Industria salmonera otra vez al banquillo: ahora por los antibióticos

Un litigio de cuatro años entre las salmoneras y la ONG Oceana obligó a las empresas a entregar información sobre la cantidad de antibióticos que usan en su producción. Es primera vez que se obtienen estos antecedentes, sin embargo, aún queda mucho por conocer.

Industria salmonera otra vez al banquillo: ahora por los antibióticos

Autor: Javier Karmy

Mientras que en la industria bovina a nivel mundial se usan 45 gramos en promedio de antibióticos al año por tonelada producida, en la industria salmonera hay empresas que han llegado a utilizar 950 gramos por tonelada producida de salmón. Esto es un dos mil 111 por ciento más que lo que usa la industria bovina a nivel mundial.

La lista de las empresas que utilizan más antibióticos en el cultivo de salmones lo encabezan Australis Mar y Trusal S. A., con más de 900 gramos de antibióticos por tonelada producida. Luego, Salmones Aysén, Salmones Multiexport S. A. (que solo reveló el uso total de antibióticos del año 2014) y, por último, Salmones Camanchaca, que utilizó unos 600 gramos por toneladas producida.

Tanto Aqua Chile como Ventisqueros se encuentran entre las ocho compañías que más antibióticos usaron en términos absolutos entre 2012 y 2014. De hecho, la primera de ellas lidera ese ranking con más de 150 toneladas, mientras que Ventisqueros es séptima, con 60 toneladas.

Las empresas que menos antibióticos usaron fueron Salmones Caleta Bay S.A., seguida por Landes Fish Farming S.A., Marine Harvest S.A., Salmones Antártica S.A. y Mainstream S.A.

Pese a la existencia de estos datos, “sigue siendo grave que las salmoneras chilenas nieguen información”, sostiene Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de la ONG internacional Oceana. Esto, porque la propia Justicia estableció claramente que los ciudadanos tienen derecho a conocer la forma en que se producen las especies que adquieren y consumen. “La información que aún esconden compromete gravemente el interés público, por lo que se hace urgente que la industria salmonera en su totalidad transparente sus números”, sostiene Van der Meer.

El “secreto empresarial”

La información que solicitó Oceana al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) fue sobre el uso de antimicrobianos en la salmonicultura nacional e información desagregada por empresa y centro de cultivo, además de cantidades y clases de antibióticos usados por la industria del salmón de cultivo. Pero debido a la fuerte oposición de las empresas salmoneras para entregar esos datos, pasaron casi cuatro años de litigios judiciales en los que se mantuvo la información reservada por considerarla “secreto empresarial”.

El año 2013 Oceana solicitó a Sernapesca, por Ley de Transparencia, los datos para los años 2009, 2010, 2011, 2012 y 2013, y luego agregó los datos de 2014. Sernapesca consultó a las empresas involucradas que denegaron la información. Oceana apeló al Consejo para la Transparencia, el que recogió parcialmente la solicitud de la ONG, por lo que acudió a la Corte de Apelaciones para que entregaran la información solicitada en su totalidad. El tribunal de alzada falló a favor de Oceana y las empresas salmoneras pusieron un recurso de queja por el actuar de los ministros de la Corte de Apelaciones. Finalmente, la Corte Suprema confirmó la resolución de Apelaciones y las salmoneras se vieron obligadas a entregar la información.

Es  importante mencionar que las empresas que más negaron la entrega de antecedentes, haciéndose parte de todas las instancias judiciales de este proceso que involucró a la Corte de Apelaciones, la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional, fue Salmones Multiexport S. A., que actualmente sigue negando los datos sobre su producción. Le siguen en esa política de secretismo Aqua Chile, Australis Mar y Ventisqueros, las cuales no dieron a conocer los datos de producción correspondientes a 2012 y 2013. Sin embargo, respecto de las dos primeras, la información se obtuvo de sus reportes de sustentabilidad.

“Las cifras revelan el uso indiscriminado de antibióticos”

Liesbeth van der Meer explica que esta información la solicitaron por años a través de largos procedimientos judiciales y “hoy día por primera vez se transparenta”. Agrega que “las cifras que estamos dando a conocer revelan el uso indiscriminado de antibióticos en la industria salmonera”.

La directora de Oceana explica a El Ciudadano que antes lo que se tenía eran cifras totales de uso de antibióticos de la industria salmonera en general, «lo que no permitía realmente saber cuáles empresas eran las que estaban usando una cantidad indiscriminada de antimicrobianos”. Por eso, insiste en que la victoria obtenida hoy es importante, pues ahora -argumenta- se cuenta “con información del uso de antibióticos y la producción por empresa”.

Además, sostiene que “para obtener estos datos, tuvieron que pasar cuatro años; es de esperar que cuando solicitemos los datos de los años 2015 y 2016 no tengamos que esperar otros cuatro años y las empresas voluntariamente accedan a transparentar sus modos de producción”. Información -apunta- «que es de interés público». “La ciudadanía tiene derecho a saber la forma en que se producen los alimentos que consume”, dice Van der Meer, agregando que “la información recibida es solo la punta del iceberg sobre la cual podemos hacer algunos análisis, pero sin duda, aún falta”.

Consecuencias para la salud

El uso indiscriminado de antimicrobianos en la producción salmonera no significa que haya trazas de antibióticos en la carne de salmón, pero, como explica van der Meer, “el uso excesivo contribuye a la propagación de lo que se conoce como resistencia bacteriana”.

Esto es un tema de preocupación mundial. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que producto del abuso de antimicrobianos se está contribuyendo a la propagación de la resistencia bacteriana, que es uno de los mayores problemas de salud pública actual. Esta resistencia se produce cuando las bacterias se hacen más fuertes y los antibióticos destinados a combatirlas ya no son capaces de eliminarlas. “Al usar demasiados antimicrobianos quedan restos que se traspasan al medio ambiente, generando bacterias que se hacen resistentes y que podrían eventualmente transmitirse entre animales y entre humanos”, sostiene la directora de Oceana.

Javier Karmy Bolton


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