Una investigación encubierta ha revelado cómo un solo pequeño pueblo de China se ha convertido en el mayor centro mundial de tráfico ilegal de marfil. El asentamiento anónimo en el sur de China se terminó transformado silenciosamente en un importante centro para el contrabando de marfil desde África, donde hasta 20 bandas criminales operan con aparente impunidad.
Un registro audiovisual, realizado por la Agencia de Investigación Ambiental (Environmental Investigation Agency o EIA), mostró ampliamente cómo la ciudad de Shuidong, provincia de Guangdong, ha emergido como el centro mundial de tráfico de marfil. Estiman que de todo el marfil obtenido ilegalmente desde África, aproximadamente un 80% pasa a través de Shuidong. Este es un hallazgo extraordinario que muestra el rol de la pequeña ciudad en una actividad que pone en grave peligro la vida silvestre.
La investigación fue publicada en un informe titulado «The Shuidong Connection», y detalla un trabajo de tres años, en que agentes se infiltraron y construyeron un cuadro extraordinariamente detallado de cómo las bandas criminales y los sindicatos operan fuera de Shuidong. Los realizadores encontraron un sistema eficiente y adaptable que pone los pelos de punta, donde un solo grupo opera diligentemente, enviando 20 cargas de marfil en un solo año.
Mientras las autoridades chinas ponían mano dura sobre los envíos de marfil procedentes de Tanzania, los traficantes cambiaron su centro de operaciones a Mozambique, y cuando en China el valor del marfil de África Oriental se desmoronó, los criminales se diversificaron y estratificaron, centrándose además en el marfil de los elefantes del bosque: un negocio más lucrativo. En lugar de que los envíos llegasen directamente de Mozambique, los colmillos -camuflados en contenedores de plástico- fueron desviados, siguiendo una ruta indirecta por Corea del Sur.
Los autores descubrieron que las agrupaciones criminales estaban tomando sus ganancias y las estaban reinvirtiendo en el comercio ilegal, trabajando en Shuidong durante los últimos 10 años y estableciendo un negocio seguro que involucró sobornos a los funcionarios locales.
La investigación sobre el comercio ilícito de marfil ocurre cuando el gobierno chino ha logrado grandes progresos en la lucha contra este mercado. Las fábricas de talla de marfil patrocinadas por el gobierno cerraron y, para fin de año, la administración también se propuso cerrar todo el mercado legal dentro del país. Estas resoluciones y acciones son mucho más severas de lo que el mundo esperaba de China, y hacen palidecer a las políticas de muchos otros países respecto de este tema.
«La decisión del gobierno chino de cerrar su mercado interno de marfil para fines de 2017 es una respuesta admirable a la creciente presión internacional para poner fin a la matanza a escala industrial de los elefantes de África», explicó Mary Rice, directora ejecutiva de la EIA. «Lo que la EIA descubrió en Shuidong, sin embargo, muestra claramente que las redes criminales transnacionales están operando con una impunidad casi total. Es vital que los organismos encargados de hacer cumplir la ley en África y China, pongan a estos criminales fuera del negocio inmediatamente».
Artículo original en IFLScience
Versión español, El Ciudadano