Gabriel Salazar habla sobre el negocio forestal: “Las comunidades locales son las únicas que pueden parar estas industrias.”

En octubre se cumplieron 40 años desde la promulgación del Decreto 701 que pone al servicio de la industria forestal la bonificación de los gastos de plantación y manejo de estos monocultivos, a costo del Estado

Gabriel Salazar habla sobre el negocio forestal: “Las comunidades locales son las únicas que pueden parar estas industrias.”

Autor: Arturo Ledezma

En octubre se cumplieron 40 años desde la promulgación del Decreto 701 que pone al servicio de la industria forestal la bonificación de los gastos de plantación y manejo de estos monocultivos, a costo del Estado. Este Decreto se ha convertido en un símbolo por representar el auspicio del Estado a la industria extractiva del país, particularmente la forestal.

Durante la preparación del documental “Plantar Pobreza. El negocio forestal en Chile”, Resumen conversó con el historiador Gabriel Salazar sobre los orígenes de la plantación de árboles exóticos en Chile y del empresariado que se constituyó a partir de éstas. También se refirió a los efectos de esta industria y a las acciones que la comunidad emprende en rechazo a estos negocios.

¿Desde cuándo data la plantación de árboles exóticos y con qué propósito se realizó?

Es un proceso que por lo menos tomó forma en el siglo XIX, y no tanto por razones económicas o empresariales, sino más bien cuando se inició la construcción en Chile de casonas señoriales en las haciendas que tenía la clase dominante en ese tiempo. Cuando se comienza a desarrollar la hacienda y los propietarios comienzan a veranear en ellas, construyen grandes casonas para toda la familia y los primos, por lo tanto, era para tener alojados de 30 a 40 personas.

Estas casonas comienzan a ser construidas al estilo europeo, arquitectura europea de distinto tipo; italiana incluso oriental, porque si iban a veranear a esa casa invitaban también a sus amigos extranjeros, por tanto, esta casona tenía las características de una especie de palacete europeo, pero para darle más características todavía, plantaron parques alrededor y normalmente los árboles que plantaron allí eran todos importados, para reproducir la flora o el bosque europeo al principio, pero después ya comienzan a importar desde Asia menor, Asia, África. Por eso en estos parques ponían un letrerito con el nombre de la especie exótica. Ése fue el inicio.

Al principio la madera que se usaba en Chile era casi toda de Alerce que venía de Chiloé o de Valdivia. Los barcos, las barcazas, los lanchones que se construían, sobre todo en puerto Montt y Constitución, se trabajaban sólo en madera de Alerce, incluso se exportaba al Callao donde los peruanos tenían una construcción de barcos también. El Alerce se usaba muchísimo para la construcción de lanchones y barcos en ese tiempo.

Después, cuando se inició la construcción de palacios en la capital en 1860, 1870, 80, 90; se comenzó también a importar todo el material como el mármol y la madera para las vigas. Éstas venían de Estados Unidos y Canadá, sobre todo Estados Unidos, y eran de pino Oregón.

En el norte se utilizó mucho para las salitreras, para las casas; las casonas que se construían en Iquique; en los puertos, por eso que hasta el día de hoy en Iquique hay todo un barrio construido con madera que es puro pino Oregón, y muchas de las construcciones en Santiago si tú las derrumbas aparece el pino Oregón.

El pino Oregón comenzó a subir de precio y ahí comenzó el interés por plantar pino en Chile, eso ya a fines del XIX y comienzos del XX. Ahí comienza la idea de importar y plantar árboles de este tipo para sustituir el pino Oregón que era muy caro y posteriormente se hizo imposible importarlo por la crisis del peso chileno. Ahí se inicia la importación de pino, tiene que haber sido pino Insigne que se comenzó a utilizar también en la construcción. Y el eucalipto viene más bien vinculado a la formación de los parques de las haciendas y después se convierte en producto industrial.

¿Cómo podrías contextualizar el desarrollo de la industria forestal en Chile desde una perspectiva histórica y económica?

La industria forestal, o sea la plantación especifica de bosques de Pino especialmente y después de Eucalipto, ocurre en tiempos de lo que se ha llamado la pacificación de la Araucanía, sobre todo después de 1880 cuando el ejército entra a ocupar el territorio Mapuche que los españoles habían respetado. Chile decide conquistar ese territorio y lo invade con el ejército y poco a poco va ocupando toda la zona y como era una zona apta para plantar bosques y el Pino Oregón se estaba agotando y el peso chileno ya no servía, se comenzaron a establecer allí fundos madereros en toda la zona al sur del Biobío hasta más o menos la zona de Puerto Montt. Estos fundos madereros se plantaron para sacar madera y trasladarla por ferrocarril a Santiago, desde donde se distribuía para la construcción y una parte de ella se exportaba, pero muy poca.

Entonces la ocupación de la Araucanía por el ejército se tradujo en la hijuelación del territorio y en el remate de las hijuelas en Santiago, entonces mucha gente de Santiago compra las hijuelas y los dedica a las plantaciones de madera, pero lo hicieron no como dueños individuales sino que formando sociedades anónimas y éstas se hicieron asesorar por casas comerciales extranjeras, que les vendían toda clase de maquinaria para aserraderos, para armar barracas, para construir ferrocarriles, incluso para poder proveer de electricidad a las maquinarias dentro de los fundos. Entonces fueron fundos con una mayor inversión de capital y maquinaria moderna que las haciendas del Valle Central.

Obligaron al Estado a que les cobrara un flete muy barato y de esa manera los madereros se convirtieron en un gremio privilegiado y favorecido por éste.

En el marco del siglo veinte ¿Por qué puede afirmarse que la Dictadura constituye un eje para el desarrollo del negocio forestal?

