Dos estudios alertan sobre la presencia de microplásticos en la atmósfera
Los microplásticos pueden viajar a través de la atmósfera a distancias de al menos 100 kilómetros y terminar en regiones muy alejadas de su fuente de emisión original.
La sorprendente conclusión fue revelada por el estudio titulado «Transporte atmosférico y disposición de microplásticos en una cuenca de captación remota», publicado en la revista especializada Nature Geoscience.
Luego de la investigación sus autores informaron cómo hasta el momento, existía una gran laguna de información sobre si la contaminación por microplásticos podía viajar a través de la atmósfera y es esto precisamente lo que Deonie Allen del Laboratorio de Ecología funcional de Touluse y sus colegas pudieron comprobar, reseñó el portal National Geographic.
Con anterioridad estas minúsculas piezas de plástico ya se habían encontrado en ríos y océanos de todo el mundo, así como en las aisladas y prístinas regiones polares, sin embargo, las investigaciones habían sugerido que estos microplásticos habían llegado a su destino al viajar largas distancias a través de los ríos.
El equipo que llevó a cabo su investigación en una cuenca remota de los Pirineos franceses durante un período de cinco meses, encontró que cantidades sustanciales de microplásticos y residuos de fibra se acumulaban en sus alrededores.
Hallaron partículas de tamaños menores de cinco milímetros de largo, muchas de ellas no perceptibles a simple vista, los científicos pudieron calcular la tasa de deposición diaria de microplásticos que se sitúa en unas 365 partículas por metro cuadrado.
De este modo, usando simulaciones atmosféricas, los autores demostraron que los microplásticos pueden viajar a través de la atmósfera desde distancias de al menos 100 kilómetros, proporcionando una explicación a cómo podía haberse encontrado tal cantidad en una zona de montaña como los Pirineos.
Este estudio sugiere que el transporte atmosférico puede ser una vía importante por la cual los microplásticos alcanzan e impactan regiones prístinas que se creían ajenas al problema, pero también el indicio necesario para sospechar que además del plástico que acaba en nuestro organismo a través de su acumulación en las cadenas tróficas, podríamos estar respirando considerables cantidades de plástico.
Si el hecho de estar respirando plástico podría resultar suficientemente dramático, a esto debemos añadir otra mala noticia. Un equipo dirigido por la doctora Sasha Tetu, de la Universidad Macquarie, dio a conocer los resultados del estudio «Los lixiviados plásticos perjudican el crecimiento y la producción de oxígeno en Prochlorococcus”. El estudio descubrió una bacteria fotosintética abundante del océano.
Podríamos pensar que el oxígeno en la Tierra procede en su totalidad de las plantas. No obstante, nada más lejos de la realidad, el 10% del oxígeno que respiramos proviene de un género de bacteria llamada Prochlorococcus que habita en el océano. Y ahora las pruebas de laboratorio de Tetu han demostrado que estas bacterias son susceptibles a la contaminación plástica.
«Encontramos que la exposición a sustancias químicas filtradas por la contaminación plástica interfirió con el crecimiento, la fotosíntesis y la producción de oxígeno de Prochlorococcus, la bacteria fotosintética más abundante del océano» explicó la investigadora.
Dijo que “ahora nos gustaría explorar si la contaminación plástica está teniendo el mismo impacto sobre estos microbios en el océano»
Se estima que la contaminación plástica causa pérdidas anuales por un valor de más de 13.000 millones de dólares en daños económicos en los ecosistemas marinos, y el problema solo empeora, ya que se estima que el peso del plástico en los océanos superará al de los peces para el año 2050.