La flota ballenera japonesa zarpó ayer del Puerto de Innoshima con rumbo hacia las aguas del Santuario Ballenero Austral, donde matará cerca de mil ballenas con supuestos fines científicos.
El barco factoría Nisshin Maru y las embarcaciones Shonan Maru y Yushin Maru 2 y 3, navegarán durante los próximos cinco meses las aguas del Océano Austral con el fin de continuar con el polémico programa de “caza científica” de ballenas que Japón realiza desde la implementación de la moratoria sobre la caza comercial de ballenas en 1986. Desde entonces, este país oriental ha capturado más de ocho mil ballenas con supuestos fines científicos las cuales son comercializadas posteriormente en el mercado nipón.
La partida de la flota se produce a pocos días que 40 organizaciones civiles de 15 países de América Latina solicitaran a sus gobiernos presentar una protesta diplomática en contra de la denominada “caza científica” de ballenas. Sin embargo, hasta la fecha la solicitud no ha sido respondida formalmente, aumentando la preocupación de la ciudadanía en uno de los temas más controversiales que afectan a las poblaciones de ballenas del hemisferio sur y la gobernabilidad de la Comisión Ballenera Internacional.
En la solicitud, las organizaciones denuncian que los niveles de captura de Japón son similares a las cuotas de caza comercial de ballenas usadas antes de la adopción de la moratoria y que este tipo de operaciones son un mecanismo de presión inaceptable en medio del proceso de negociación para definir el futuro de la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
Desde junio de 2008, este organismo internacional creado hace más de sesenta años ha orientado sus esfuerzos a modernizar su estructura con el fin de adaptarla a las necesidades e intereses de los tiempos actuales. Sin embargo, uno de los temas más conflictivos de este proceso continúa siendo el abuso sistemático de Japón a los estatutos de la Comisión mediante la caza indiscriminada de ballenas con supuestos fines de investigación científica.
Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea, “nos llama profundamente la atención el silencio de Chile y la región frente a la solicitud realizada la semana pasada por decenas de ONGs, en particular considerando que uno de los compromisos del Grupo Buenos Aires es el rechazo a la caza científica de ballenas.”
El Grupo Buenos Aires reúne a los países de América Latina que son miembro de la Comisión Ballenera Internacional y desde su creación en 2005 ha adoptado una serie de declaraciones donde se destaca el compromiso permanente de la región con el uso no letal de las ballenas, la vigencia a la moratoria sobre la caza comercial y el rechazo a las operaciones de “caza científica” de ballenas, entre otros.
Al respecto, José Truda Palazzo Jr., representante de Centro de Conservación Cetacea en Brasil afirmó que “resulta inconcebible que nuestros países sigan participando en un proceso diplomático que se ve violentado una vez más por la mala fe de Japón, un país que nunca ha hecho ningún gesto de buena voluntad sino todo lo contrario, solamente ofrenda agravios como es el retorno su flota al hemisfero Sur con el fin de robar las ballenas de la región. Esa apropiación indebida de nuestra biodiversidad compartida habría que llevarla a los tribunales internacionales.”
Por su parte, Cosme Caracciolo, secretario general de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile (CONAPACH) y candidato a diputado en las próximas elecciones parlamentarias, afirmó que “Chile es un ejemplo a nivel mundial en cuanto al cuidado de estas especies por lo tanto en el actual escenario de irrespeto por parte de de un sector de la industria japonesa es necesario que nuestro gobierno lidere la protesta. No solamente con palabras se reafirman posiciones sino, como es en este caso, Chile debe implementar acciones concretas para impedir que otras naciones pasen por sobre los acuerdos que como nación hemos adoptado.”
Finalmente, Juan Carlos Cárdenas, director ejecutivo del Centro Ecoceanos declaró que “esperamos que el zarpe de la flota ballenera japonesa sea un incentivo para que nuestro país, como nación comprometida de manera permanente con el uso no letal de las ballenas, lidere acciones a nivel regional con el fin de enviar una clara y fuerte señal a Japón, ya que el éxito o fracaso del proceso de negociación para definir el futuro de la CBI depende en gran medida de la forma cómo se resuelva este controversial tema.”
Centro de Conservación Cetácea
El Ciudadano