El Bolsón fue la sede del tercer Encuentro Internacional de Bioconstrucción

Finalizó el Tercer Encuentro Internacional de Bioconstrucción, El Bolsón 2012, que se realizó entre el 15 y el 20 de febrero en la chacra del Cidep, ubicada en la patagónica localidad de Mallín Ahogado, Río Negro, Argentina

El Bolsón fue la sede del tercer Encuentro Internacional de Bioconstrucción

Autor: Wari

Finalizó el Tercer Encuentro Internacional de Bioconstrucción, El Bolsón 2012, que se realizó entre el 15 y el 20 de febrero en la chacra del Cidep, ubicada en la patagónica localidad de Mallín Ahogado, Río Negro, Argentina. La actividad, organizada por la agrupación Bioconstruyendo, albergó a 150 personas provenientes de 20 países.

Con un recorrido por las distintas obras que se ejecutaron durante los seis días que duró la actividad, cerró -el mediodía de hoy, martes 21- el Tercer Encuentro Internacional de Bioconstrucción. Previamente, se realizó la entrega de los diplomas que acreditan la participación -como estudiantes- de las personas que llegaron hasta la chacra del Cidep en Mallín Ahogado, ubicada a 15 kilómteros al noroeste de El Bolsón.

La noche anterior se desarrolló una fiesta de despedida que reunió a unas 150 personas (estudiantes, más instructores y equipo de apoyo), la cual fue ambientada con música africana y electrónica, proyección del video institucional, pizzas vegetarianas y un fogón en que los asistentes cantaron y bailaron al ritmo de diferentes percusiones. El inicio del Encuentro -organizado por Bioconstruyendo– fue el pasado miércoles 15 de febrero.

Los proyectos consistieron en la construcción de un portal con súper adobe (foto de cabecera), a cargo de María Rodríguez y Nena Alava; un sistema de tratamiento de aguas residuales para un pequeña «casa viva», que contó con la dirección de Marcelo Bueno; la confección de un jardín y huerta basadas en los principios de la permacultura, bajo la supervisión de Tierra Martínez; elaboración de muros con quincha y paja encofrada para proteger un banco de semillas, cuyo instructor fue Emiliano Eustaquio; producción de una estufa «rocket» para un salón de usos múltiples -conducido por Jon Santiago-, y de un horno de adobe, guiada por Demian Iuso. Además, integrantes de la aldea domo Eco Maiwe hicieron un taller en que montaron un domo transportable de madera.

De manera complementaria, durante los seis días que duró el Encuentro, estuvieron dando cátedras algunos especialistas sobre temas vinculados a la construcción natural, ecología y geometría sagrada. En este último tópico, se explayaron Oscar Senmache y Latif; en tanto, Alejandro González, disertó sobre cambio climático, paja de cereal en la construcción y plantas nativas comestibles. Por su parte, Carlos Placitelli dictó sus clases acerca de arquitectura bioclimática, energía solar, materiales naturales, ventilación natural, eco tecnologías y techos vivos. También, los miembros de BioAntu ofrecieron charlas sobre tecnologías apropiadas en situaciones de emergencia (Francisco Torres), y confección de jabones, cremas, desodorantes y dentífricos naturales (Nicole Teschner).

Si bien se vivieron tres noches muy heladas (los participantes acamparon en carpas al interior de la parcela) y lluvias en cuatro de los seis días, los y las asistentes manifestaron que el encuentro les sirvió para «empaparse» de los principios de la bioconstrucción y de la permacultura, junto con aprender algunas técnicas básicas de construcción natural. Otro aspecto que destacaron las y los estudiantes fue la enorme oportunidad de generar redes y contactos entre las cerca de 150 personas que convivieron en forma comunitaria. De hecho, se creó una cuenta Facebook para tal efecto, llamada «BioKonstructores«.

En forma extra, se contó con la presencia de Miguel Elliott, norteamericano con una larga trayectoria en construcciones utilizando cob, tanto en América como en África, quien compartió su experiencia con el resto de los instructores y estudiantes.

Durante el ‘Círculo de Apertura’ (dinámica efectuada diariamente después del desayuno) del lunes 20, se hizo un llamado a unir fuerzas entre bioconstructores y abogados para influir en los gobiernos locales y en los legisladores, de manera de evitar que los municipios rechacen la aprobación de este tipo de construcciones naturales (se ha llegado a amenazar con demoler algunas casas en la zona). Otra inquietud manifestada por algunos participantes fue en torno a la problemática de la tenencia de la tierra, pues se expuso el ejemplo de algunas comunidades o ecoaldeas que han tenido que emigrar producto de que no eran las propietarias de los terrenos (funcionaban en comodatos).

Las veladas nocturnas fueron animadas -aparte de improvisados guitarreos en torno al fogón- por el grupo argentino ‘Elemental‘, dirigido por Miguel Rausch, que despliega una innovadora técnica de música con percusión en distintas parte del cuerpo y sobre objetos ‘crudos’ (botellas, sifones, etc.) -con reconocida influencia de Stomp-, desplegada en un escenario en penumbras o a oscuras (que evoca al teatro negro de Praga) en que sus cuatro miembros realizan algunas coreografías.

Para la higiene y aseo de las 150 personas se desplegaron ocho baños secos (donde los ‘desechos’ son acumulados para reutilizarlos como abonos o fertilizantes), y seis duchas en que el agua es calentada por el sol y, en forma suplementaria, por calefactores a leña o electricidad (para los días nublados). La alimentación estuvo resuelta por un equipo de cocina que trabajó intensamente para dotar a los asistentes -divididos en dos turnos- de cuatro comidas vegetarianas al día.

Para los objetos perdidos se dispuso un lugar especial, en que la persona que encontraba algo tirado iba a depositarlo en una caja dispuesta en un domo levantado a un costado de la biblioteca. Y en ésta se podían copiar algunas de las ponencias y textos relacionados a los temas que se abordaron. También existió una pequeña tienda (dentro de otro domo) en que se vendían libros, artesanías y camisetas estampadas con imágenes del Bioconstruyendo 2012.

Este espacio temporal de vida comunitaria y autosustentable se desenvolvió de forma armoniosa; sólo se presentaron algunos casos de problemas estomacales, y un pequeño accidente que generó un esguince en el pie de una de las estudiantes. Aparte del castellano, se usó bastante el portugués y el inglés; un grupo voluntario de participantes bilingües hizo traducciones simultáneas durante las charlas.

A partir del mediodía de hoy -poco antes de que comenzara nuevamente a llover-, los asistentes iniciaron el regreso a sus lugares de origen en 20 países de América y Europa, llevando la semilla de un modo de vida sustentable y enraizado con la tierra.

Por Cristian Sotomayor Demuth

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El Ciudadano


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