El famoso supervolcán del Parque Nacional Yellowstone (NPS), en Estados Unidos, ha estado muy sacudido por terremotos. Los mapas geofísicos muestran cómo este ha cambiado su forma continuamente. Las probabilidades de que el volcán tenga una erupción este año son de alrededor de una en 730 mil, e incluso si hubiera una, el flujo de lava tendría un ritmo muy lento, informa IFLScience.
Sin embargo existe la posibilidad de que un día este hervidero estalle en una supererupción que, entre otras cosas, podría devastar al país de norte, destruir gran parte de la agricultura mundial, gatillar un colapso económico y matar a cientos de miles de personas –principalmente por causa de la hambruna.
Es por eso que un equipo de la NASA ha elaborado un plan bastante atrevido para evitar que esto ocurra: perforar la cámara de magma y enfriarla.
Como informó BBC Future, un estudio realizado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la agencia espacial, confirmó que la amenaza de una erupción supervolcánica era mucho más pronosticable que la de un asteroide o impacto de cometa. Aunque los métodos de predicción algún día podrían revelar el día preciso en que estos supervolcanes harán erupción, por ahora lo mejor es tomar precauciones para un evento fortuito.
Pero los investigadores de la NASA piensan que esto no era suficiente y que la amenaza tenía que ser abordada directamente. Pero, ¿qué se podría hacer?
No es tan simple. El magma surge en un cráter solamente cuando está suficientemente fundido. Si hay demasiado sólido, este no se moverá rápido. El informe señala que enfriar el magma en un 35% evitaría una eventual erupción supervolcánica.
Para este fin, perforar la fuente de magma del supervolcán resulta ser la única opción razonable. Un equipo de científicos en Islandia ya está perforando roca volcánica justo por encima de las cámaras de magma, con el fin de generar energía geotérmica limpia, entonces los investigadores de la NASA pensaron que podían hacer lo mismo en Yellowstone, extrayendo cantidades significativas de calor y enfriando su interior.
El taladro hipotético no se hundirá en el propio magma; esto arriesgaría un evento de despresurización masiva que podría activar el supervolcán. No, el perforador se instalará a una corta distancia por encima de la cámara, a una profundidad de 10 kilómetros, donde los fluidos hidrotermales, calentados por el magma, se dirigen hacia la superficie.
Estos fluidos ya le quitan al magma alrededor de un 60 a 70 por ciento de su firma térmica. Lo que hará la NASA es simplemente agregar más agua a presiones extremadamente altas para acelerar este proceso de enfriamiento.
Para no fracturar la roca circundante por accidente y romper el techo de la cámara magmática, la NASA sugiere que una mejor idea podría ser perforar por debajo de ella.
Si este plan se aprueba costará alrededor de 3,5 mil millones de dólares. Es un enorme suma, pero si el resultado es salvar al mundo de una tragedia medioambiental, entonces se podría decir que es un justo precio a pagar –es el 0,6 por ciento del presupuesto anual de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.
Además, la NASA ha señalado que su plan se sustentaría con el tiempo, si es que todo ese exceso de calor se usa como energía para alimentar una parte de la red eléctrica de Estados Unidos.
Hay un aspecto novelesco en esta historia, porque enfriar la cámara para que nunca llegue a erupcionar llevará miles de años, lo que significaría que los que inicien el proyecto nunca sabrán si su misión terminó con éxito.
El Ciudadano