5.000kms devastados por incendios en Indonesia, una catástrofe medioambiental invisible para el resto del mundo. Una gran zona de la Tierra está en llamas. Es tal y como uno podría imaginarse el infierno. Se está produciendo más dióxido de carbono que el generado por toda la industria de Estados Unidos y en sólo tres semanas, los incendios han lanzado más CO2 que las emisiones anuales de Alemania.
Los niños están siendo preparados para la evacuación en buques de guerra; algunos ya se han asfixiado hasta morir. Las especies se esfuman a una velocidad incalculable. Es probablemente el mayor desastre ambiental del siglo XXI -por ahora-. El aire se ha convertido ocre: la visibilidad en algunas ciudades se ha reducido a 30 metros.
No son sólo los árboles que están quemando. Es la tierra misma. Gran parte del bosque se sienta en grandes cúpulas de turba. Cuando los incendios penetran en la tierra, puede arder durante semanas lanzando nubes de metano, monóxido de carbono, el ozono y los gases como el cianuro de amonio.
¿Por qué está pasando esto? Muchas empresas llevan años deforestando los bosques tropicales de Indonesia para producir aceite de palma. Así, destruyen el hábitat natural de especies además de generar conflictos en las comunidades locales y contribuir negativamente al cambio climático. Los bosques de Indonesia han sido fragmentados durante décadas por las empresas madereras y agrícolas.
Las empresas plantadoras se encargan de destruir lo que queda de la selva para plantar monocultivos de madera para pulpa y aceite de palma. La forma más fácil de limpiar la tierra es transformar el bosque en una antorcha. Era sin duda, también la fórmula perfecta para que tarde o temprano ocurriera una catástrofe ambiental como la que está sucediendo mientras la comunidad internacional mantiene su silencio y vergonzosa complicidad.