Investigadores han informado que algunos de los baobabs más antiguos y grandes de África han muerto abruptamente en la última década.
Estos árboles tienen edades entre los 1.100 y los 2.500 años y en algunos casos son tan anchos como un autobús. Aunque deberían haber vivido más tiempo, es probable que hayan sido víctimas del cambio climático.
«Informamos que han muerto nueve de los 13 individuos más antiguos, o que al menos han muerto algunas de sus partes. Los tallos más antiguos han colapsado en los últimos 12 años», escribieron los científicos en la revista Nature Plants, donde describen «un evento de magnitud sin precedentes».
El coautor del estudio, Doctor Adrian Patrut de la Universidad Babeş-Bolyai en Rumania, ha dicho que es «impactante y dramático» ser testigo de la desaparición de tantos árboles milenarios.
Entre los nueve baobabs identificados, había cuatro de los más grandes de África. Si bien la causa de la muerte no está clara, los investigadores sospechan que la desaparición de estos gruesos y emblemáticos árboles puede estar asociada con cambios significativos de las condiciones climáticas que afectan al sur de África.
Aunque el equipo de investigadores de Rumania, Sudáfrica y Estados Unidos, afirmó que se necesita más investigación para apoyar o refutar esta hipótesis.
Entre 2005 y 2017 los investigadores censaron más de 60 baobabs africanos «prácticamente todos conocidos, muy grandes y potencialmente viejos». Al cotejar datos sobre circunferencia, altura, volumen de madera y edad, notaron el «hecho inesperado e intrigante» de que la mayoría de los árboles más viejos y grandes murieron durante el período de estudio. Todos estaban en el sur de África, en Zimbabwe, Namibia, Sudáfrica, Botswana y Zambia.
El baobab es el árbol de floración más grande y longevo. Se encuentra naturalmente en la región de la sabana africana y en las áreas tropicales a las que se introdujo fuera del continente. Es una planta de aspecto extraño, con tronco muy grueso y ramas parecidas a raíces nudosas que alcanzan el cielo, dándole una apariencia muy particular.
El árbol icónico puede vivir hasta los 3.000 años, según el sitio web del Parque nacional Kruger en Sudáfrica, un hábitat natural para los baobabs.
Esta especie es una fuente de diversos recursos. Sirve como una gran reserva de agua y da frutos que alimentan a animales y humanos. Sus hojas se pueden hervir y comer como un acompañamiento similar a la espinaca o se pueden usar para hacer medicinas tradicionales. La corteza se machaca y se hila formando cuerdas para cestas, telas y sombreros impermeables.
El propósito del estudio fue aprender cómo los baobabs llegan a ser tan enormes. Los investigadores utilizaron datación por radiocarbono para analizar muestras tomadas de diferentes partes del tronco de cada árbol y así descubrieron que crece no a partir de uno, sino de múltiples tallos centrales. Según el Parque Kruger, los baobabs son «muy difíciles de matar».
«Pueden quemarse o despojarse de su corteza; simplemente formarán una nueva y seguirán creciendo», afirma Patrut. «Cuando mueren, simplemente se pudren por dentro y colapsan de repente, dejando un montón de fibras», agrega.
De los 10 árboles enumerados por los autores del estudio, cuatro murieron por completo, lo que significa que todos sus tallos múltiples se derrumbaron y murieron juntos, mientras que los otros sufrieron la muerte gradual de una o varias partes.
El árbol más antiguo por lejos, del cual todos los tallos colapsaron en 2010-2011, fue el árbol Panke en Zimbabwe, del que se estima que existió durante 2.500 años. El más grande conocido, llamado Holboom, vivió de Namibia. Tenía 30,2 metros de altura y una circunferencia de 35,1 metros.
Fuente: The Guardian