Eliminar la historia, cultura y espiritualidad
La Resolución de Calificación Ambiental (RCA) de la central hidroeléctrica Osorno, postula que la empresa debe cumplir con la consulta previa libre e informada a las comunidades indígenas. Pero esto fue aprovechado por la compañía, por medio de la cuestionada Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), la que a través de una práctica conocida hace años, creó comunidades jurídicas ficticias pero legales, más conocidas como “palos blancos”, con personas que nunca vivieron en los territorios en cuestión y que no han tenido vínculo con los espacios ceremoniales.
Empleados de la empresa Pilmaiken S.A. fueron a las casas de algunas personas con la excusa de firmar un documento para asistir a una reunión con la compañía, el que fue firmado por personas que no saben leer. También se falsificaron avales y nunca se realizaron sesiones abiertas en el sector, ni actas legítimas donde estén las firmas de las personas y las autoridades ancestrales del territorio, según denuncian los defensores del ngen Kintuante. A pesar de estas sucias prácticas, los funcionarios no consiguieron el aval de la machi de la zona, Millaray Huichalaf, de la comunidad El Roble, ni tampoco del Lonko Rodelio Torres Chiuca, de la comunidad Mantilhue.
Ante los estudios presentados por la empresa en aspectos culturales, diversas observaciones por parte de las comunidades y profesionales se continúan sumando. En este territorio existe una gran carga cultural y espiritual en torno al río y por tanto existe la necesidad de proteger el ecosistema, las desembocaduras y los cauces, pero todo esto no ha sido tomado en cuenta por las diferentes oficinas estatales.