La socióloga brasileña Fernanda Wanderley señaló que los Gobiernos latinoamericanos deben buscar la protección del medio ambiente y los derechos indígenas, no seguir los patrones de consumo capitalista, procurando la construcción de una economía plural.
Durante el seminario internacional Repensando el Desarrollo en América Latina, organizado por la Universidad Autónoma de Zacatecas, en México, la especialista criticó cómo en los últimos años, los Gobiernos latinoamericanos han permitido una “flexibilización” de la regulación y el control territorial, que antes tenían los pueblos indígenas y campesinos.
Además, dijo, se han incrementado los conflictos sociales alrededor de la explotación de los recursos naturales. Todo de la mano de una preocupante “criminalización y represión contra los activistas ambientales y defensores de los derechos indígenas”.
Ante esta problemática, los Gobiernos latinoamericanos ―particularmente los de corte progresista―, sugirió la socióloga, deben fortalecerse para plantear un modelo alternativo de desarrollo, sumando esfuerzos con los actores reales de la vida económica y social de cada país, como los son las propias organizaciones indígenas, campesinas, artesanales y cooperativistas, que a su vez les permitan hacer una profundización democrática.
En la región se suele comprar la idea de que se tiene que pagar el precio del extractivismo para mejorar las condiciones de la población. La crítica debe estar relacionada con saber por qué no se busca crear otra ruta por parte de los Estados, ya sea conservadores o progresistas, afirmó la especialista, al analizar los dilemas que han enfrentado recientemente Brasil, Ecuador y Bolivia.
La principal problemática social y económica que enfrentan en este momento América Latina y México, en particular, tiene que ver con el control monopolista del capital financiero global, sobre la innovación y la transformación, mencionó.
Este control se da “por la formación de redes globales de capital y de arbitraje laboral mundial”, así como por el acaparamiento y el control de tierras.
Ahí es dónde Estados Unidos y otros países de primer mundo comenzaron a controlar el “general intellect”, con la construcción en distintas ciudades de América Latina de “Sillicon Valley periféricos”, o maquiladoras científicas, al construir un sistema imperial de innovación.
Por su parte, el investigador Gian Carlo Delgado Ramos, del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la UNAM, planteó la importancia de reformular los patrones de consumo y “romper todos los mecanismos” que mantienen las economías latinoamericanas sujetas a la obsolescencia tecnológica, gestionar mejores condiciones de vida, e impedir que nuestros países sigan siendo “reservas estratégicas de recursos naturales y de mano de obra barata”, para las naciones del primer mundo.
“Para esto, indicó el investigador, es necesario reformular los patrones de consumo de energía y materiales. Estos consumos tienen que ser “eficientes y ahorradores”, y eso pasa en mucho “por romper todos los mecanismos de tendencia a la tasa de ganancia”, puntualizó.
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