Para algunos resultará increíble, otros lo verán insignificante pero lo que sí es cierto que es hecho que es real, se puede transformar un vehículo con motor a combustible Diesel a utilizar aceite girasol, el mismo que usa para la ensalada o freír un pollo. Era casi un secreto entre los mecánicos y los hippies, pero el ingenio la creciente conciencia ambiental se está creando alternativas como esta que dan esperanza para un mundo más verde.
Es así, un vehículo diésel puede funcionar con aceite vegetal puro, como el que se usa en la alimentación, que vale la mitad que el combustible y contamina menos. Sólo hay que hacer algunos cambios sencillos y baratos en el auto, al alcance de cualquier taller o incluso de un aficionado a la mecánica.
Requisitos del vehículo
Los modelos clásicos de la marca Mercedes eran los preferidos por los pioneros para hacerlos funcionar, sin ninguna modificación, con aceite de coco, girasol o cacahuete. Es una idea que retomaron muchos conductores europeos, pese a que los fabricantes advirtieron sobre los daños que se producirían en distintas partes del motor.
Los expertos recomiendan realizar algunas modificaciones que permiten a casi todos los modelos actuales funcionar de manera óptima con aceite vegetal, incluyendo los diésel de pre-cámara, inyección directa (TDI), unidad-inyector (PDI) y common rail.
Sin embargo, algunos motores no pueden ser modificados debido a limitaciones de su bomba de distribución, particularmente en motores tradicionales con inyección directa. Los motores con bombas de inyección en línea o separadas, fabricadas por CAV, Lucas, Stanadyne, RotoDiesel o Delphi no son recomendables para funcionar con aceite vegetal.
La transformación sólo es recomendable para los vehículos que acostumbren a realizar trayectos superiores a 30 kilómetros, de lo contrario el motor no alcanza la temperatura de funcionamiento óptima.
Cambios necesarios en el vehículo
Los cambios en el sistema de alimentación son necesarios porque el aceite tiene características físicas algo diferentes al diésel. Posee, por ejemplo, un punto de ebullición más alto, mayor viscosidad y combustión más lenta. Existen dos tipos de modificaciones: la que funciona con un tanque de combustible y la que requiere dos.
• En los modelos donde se puede instalar el sistema de tanque único, se cambian bujías e inyectores y se añade un nuevo filtro de combustible. En algunos casos puede ser necesaria la instalación de una bomba de combustible adicional, un intercambiador de calor para precalentar el combustible, así como los conmutadores, las válvulas, las conducciones y las tomas necesarias.
• Con el sistema de dos tanques, el vehículo conserva el original para llenarlo con aceite y se añade un pequeño depósito complementario (de 20 a 30 litros) para diésel, con el que se realizan los primeros y los últimos kilómetros. Una vez que el motor está caliente, gracias a un conmutador automático o manual, pasa a alimentarse con el aceite vegetal durante la mayor parte del viaje.
Aceite como combustible para tu vehículo
El combustible usado de forma más común en el norte de Europa es el aceite de colza. Otra opción es el aceite de girasol. Ambos ofrecen prácticamente las mismas prestaciones que el diésel en cuanto a consumo y potencia. Más práctico y barato que comprar el aceite en el supermercado es dirigirse a proveedores de restaurantes o productores, que pueden proporcionarlo en bidones de 25 litros a mejor precio.
En caso de que en un momento dado no se encuentre suministro de aceite vegetal, el automóvil modificado puede funcionar con diésel sin problemas. También es teóricamente posible utilizar aceite reciclado de la cocina, siempre que se puedan controlar las características del producto final (grado de viscosidad, filtrado de impurezas y agua, acidez…).
Mantenimiento del vehículo
Hay algunas normas que deben seguirse para evitar problemas. Por ejemplo, es necesario realizar los cambios de aceite de motor más frecuentemente o controlar su estado a menudo. En el sistema de dos tanques, unos kilómetros antes de hacer largas paradas en las que el motor se puede enfríar, hay que cambiar la alimentación de aceite a diésel. Así se expulsa el aceite del sistema de inyección y se deja el sistema listo para el siguiente encendido.
Cuando las temperaturas bajan de los 0ºC en invierno hay que añadir diésel para reducir la viscosidad. Estas medidas previenen la dañina “polimerización” del aceite vegetal con el aceite lubricante del motor.
Las ventajas del vehículo con aceite
El aceite es más barato que el diésel (0,70 euros por 1,10 euros), en parte porque soporta impuestos menores. Además no está sometido a las fluctuaciones de precio típicas del petróleo. Considerando que el coste de las modificaciones cuesten unos 2.200 euros y que se recorran unos 30.000 kilómetros al año, a los 24 meses ya se habría amortizado la inversión.
Pero las mayores ventajas son ambientales: como el origen del aceite es una planta, el CO2 que se libera es el mismo que se fijó, por tanto no contribuye al aumento de la concentración del gas en la atmósfera. Además no libera metales pesados ni sulfuros, que contribuyen a la lluvia ácida, y genera menos partículas finas peligrosas para la salud.
Los kits con todas las piezas necesarias y las instrucciones de montaje —para mecánicos o aficionados con conocimientos suficientes— pueden conseguirse a través de internet. Pero hay que estar seguro de que se pide el equipo que se adapta al motor. Para ello hay que identificar en el vehículo la bomba de inyección y el recorrido del gasóleo entre el depósito y la bomba de inyección. Después se pide al proveedor del kit un esquema de montaje y se comprueba que se corresponda con la configuración de nuestro circuito.
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