El tribunal simbólico que analizó en La Haya la historia de la multinacional Monsanto -comprada el año pasado por Bayer- la declaró culpable del delito de ecocidio. La empresa no participó del proceso.
La idea fue impulsada por más de mil organizaciones no gubernamentales de todo el mundo.
El término ecocidio, se empleó por primera vez en 1970 por el biólogo Arthur Galston, cuya investigación en el Departamento de Botánica de la Universidad de Yale condujo a la invención del agente naranja.
Los jueces del caso señalaron que «si el delito de ecocidio se reconociera en el derecho penal internacional, las actividades de Monsanto posiblemente constituirían un delito de ecocidio en la medida en que causan daños sustanciosos y duraderos a la diversidad biológica y los ecosistemas, y afectan a la vida y la salud de las poblaciones humanas», advirtió el fallo.