La peor sequía de la que se tenga memoria está arrasando partes del este de Australia y poniendo en dificultad el trabajo de los agricultores para salir adelante. Muchos de ellos se hacen preguntas sobre el futuro de su labor y de su producción.
Las escasas lluvias que cayeron a principios de esta semana aliviaron apenas levemente las consecuencias de las altas temperaturas, que redujeron a polvo grandes extensiones de cultivos y de pastos.
Una cuarta parte de la producción agrícola de Australia se cultiva en Nueva Gales del Sur. El Gobierno estatal ofreció más de 1.000 millones de dólares australianos en fondos de emergencia a los agricultores.
También se desbloqueó dinero para los servicios de ayuda psicológica, para apoyar a agricultores que menudo viven muy aislados, ya que las autoridades temen un alza de los suicidios.
En las antípodas, una sequía de una violencia inusitada quema los cultivos australianos, diezma los rebaños y causa estragos en la economía de agricultores y ganaderos.
Las pistas circulares de arado seco semejan los círculos concéntricos en las pinturas aborígenes que refieren a una mitología antigua. El ganado hambriento haciendo fila para alimentarse parece una pintura abstracta y las sombras negras que se extienden por la tierra una imagen surrealista.
La Oficina Australiana de Meteorología dice, además, que algunas partes de Australia experimentaron el segundo verano más cálido (diciembre-febrero) y acaban de pasar por uno de los otoños e inviernos más secos y cálidos (marzo-mayo y junio-julio).
Los agricultores también se ven obligados a racionar el agua tanto para su familia como para sus rebaños, ya que sus pozos están prácticamente secos. Algunos ya prevén abandonar unas propiedades por las que pasaron varias generaciones antes que ellos.
“Sería la primera vez en dos generaciones, desde 1930, en que no tuviéramos cosechas de otoño o de invierno”, reconoce Greg Stones, propietario de una granja cercana a Gunnedah, a cinco horas de ruta al norte de Sidney.
El país está habituado desde hace tiempo a los fuertes calores y sus habitantes desarrollaron una notable capacidad de resiliencia. Pero los episodios de sequía que viven actualmente algunas regiones del este de Australia son los peores en medio siglo.