El Amazonas fue por mucho tiempo un territorio indómito, porque para penetrar en él había que cruzar sus enormes y venerables ríos. Las centenares de comunidades indígenas que en esta zona se desarrollaron fueron, por ello, civilizaciones hidráulicas, cuyos sorprendentes sistemas de vida se conservaron aún después de la colonia.
En la Amazonía boliviana, hace más de mil años, los pueblos indígenas tenían una tecnología de agricultura que hoy no hemos podido superar, ni siquiera igualar. Nuestros ancestros controlaban los flujos de agua con maestría, esos que en el Amazonas son salvajes e impetuosos.
Para ello, los indígenas construían gigantescos terraplenes de un metro de altura, a partir de piedra y barro, los cuales les permitían seguir sembrando en la llanura, aún en tiempos de lluvia. Éstos terraplenes se comunicaban por un complejo sistema de ríos. Para el tiempo de estiaje, los indígenas contaban con lagunas artificiales que les permitían seguir cultivando durante la sequía.
Así, en el Amazonas todo el año era época de cultivo.
https://www.youtube.com/watch?v=Y4lqEpGVrs8
Además, estos pueblos sabían sobre agricultura sustentable, aunque ni siquiera la llamaban así. Era en realidad una práctica orgánica en todo el sentido de la palabra, que consistía en transformar el suelo para su beneficio, pero sin detrimento de la naturaleza, sino al contrario, era una relación de mutuo beneficio.
Al parecer, los indígenas se valían de diversas técnicas para lograrlo, entre ellas la utilización de composta. De esta forma podían plantar cultivos comestibles en la jungla: maíz, yuca y papa era lo que cultivaban hace 4,500 años, sin destruir los nutrientes naturales del suelo, como en cambio sucede hoy en día.
Esto fue comprobado por un estudio realizado por científicos de la Universidad de Exeter en Reino Unido, quienes examinaron el suelo de la jungla amazónica Según Yoshi Maezumi, director del estudio, «ellos cultivaban de una manera que involucraba el continuo enriquecimiento y reutilización del suelo, en lugar de expandir el territorio para la labranza. Era una forma mucho más sustentable de agricultura».
Esto permitía, además, que los indígenas plantaran más allá de los ríos y lagos. «Podían hacerlo en todos lados de manera eficiente y sin dañar su hábitat:. De hecho, se cree que ellos contribuyeron en gran medida a la increíble biodiversidad que distingue al Amazonas».
Toda la jungla era su lugar de cultivo, sin que hubiera de por medio una extensión de suelos antinatural para la labranza que pudiese impactar negativamente los ciclos naturales del suelo y la vida. Incluso, los cultivos de los pueblos amazónicos son sin duda un ejemplo de sustentabilidad muy avanzada, a la que hoy deberíamos aspirar.