«Hacia un nuevo pacto con la naturaleza»

Libro de Editorial Académica Española

«Hacia un nuevo pacto con la naturaleza»

Autor: Wari

De la cultura de paz al ecodiseño. Los autores Alejandro Chacón y Sergio Salinas lo plantean como forma de enfrentar la grave crisis ambiental, cuyo ejemplo más visible son los incendios en el Amazonas.

Con la frase de Leonardo Boff: “Hoy gritan las aguas, los bosques, los animales, es toda la Tierra la que grita. Dentro de la opción por los pobres y contra la pobreza debe ser incluida la Tierra y todos los ecosistemas”, parte este libro escrito por un ingeniero mecánico y un Doctor en Estudios Latinoamericanos. En 136 páginas, cuatro capítulos, los autores analizan teorías para entender el cambio de mundo (teoría de conflictos, general de sistemas, futuribles y prospectiva y la del desdoblamiento de Jean Pierre Garnier-Malet. Conversamos con Sergio Salinas, uno de los autores para que nos amplíe algunos de los conceptos aparecidos en este libro[1].

-¿Por qué dos profesores universitarios de diversas disciplinas deciden escriben un libro como este? 

-Por esas “no casualidades” de la vida nos conocimos con Alejandro Chacón hace muchos años en El Ingenio, Cajón del Maipo, Región Metropolitana, Chile. En dicho hermoso lugar no había luz eléctrica. Así aprendimos a realizar caminata tras caminata solo guiados por la posición de las estrellas. De hecho, Alejandro distingue cuatro tipos de oscuridad. La primera se produce cuando hay luna con lo cual es más fácil distinguir las cosas; la segunda se da cuando sólo hay estrellas donde se puede caminar siguiéndolas y diferenciando con dificultad los caminos; la tercera se da cuando no hay luna ni estrellas, ahí el sentido auditivo resulta fundamental reemplazando la visión, al pisar se puede escuchar el pasto o las ramas crujir con lo cual volvemos al camino en que la tierra se sonoriza; la cuarta oscuridad, es la más complicada para caminar en el Ingenio, ya que se daba cuando no había luna, estrellas y llovía ya que el pisar no permitía diferenciar sonidos, sólo el chapoteo del agua confundiéndonos más, pero sólo la experiencia nos ayudaba en ese caso. Al contrario, no podemos dejar de mencionar las luminosidades que se producían los días en que había luna, estrellas y nevaba reflejando aún más esos rayos y reflejos albos, como una lluvia de estrellas. En este maravilloso escenario aprendimos el amor a lo que nos rodea y que todos somos parte de un mismo sistema, es decir somos una Unidad, nosotros, medio ambiente, animales, etc., etc.

-¿Pero la mayoría de sus libros son académicos y en el ámbito de la Ciencia Política?

-Sí, pero como politólogo mi especialidad es Cultura de Paz. No olvidemos que las Naciones Unidas hizo un llamado potente casi de súplica para que los países, la humanidad toda, alcance en el año 2030, 17 objetivos primordiales, con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Esta nueva estrategia debe regir, utópicamente hasta ahora, los programas de desarrollo mundiales hasta 2030. Al adoptarla, los Estados se comprometieron a movilizar los medios necesarios para su implementación mediante alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables. En la resolución se decía claramente: “Estamos resueltos a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales”. Te das cuenta que este llamado es quizás el más importante desde el que se hizo en la Revolución Francesa pero que era demasiado antropocéntrico: Libertad, igualdad y fraternidad. Es notablemente revolucionario este llamado pero no se le ha tomado el peso que realmente tiene.

-A su juicio ¿Cuál es el problema que ha agravado la crisis medioambiental?

-Vamos por partes. El capitalismo neoliberal otorga primacía a los intereses del capital por lo que nosotros, la gran mayoría de la humanidad, debemos poner en el centro la necesidad de mejorar sustancialmente las condiciones de vida y trabajo de la mayoría de la población y de garantizar la reproducción de la vida humana en simbiosis con su entorno planetario.

Insisto, en estos son muchísimos los autores que están de acuerdo en que el problema es la estrategia de acumulación mundial centralizada, la llamada globalización neoliberal, desplegada en las últimas tres décadas y media, que articula nuevas modalidades de generación y apropiación de riqueza que le permite a los monopolios y oligopolios transnacionales acceder a fuentes de ganancia extraordinaria. Producto de una nueva división internacional del trabajo basada en la configuración de cadenas globales de producción y el uso masivo de fuerza de trabajo barata; la incorporación de la mayoría de los recursos naturales al proceso de valorización de capital, tanto de la litosfera como de la biosfera; la privatización de medios de producción y sectores económicos estratégicos; la sobreexplotación del trabajo directo, generación de una desbordante sobrepoblación e incremento de la migración forzada y la privatización del conocimiento mediante la propiedad intelectual y explotación del ‘capital humano’, es decir, la pretensión de subsumir realmente el trabajo científico-tecnológico, donde también participa la migración de trabajadores altamente calificados.

La respuesta, como dije anteriormente, significa colocar en el centro el sistema de reproducción de la vida humana en el planeta, dentro del proceso de metabolismo social humanidad-naturaleza. Esta alternativa tiene en su vientre la necesidad de generar cambios profundos en las estructuras de la sociedad capitalista y en el entramado institucional y político que le da soporte, en beneficio de la mayoría de las clases sociales que ha sido paulatinamente despojada de sus medios de producción y subsistencia, expuesta a condiciones altas de explotación laboral, excluida de los procesos de producción social y generación de conocimiento, confinada a espacios de hacinamiento y servicios precarios, expuesta a la compra de alimentos y medicinas caros, pese a su abundancia en el mercado, aunado al hecho de que la violencia social y estatal se ha desatado por todos los rincones del planeta y la militarización ha significado en distintos ámbitos geográficos una escalada violentamente asesina. Esta opción no se inscribe en un abstracto humanitarismo, que no identifica las relaciones de conflicto y desigualdad prevalecientes en la sociedad capitalista, sino que reclama la necesidad de ir al fondo del problema y plantear estrategias posneoliberales y poscapitalistas que deben ser inventadas.

