Los incendios forestales que se han producido en Australia esta temporada superan en cifras cualquier evento de este tipo ocurrido en cualquier parte del planeta, y el fuego voraz deja en su camino una huella negra en la historia por sus efectos devastadores, provocando además de pérdidas multimillonarias y la muerte de mil millones de especies animales, una tragedia que fue pronosticada hace más de una década.
El por qué no se tomó la previsión temprana si ya existía una advertencia, por parte de los expertos, es una interrogante que acompaña las críticas a las autoridades de esta nación a la hora de atender tal tal emergencia.
En principio, los reportes de daños indicaban una cifra que superaba los 480 millones de especies afectadas por los graves incendios, amén de las pérdidas materiales. Sin embargo, las autoridades estimaron recientemente en mil millones la cifra de animales muertos por los voraces incendios que afectan a Australia desde el año pasado.
La ministra de Medio Ambiente, Sussan Ley, declaró que hasta el 30 por ciento de la población de koalas en Nueva Gales del Sur podría haber muerto, mientras que el número de personas fallecidas por este hecho se acerca a los 30 al cierre de esta semana.
Evidentemente, la vida silvestre de esta región es la más afectada, pero el primer ministro australiano, Scott Morrinson, insiste en que el Cambio Climático y otros factores deben ser considerados a la hora de investigar las causas de estos incendios.
Y la mejor muestra de lo negligente que ha sido es que a finales del año pasado hubo una negativa a reunirse con 23 ex líderes del servicio de bomberos y emergencias que querían advertirle sobre la próxima temporada de incendios potencialmente catastrófica.
Biodiversidad en peligro
Las autoridades australianas estiman que hasta el momento se han perdido más de 10 millones de hectáreas, el equivalente a la superficie de Austria.
El profesor Chris Dickman, de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Sydney, calculó en más de 800 millones la cantidad de animales muertos, mientras que a nivel nacional la suma llegaría a los mil millones.
“Creo que no hay nada que comparar con la devastación que está ocurriendo en un área tan grande tan rápidamente. Es un evento monstruoso en términos de geografía y la cantidad de animales individuales afectados”, afirmó.
«Sabemos que la biodiversidad australiana ha disminuido en las últimas décadas, y probablemente se sabe que Australia tiene la tasa de extinción de mamíferos más alta del mundo. Son eventos como este los que pueden acelerar el proceso de extinción para una variedad de otras especies”, señaló el académico.
Un informe del gobierno producido hace más de una década advirtió que algo así podría ocurrir. El dossier se publicó en 2008 y señalaba entonces que las temporadas de incendios comenzarán antes, terminarán más tarde y generalmente serán más intensas.
Además, el documento declaraba que este efecto aumentará con el tiempo, pero debería ser «directamente observable para 2020».
Esta temporada, que comenzó en septiembre 2019, un mes antes de lo habitual, los incendios han quemado más hectáreas de tierra y matado al menos a más de 20 personas.
Los científicos dicen que las condiciones calientes y secas sin precedentes están creando el ambiente perfecto para la propagación de los incendios. Además, éstos son causados por actividades humanas o fenómenos naturales, como los rayos.
Influencia del cambio climático
El gobierno australiano ha sido criticado por su respuesta despectiva a los impactos del cambio climático y sus vínculos con los incendios forestales, informó Associated Press.
Mientras se omitía el problema, la temperatura promedio anual en Australia aumentó en casi un grado Celsius, y esto ocurre desde 1910, reportándose además el mayor calentamiento en la parte central del país.
Como resultado de esto, las sequías se han vuelto más cálidas, con efectos sobre la lluvia, la evaporación y la escorrentía, y en general la disponibilidad de agua para uso humano.
De hecho, 2019 fue el año más seco y cálido de Australia, según la Oficina de Meteorología (BM) del país. Además, los expertos dicen que dos fenómenos climáticos a gran escala, el Dipolo del Océano Índico (IOD) y el Modo Anular del Sur (SAM), también están ayudando a crear las condiciones perfectas para que los incendios se propaguen.
Flora y fauna devastada
Mientras los incendios devastan la región, las autoridades solo se han limitado a la declarativa mediática y, por supuesto, a llamar a los residentes de las zonas afectadas por los incendios a que evacuen la zona, ya que admiten no poder garantizar la seguridad y no pueden poner los servicios de emergencias “en peligro”.
Un informe publicado por expertos en 2007 para el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) alertaba sobre el impacto de la eliminación de la vegetación y deforestación en la vida silvestre del estado australiano de Nueva Gales del Sur.
En el estudio se calculó que en promedio hay 17,5 mamíferos, 20,7 aves y 129,5 reptiles por hectárea (una hectárea son 100 m2 x 100 m2: aproximadamente la medida del largo de una cancha de fútbol). El cálculo actual de las pérdidas animales y humanas son deprimentes e indignantes.
Y todo este siniestro ocurre mientras los animales de mayor tamaño, como los canguros o emus, y muchas aves por supuesto, tienen capacidad de alejarse del fuego cuando éste se acerca.
Hasta ahora se calcula que los incendios han destruido 5,8 millones de hectáreas de bosques australianos, conocidos por su singular flora y fauna.
Y los ecologistas aseguran que estos meses de incendios intensos y sin precedentes ciertamente llevarán a varias especies a la extinción, señala un artículo de la BBC.
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