solo el Tren Maya afectará sistemas ambientales del corredor biológico natural que conecta a los ecosistemas de América Central con la península mexicana de Yucatán
Además, dañaría al menos 2.500 hectáreas de grandes macizos de selva húmeda y seca, manglares y otros humedales, así como especies en peligro.
Fuente: Sputnik
Continúa leyendo…