Jóvenes colombianos dejan las armas y se organizan para salvar la Amazonía

La ONU a coordinado ente proceso a través de la agencia para la Alimentación y la Agricultura FAO

Jóvenes colombianos dejan las armas y se organizan para salvar la Amazonía

Autor: Sofia Belandria

Mas de 1.000 familias han firmado pactos ecológicos, en el marco de los acuerdos de paz de la nación neogranadina, que invitan a la reincorporación social de jóvenes en actividades medioambientales


Desde la firma de los Acuerdos de Paz en La Habana en 2016, la reincorporación social de los jóvenes reclutados por grupos paramilitares en la Amazonía colombiana era un reto para la construcción de una nación pacífica. Sin embargo, un pacto ecológico está haciendo la verdadera revolución y los ayuda a encontrar su lugar sin armas.

En las cuencas de los ríos Guaviare y Guayabero, en el Amazonas de Colombia, más de 1.700 jóvenes y más de 1.000 familias han firmado pactos ecológicos para cuidar y proteger el medioambiente. Entre ellos, hay cientos de excombatientes que cambiaron la lucha armada por la lucha ecológica. Hoy,  trabajan para salvar los bosques y preservar un ecosistema como formas de mantener la paz territorial. 

Esta oportunidad de reconciliación se dio a raíz del proyecto Amazonía Joven creado en 2018 con el apoyo de Naciones Unidas (ONU). Ana Carrizosa, especialista de la agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en Colombia y una de las coordinadoras del programa relata de qué se trata.

«Estos jóvenes viven en territorios que fueron afectados por la violencia, pero hoy desarrollan una serie de actividades económicas sostenibles que buscan conservar los bosques, frenar la agricultura ilícita y promover la adaptación al cambio climático», contó Carrizosa.

En el Guaviare existen dos espacios para la capacitación y reincorporación de los excombatientes diseñados por el Estado colombiano. «Allí trabajamos con ellos y los incorporamos a los procesos de generación de ingresos y seguridad alimentaria», explicó la especialista desde FAO Colombia.

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Foto @FAO_Colombia

Amazonía Joven surgió como una necesidad tras la firma de los Acuerdos de paz en La Habana. En más de un año de trabajo, cientos de pactos ecológicos fueron firmados con las familias y jóvenes del departamento del Guaviare, uno de los más afectados por los conflictos armados. Las cuencas de los ríos Guaviare y Guayabero han sufrido históricamente un proceso de marginalización territorial y abandono estatal. 

El panorama de tierra sin ley llevó a que la Amazonía colombiana se convirtiera en una mina de oro para la cultura extractiva de recursos: ganadería, explotación de maderas… sin mencionar la mayor fuente de ingresos de la zona: los cultivos de coca y la minería ilegal.

Esta parte de la Amazonía ha sido un corredor estratégico del conflicto armado en Colombia: por ahí se desarrollan procesos no sólo de narcotráfico y demás economías ilegales, sino también al reclutamiento de niños y jóvenes nativos de la región. 

«Por ello, tras los Acuerdos de La Habana hubo tanto interés en buscar un proyecto que pudiera transformar estos corredores de la guerra en corredores de vida», destacó Carrizosa.

Durante mucho tiempo, el Guaviare estuvo expuesto a una deforestación indiscriminada y es el segundo departamento más deforestado del país. En 2018 se perdieron casi 40.000 hectáreas de selva. Para frenar las prácticas que destruyen los bosques, Amazonía Joven engloba tres grandes ejes de acción: 

  • negocios verdes sostenibles, innovadores, incluyentes que conserven la Amazonía;
  • alfabetización tecnológica; 
  • alimentación sostenible. 

¿Qué son los pactos ecológicos?

La propuesta de los pactos ecológicos es lograr que los ganaderos y productores de la zona, que tienen sus fincas en los alrededores de las cuencas de estos ríos, se comprometan a conservar al menos un 20% del bosque que está en sus territorios.

«Lo que nosotros queremos es que haya un ejercicio por parte de los jóvenes donde conozcan su historia, pero también entiendan que a partir del proceso de paz y con algunas oportunidades ellos pueden salir adelante y que se apropien de su territorio con una conciencia ecológica. Que entiendan que no pueden seguir deforestando, contaminando los ríos y que hay otra forma diferente de hacer las cosas sin dañar su territorio», indicó Carrizosa.

Para FAO Colombia, generar estas oportunidades requiere que el Gobierno mejore los bienes públicos para generar una verdadera inscripción socioeconómica. Pero en la medida que esto no se da, la acción se enfoca en mejorar los entornos de estas familias, ya sea en acceder a la energía eléctrica con paneles solares, el servicio de agua potable a través de filtros o reparando vías para que puedan sacar sus productos. Es la única forma de lograr una sostenibilidad de los procesos que venimos haciendo. 

«El reto que tenemos con los jóvenes por la situación de guerra que ellos han tenido que vivir es grande, pero al menos la apuesta que tenemos con el proyecto es dejar la semilla sembrada de que es posible otro mundo, otra forma de vivir, que hay oportunidades», concluyó la especialista.

Cortesía de Sputnik

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