-¿Cómo se combate esta violencia institucional?

-El destacado académico catalán, Vicenç Fisas, quien fue mi profesor, señaló que la cultura de la violencia es cultura en la medida en que a lo largo del tiempo ha sido interiorizada e incluso sacralizada por amplios sectores de muchas sociedades, a través de mitos, simbolismos, políticas, comportamientos e instituciones, y a pesar de haber causado dolor, sufrimiento y muerte a millones de seres humanos, naturales o animales. Fisas señala que existe una cultura de violencia cuando las acciones de naturaleza violenta suelen ser el patrón legítimo de respuesta frente al conflicto. Debe hablarse de cultura de violencia, entonces, cuando ésta resulta ser el mecanismo comúnmente empleado (y también aceptado) para resolver conflictos y mantener conflictividades y decimos mantener, ya que a través de las conflictividades se perpetúan las inequidades y las exclusiones de todo tipo, con lo cual suelen beneficiarse unos grupos, obviamente, en detrimento de otros. Como señaló Federico Mayor Zaragoza, director general de la Unesco entre 1987 y 1999: “El gran desafío de la humanidad en su conjunto es hacer realidad, en los albores de siglo y de milenio, una cultura de diálogo, conciliación, alianza y paz”.

-¿Cómo calza el ecodiseño en este escenario?

-Como vimos, el modelo de desarrollo económico imperante en nuestros días está generando una elevada presión sobre el entorno social y ambiental (conflictos armados, hambre, agotamiento y degradación de los recursos naturales, pérdidas en biodiversidad, cambio climático, por nombrar algunos temas). Como señala el profesor Departamento de Ingeniería Química e Investigador del grupo Sostenipra del Instituto de Tecnología Ambiental (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Rieradevall i Pons, un indicador de esta situación es que todavía existen más de dos mil  millones de habitantes en el mundo que necesitan consumir más para poder sobrevivir. Esta situación puede agravarse en el futuro, si consideramos que en 2050 la población mundial será de unos nueve mil millones de habitantes sino se realizan acciones de prevención ambiental y de fomento del desarrollo sostenible. Algunas de las estrategias destinadas a fomentar el desarrollo sostenible, que se asocian a estilos de vida respetuosos con el medio ambiente y a una nueva economía verde más sensible a los aspectos ambientales y sociales son: El ecoconsumo (compra verde y la compra de productos de comercio justo) y la producción de ecoproductos (ecodiseño).

El ecodiseño es una metodología que, mediante una serie de herramientas, permite detectar, medir y priorizar los impactos ambientales que se generan a lo largo y en cada etapa del ciclo de vida de los productos y servicios, para luego diseñar nuevas soluciones. Se basa en el principio de prevención, ya que realiza acciones desde la etapa de diseño, cuando el producto aún no existe, de esta manera se obtienen resultados innovadores y de bajo impacto ambiental a nivel sistémico, al contrario de lo que ocurre cuando se realizan acciones de manera aislada reparando productos que ya existen, como por ejemplo un cambio de material, en donde solo se obtienen resultados parciales. Alejandro es la persona que ha introducido esta metodología en Chile, al principio con muchas dificultades, ya que la educación medioambiental en Chile aún no es tema importante.

Existe un extraño mapamundi, “corresponde a la huella ecológica de cada país (los datos son de 2006; ahora muchos están más gordos)”[2]:

La huella ecológica es el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesario para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico de forma indefinida.

El cálculo de la huella ecológica tiene en cuenta los siguientes aspectos: La cantidad de hectáreas utilizadas para urbanizar, generar infraestructuras y centros de trabajo; las hectáreas necesarias para proporcionar el alimento vegetal consumido; la superficie necesaria para pastos o granos que alimenten al ganado; la superficie marina necesaria para producir el pescado consumido; las hectáreas de bosque necesarias para asumir el CO2 que provoca nuestro consumo energético. Si analizamos los componentes de dicha huella ecológica, veremos que el mayor impacto no está en el transporte, o los aparatos tecnológicos, sino que la mitad de la huella la componen dos elementos, la vivienda y la alimentación

-¿Con qué mensaje le gustaría terminar esta entrevista?

-Con una frase de Annie Leonard, en su libro la Historia de las cosas, que bien podría rememorar a nuestro “El Ingenio”: “Crecer en el verde y cautivante de Seattle durante los años setenta era una experiencia idílica, pero el verdadero deleite llegaba en el verano, cuando mi familia y yo amontonábamos los bártulos de camping en la camioneta y enfilábamos hacia la deslumbrante Cordillera de las Cascadas. Como en aquellos días aún no había dvd en el asiento trasero, durante el viaje miraba por la ventanilla y me sumergía en una atenta contemplación del paisaje. Año a año notaba que los minicentros comerciales y las casas se extendían un poco más lejos, mientras que los bosques iban menguando y empezaban más adelante. ¿Adónde iban a parar mis adorados bosques?».

Por Aldo Fernández

NOTAS

[1] El libro se puede adquirir en https://www.amazon.com/Hacia-nuevo-pacto-naturaleza-Ecodise%C3%B1o/dp/620003611X

[2] Véase en  Ecodiseño, Países flacos y países gordos: http://ecodiseno.cl/paises-flacos-y-paises-gordos/


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