Lejos de agotar los recursos de los ecosistemas marinos, la recuperación de las poblaciones de ballenas puede ser crítica para el mantenimiento saludable de estos entornos.
Mientras los desechos humanos son grandes portagonistas en el calentamiento global, las heces de ballena, rica en nutrientes, puede muy bien ser la solución.
El estudio es el último fuego cruzado en un largo debate sobre si la función ecológica de las ballenas y su repoblación en los océanos pueden afectar o no a la pesca global, que se enfrenta a una miríada de amenazas.
Estos enormes mamíferos reciclan los nutrientes y mejoran la productividad de las zonas donde se alimentan, luego de comer en el fondo del mar llegan a la superficie y defecan y estos excrementos permiten que el plancton crezca. El plancton, conformado por organismos marinos microscópicos, es fundamental para el clima terrestre pues no solo produce la mitad del oxígeno de la tierra sino además es capaz de capturar hasta 2 mil millones de toneladas de CO2 al año, es decir, el plancton regula el carbono y el clima, además de las nubes y sobre todo balancea el calor. Los científicos descubrieron pues, que el popó de las ballenas ayuda al crecimiento del plancton que, también es la base de la cadena alimenticia en los mares.
En otra contribución subestimada a los ecosistemas marinos, los autores informan sobre la abundancia de material orgánico que los animales proporcionan a los ecosistemas de mar profundo cuando mueren. El hundimiento de una ballena de 40 toneladas proporciona un aumento de carbono en el suelo marino equivalente a más de 2000 años de detritus y ciclo de nutrientes normal.
El equipo sostiene que como especies de vida longeva, las ballenas protegen el océano contra los efectos previstos del cambio climático, actuando como una fuerza estabilizadora. Los cachalotes y ballenas barbadas afectan a los océanos a través de su consumo de infinidad de peces e invertebrados a la vez que actúan como presas de otros depredadores como las orcas. Incluso cuando mueren, los cuerpos sin vida de las ballenas se hunden en el suelo marino sustentando muchas especies que dependen de estas ballenas sumergidas.
“La reducción del número de cuerpos muertos de ballenas hundidos durante la era de la caza comercial de ballenas puede que haya provocado algunas de las primeras extinciones causadas por los humanos en el océano,” escribe el autor principal del estudio Joe Roman de la Universidad de Vermont en Burlington.
“En las últimas décadas se han descubierto más de 60 especies que solo viven en los cuerpos hundidos de las ballenas. Puede que eliminando este hábitat a través de la caza hayamos perdido muchas especies antes incluso de haberlas descubierto.”
Con estos datos no nos queda más que decir ¡que defequen las ballenas! Porque eso ayuda al medio ambiente.
Fuente: RedOrbit