Principalmente porque la dictadura militar aplicó una política de desindustrialización del país y favoreció al capital comercial financiero, por eso se han desarrollado los malls, los supermercados, las multitiendas y toda la banca que está vinculada a eso. La industria, en cambio, ha ido desapareciendo, estamos importando el 95% de las manufacturas que se usan en este país, es todo importado y la mayor parte de China.

Por eso el empresariado chileno que se había estado volcando hacia adentro entre el ’38 y el ’73, con la operación que realiza Pinochet, tuvo que reciclarse; tuvo que reconvertirse. Una parte de ella se concentró en la producción de los productos de exportación: fruta y vino en el valle central, pero en el sur la especialización fue fundamentalmente potenciar la industria maderera.

Por eso, el sector forestal que ya venía privilegiado de antes, se convierte en un sector fundamental, porque se vincula a través de la producción de madera y celulosa con los mercados internacionales, satisfaciendo sus demandas de materia prima.

De este modo, el sector maderero se convierte en un grupo privilegiado, eso explica su expansión y que todos los gobiernos de la Concertación, más el de Piñera, no hayan querido cambiar nada porque, claro, es la base de poder de la oligarquía chilena y por tanto es un rubro intocable.

En Chile el discurso del empresariado forestal y del Estado justifica la expansión de las plantaciones forestales diciendo que detuvo la erosión, aprovechó terrenos improductivos y además genera riqueza y bienestar en la población ¿Cuál es su evaluación de este planteamiento?

Yo creo que es absolutamente falso, porque las plantaciones de Pino y Eucalipto han provocado la muerte de la vegetación intermedia que alberga todas las plantas intermedias, medicinales y la fauna. Eso genera una erosión más rápida, además de la absorción del agua subterránea que hacen estas plantaciones. O sea es falso de que hayan detenido la erosión, han provocado la peor erosión posible que es el desecamiento del agua, tan simple como eso, de ahí la crisis de los recursos hídricos en plena Araucanía, que es una cosa increíble.

Lo otro, que hayan dado empleo a la población es cierto, había una oferta para contratación de trabajadores para las madereras, pero hasta donde entiendo son trabajadores altamente explotados, no tienen un ingreso al nivel de los que tienen los del cobre para generar, a su vez, la expansión de los mercados locales y generar un desarrollo local. En la práctica se sabe que no existe un proletariado forestal fuerte que haya remplazado al proletariado industrial. Entonces ambas afirmaciones son un error.

Y de que hayan inyectado capital en la economía chilena, es altamente discutible porque gran parte de las ganancias de estas empresas se reinvierten en el circuito internacional y una fuerte presencia del capital extranjero también está detrás de ellas, entonces las ganancias no se reinvierten en el desarrollo local, sino más bien salen por los circuitos y llegan a la globalización del capital.

Últimamente han surgido diversas movilizaciones en contra de proyectos que según sus impulsores son beneficiosos para el país. ¿Cómo se explica entonces el rechazo que despiertan?

Como el capitalismo chileno no se orientó por el desarrollo industrial sino que se orientó para la extracción de materias primas, en rigor es un capitalismo extractor. Es una capacidad enorme de extracción que está generando la destrucción del medio ambiente, tanto en el norte como en el sur, y esto afecta inmediatamente a las poblaciones locales.

En la medida que este capitalismo extractor quiere sacar recursos naturales de la tierra, abusando de ella para exportar el máximo y ganar el máximo; está provocando la reacción de las comunidades locales, eso explica la reacción de las comunidades regionales, como las de Magallanes, de Aysén, de Freirina, del Huasco, Tocopilla, Monte negro o Andacollo. Es un movimiento creciente de asambleas ciudadanas que está desarrollando una ofensiva en contra del capitalismo salvaje y contra el Estado que lo protege.

Desde un punto de vista económico y ambiental ¿Podría afirmarse que las plantaciones forestales son sustentables? ¿Por qué?

Claramente no, porque están agotando los recursos naturales del territorio. Si habláramos de sustentabilidad tendríamos que revisar toda la economía de extracción de productos primarios a partir de la lógica de la vida comunitaria. Lo primero es asegurar la vida comunitaria y si definimos los parámetros de cómo tiene que ser una vida comunitaria óptima, entonces vamos a definir los parámetros hasta dónde llega la empresa extractiva, hasta dónde pueden llegar las plantaciones y hasta dónde la comunidad impone sus criterios de administración a estas empresas.

Desde tu opinión, ¿qué podría contribuir a la superación de este modelo extractivista y qué referentes hay para ello?

Las comunidades locales son las únicas que pueden parar estas industrias. Lo demostró Freirina, lo demostraron las comunidades diaguitas de Pascualama, lo demostró Aysén y todos nosotros con respecto a Hidroaysén. Si las comunidades toman consciencia de que tienen la soberanía por derecho propio y se constituyen como un poder local soberano, son los únicos que pueden parar las empresas de este tipo, porque el gobierno central no lo va a hacer.

Son los únicos que pueden derrotarlo, porque conocen el terreno y pelean todos, porque una comunidad peleando tiene las casas como recurso y van todos: las viejas, los viejos, los jóvenes, los niños. Tienen más poder, y una empresa teme mucho a que la comunidad local la asalte, los destruya. La comunidad tiene mucho poder sobre lo local, mucho más que el Estado central. Freirina amenazó con destruir Agrosuper, pero éstos se fueron cuando se dieron cuenta que les iban a incendiar las instalaciones con los chanchos adentro.

Por qué los mapuche están dedicándose a incendiar, porque la comunidad local actúa así: incendia casas; incendia camiones por el momento, porque es la única manera de mandar cambiar a los que no les gusta. Es la presión que si la aumentan los mapuche sobre los forestales, de esa manera van a tener que irse.


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