Extrayendo el musgo de las turberas de Aysén: Una peligrosa tierra de nadie

  Entre quinientos y mil pesos por saco

Extrayendo el musgo de las turberas de Aysén: Una peligrosa tierra de nadie

Autor: Director


 

Entre quinientos y mil pesos por saco.  Ese es el monto que, en Caleta Tortel, pagan a quienes se dedican a la extracción del Sphagnum, ese musgo acojinado que sobresale de las turberas que cubren amplios paisajes de la región de Aysén.  Aquel conocido coloquialmente en esta zona austral como “pompón”.

La turbera es un tipo de humedal que, por las características de la materia orgánica semidescompuesta que contiene, concentra un alto volumen de carbono.   El compuesto vegetal que crece en su superficie tiene hoy una alta valoración, por su capacidad de absorción de agua, filtración de líquidos, y aislación térmica y acústica.  Por ello se utiliza en construcción, agricultura, servicios sanitarios e industrias de diverso tipo.

Esta versatilidad colisiona con un aspecto clave para su sustentabilidad.  Las turberas son fuente de una rica biodiversidad, fundamentales para la regulación del ciclo hídrico siendo importantes reservas de agua dulce y carbono.  Además, la materia orgánica en descomposición que contienen muchas veces son el resultado de miles de años de acumulación, por lo cual su renovabilidad es casi mínima.  En la Patagonia se ha establecido que algunas se originaron hace más de 10 mil años.  Esta característica hace que se les considere en la legislación como un elemento fósil, siendo regulada su extracción por el Código de Minería (por ser “la primera etapa de transformación de un vegetal a carbón), con preeminencia sobre múltiples otras normativas relacionadas con la conservación del recurso.   Por esto para su uso se requiere solicitar una concesión minera

¿Extracción sustentable?

A lo largo del Camino Longitudinal Austral que conduce a Caleta Tortel, al igual que en otras zonas de Aysén, es posible ver dispuestos centenares de sacos donde se acumula el pompón que será comercializado en otras zonas del país y el mundo.  En el poblado explican que, producto del inicio de las operaciones del ferry Crux Australis hacia Puerto Natales, ha aumentado el poder comprador de este elemental y sensible recurso.    Dato no menor, considerando que en la comuna existen casi 400 mil hectáreas de turberas, un 96 % en terrenos fiscales.

Son varias las iniciativas que se han impulsado con el fin de establecer mecanismos que hagan sustentable la extracción del Sphagnum.  En 2009 el Fondo para la Innovación Agraria publicó el documento “Resultados y Lecciones en Uso, Manejo y Protección del Musgo Sphagnum”, que sistematizó la experiencia del proyecto “Evaluación cuantitativa y cualitativa del musgo Sphagnum sp. como forma de conocer su uso, manejo y protección, en la comuna de Tortel, XI Región”.  La iniciativa fue desarrollada entre 2004 y 2007 por el Centro Trapananda de la Universidad Austral de Chile en conjunto con la Municipalidad de Tortel.

Desde el Ministerio de Agricultura se ha planteado la posibilidad de incorporar la turba al desarrollo productivo de Aysén.  Para ello se ha incluido como un área de trabajo en la Mesa de Productos Forestales No Madereros, impulsando actividades de educación ambiental, como días de campo y visitas a humedales de este tipo.

A pesar de estos avances, aún no existe claridad sobre cuál es el organismo que debe velar por la protección (y no solo por la extracción) de estos particulares y fundamentales ecosistemas, dado que ni el Ministerio del Medio Ambiente ni el de Agricultura tienen herramientas para encauzar una actividad que se viene realizando desde hace años en Aysén, pero que se podría profundizar en los próximos años producto de la mayor conectividad.

Mientras eso ocurra, se seguirán acumulando los sacos que se llevan lejos y casi control el musgo (y no se sabe si destruyendo o no la turba que ha permanecido por miles de años en el subsuelo), ese elemento que hace pocos días la prensa nacional definió como “el tesoro desconocido de la Patagonia chilena”, donde la ecóloga y directora del capítulo nacional de la Wildlife Conservation Society lo calificó como “el tipo de humedal de mayor valor. Ningún otro ecosistema tiene la capacidad de servir como reserva de agua y al mismo tiempo capturar carbono y metano en un mismo espacio«.

¿Estaremos en este caso actuando a la altura de Aysén como reserva de vida?  Una pregunta que muchos se hacen cuando recorren el cada día más concurrido Camino Longitudinal Austral.

por Patricio Segura Ortiz


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