Las abejas (Anthophila), esos pequeños insectos voladores que cumplen un rol fundamental en el medio ambiente, fueron declaradas por el Instituto Earthwatch como el ser vivo más importante del planeta Tierra.
Durante el último debate de la Sociedad Geográfica Real de Londres, la organización benéfica ambiental internacional consideró que la abeja es el ser más valioso que habita en el mundo.
La declaración llegó en un momento crucial, pues muchos científicos de todas partes del mundo han anunciado su inminente desaparición.
Es innegable, la población de abejas y otros polinizadores, que antiguamente eran depredadores de insectos, se está viendo mermada en los últimos años, un fenómeno que puede provocar graves consecuencias ambientales, sociales y económicas.
Una de las mayores amenazas que enfrenta la especie en la actualidad es la telefonía móvil, que, cuando se produce una conversación, emite ondas que son capaces de desviar la dirección y dinámica de las abejas y provocan inconscientemente un colapso en sus colonias.
Más que miel
Sin embargo, desde su naturaleza y con su instinto de supervivencia, las abejas ofrecen innumerables beneficios para nuestra salud, en todo el planeta, de manera equilibrada, gracias a la polinización que realizan.
De hecho, un 70 % de la agricultura depende de las abejas: 70 de 100 productos con los que nos alimentamos dependen de la función que cumplen estos pequeños insectos.
Si bien se conocen más de 20.000 especies de abejas que viven en todos los continentes del planeta, hace 20 años un grupo de agricultores franceses advirtió sobre el despoblamiento abrupto de sus colmenas.
Según la advertencia, las abejas de todos los países de América, Asia, África y Europa han desaparecido hasta en un 90 %, y las razones son diversas y complejas para cada zona: deforestación, uso indiscriminado de pesticidas, cambios de uso de suelo, pérdida de sitios de anidación y recursos florales, detalla un artículo de Semana.
En 2018 expertos apícolas del Colectivo Abejas Vivas, de Colombia, denunciaban que anualmente en el país desaparecen entre 10 mil y 16 mil colmenas. La cantidad de individuos por colmena varía entre 15 mil y 80 mil.
Ante esta realidad, es necesario salvaguardarlas, y “es de vital importancia establecer el carácter estratégico de la protección y repoblación de las abejas y otros polinizadores, ya que, de no hacerlo, en 10 años no se contaría con abejas en Colombia. Ello propiciaría una catástrofe alimentaria y una crisis de salud en el país”, manifestó Luciano Grisales, representante del colectivo.
En 2016, diversos estudios descubrieron al menos 121 pesticidas en muestras de abejas, cera y polen, que pone en riesgo su existencia.
Calentamiento global, el gran enemigo
El calentamiento global, o la restricción de los hábitats naturales, también están detrás de la preocupante reducción de abejas.
“Sin abejas no hay polinización, por lo que no hay plantas, sin plantas desaparecen especies animales que se alimentan de esa flora, después se extinguen los animales que se alimentan de esos animales y sin animales terminaría por desaparecer el último eslabón que es el ser humano. Ese es precisamente el temido efecto dominó”, alerta Marta Saloña, entomóloga y docente del departamento de Zoología y Biología Celular Animal de la UPV/EHU, en España.
Según denuncia la FAO, su desaparición de la faz de la Tierra podría acabar con productos como el café, las manzanas, las almendras, los tomates o el cacao, entre otros, que más allá de su importancia en el ámbito de la alimentación, suponen el sustento de millones de personas en el mundo.
Un estudio del Centro de Emprendimiento Apícola de la Universidad Mayor (CeapiMayor) y la Corporación Apícola de Chile (Cach) con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), destaca que las abejas son las únicas que están libres de cualquier patógeno como virus, bacterias y hongos.
Un artículo del medio mexicano Aristegui resalta que “la polinización de las abejas es un servicio ecológico gratuito. Sin él habría problemas en los cultivos y en la naturaleza en general, lo que pondría en peligro especies”.
Uno de tantos datos relevantes de lo que hacen las abejas en la naturaleza y por la humanidad es que para producir un kilo de miel ésta debería visitar cuatro millones de flores y recorrer una distancia equivalente a dar la vuelta al mundo cuatro veces.
Por último, y no menos importante, las abejas son constructoras con un gran sentido de lo económico y lo racional, un ejemplo a seguir para los humanos.