Las miserias forestales y el proyecto monstruoso de Celulosa Arauco en el Bío bío

Un nuevo monstruo industrial está naciendo de las entrañas más profundas del modelo capitalista extractivista que impera en Chile

Las miserias forestales y el proyecto monstruoso de Celulosa Arauco en el Bío bío

Autor: mauriciomorales

Un nuevo monstruo industrial está naciendo de las entrañas más profundas del modelo capitalista extractivista que impera en Chile. Su nombre es MAPA: “Proyecto de Modernización y Ampliación de la Planta de Celulosa Arauco”. Su objetivo es transformar la Planta “Horcones”, ubicada entre Laraquete y Carampangue, en la más grande del país y una de las más grandes de América Latina y el mundo.

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La planta, de sus actuales 790.000 toneladas anuales de producción de celulosa, pretende pasar a generar 2.100.000, triplicando su producción. Este proyecto cuenta con una inversión que bordea los 2.000 millones de dólares y viene a consolidar el negocio forestal en la región del Biobio, transformando los territorios en máquinas de producción de capital y empobrecimiento de comunidades circundantes, deprimiendo aún más una zona caracterizada por el abandono y la explotación socio-ambiental. El siguiente texto pretende generar una crítica al modelo forestal a propósito de la ampliación de esta planta de celulosa, desnudando las nocividades de esta industria y proponiendo una respuesta a este sistema que gestiona desastrosamente nuestra existencia como humanidad.

Negocio Forestal y devastación del territorio: una caracterización general

El negocio forestal, sector industrial-extractivista que se configura, después del minero, como el segundo más importante del país, se ha instalado con fuerza en los últimos 40 años en la zona centro-sur de Chile modificando el territorio, llenando las carteras de empresarios y empobreciendo dramáticamente a las poblaciones rurales y mapuche circundantes. Su irrupción surge a la par de la instauración del terrorismo militar post-golpe de Estado, y su imposición solo se explica a través de la complicidad de la dictadura y todo su aparato represivo. El Decreto 701 aprobado por la junta militar en 1974 otorgaba extensiones tributarias y bonificaciones estatales enormes a una industria controlada por los sectores más reaccionarios de la sociedad: terratenientes y burgueses industriales reconvertidos al neo-extractivismo.

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