Minera de Copec y Ultramar presenta irregularidades en extracción de carbón en Isla Riesco

La cuarta isla más grande de Chile, se ubica en el extremo austral, en Magallanes, y está siendo impactada fuertemente por las faenas de un megaproyecto a cielo abierto, que surtirá del sucio carburante a las termoeléctricas del norte del país y del mundo

Minera de Copec y Ultramar presenta irregularidades en extracción de carbón en Isla Riesco

Autor: Sebastian Saá

La cuarta isla más grande de Chile, se ubica en el extremo austral, en Magallanes, y está siendo impactada fuertemente por las faenas de un megaproyecto a cielo abierto, que surtirá del sucio carburante a las termoeléctricas del norte del país y del mundo.

Proporcional a la polémica que ha causado el proyecto de la Minera Invierno, es el impacto ambiental que causan sus faenas que ya se iniciaron hace tres meses y que pretende subir en 30% la producción de carbón para alimentar las contaminantes termoelétricas del norte de Chile que responden al apremio energético de la producción de cobre entre otros metales.

El negocio de Copec y Ultramar, ligado al grupo Von Appen, pese a ser apoyado por el reconocido experto Marcelo Mena, que forma parte del equipo de energía del precandidato a la presidencia Andrés Velasco, junto a Marcelo Tokman, quien como Ministro de Energía de la administración Bachelet, impulsó la aprobación de termoelétricas e incluso abogó por la construcción de Punta Alcalde, hoy es acusado de graves irregularidades por el movimiento Alerta Isla Riesco, quienes son dueños de tierras en la zona y se encuentran defendiéndola, en una lucha que fue más allá de sus propias reivindicaciones como estancieros, criticando la ausencia de una política energética sustentable para Chile.

Han definido que los incumplimientos de la Minera Invierno son:
a) Contaminación de aguas de “Chorrillo Invierno 2”
b) Instalación de cancha de acopio de carbón no regularizada
c) Extracción de áridos en la zona intermareal con la consecuente destrucción de un tramo de la Ruta Y-560
d) Contaminación por material particulado secundario al alto flujo vehicular en la ruta
e) Usurpación no violenta de terrenos pertenecientes a la estancia “Anita Beatriz”, entre otros1″

Sara Larraín, Directora de Chile Sustentable, plantea que «el proyecto de la Minera Invierno de Copec en Isla Riesco tiene varios componentes: Uno es entregarle un nivel de rentabilidad adicional a las compañías navieras, por ejemplo al Grupo Von Appen Ultramar, y también introducir una variable de competitividad al grupo COPEC que tiene una cadena de combustibles».

Es esta conveniencia, sumado a que el Ministro de Energía, Jorge Bunster, fue durante 20 años Gerente de COPEC y el subsecretario, Sergio del Campo antes de asumir el cargo público, gerente de la Termoeléctrica Guacolda, sustenta los duros dichos de la ambientalista «Lo que tenemos hoy día no es un Ministerio de Energía sino que una sucursal de la Sofofa dentro del gobierno y eso ocurre en otros ministerios también, lo que es patético porque de alguna u otra forma, lo que tú tienes es una captura del Estado por parte del interés económico, por lo tanto la política pública no se establece de acuerdo al “bien común” o al “interés público” sino que simplemente es una proyección de los grupos y los enclaves empresariales».

Por si esto fuera poco, el Presidente de la República, Sebastián Piñera, tiene 785.609 acciones de Copec, y al ser aprobado el proyecto de la Minera Invierno, sus acciones le reportaron ganancias por 2.500 millones de pesos.

Ana Stipicic, se convirtió junto a sus hermanos, en la vocera de este conflicto que hoy recrudece cuando todo lo que se vaticinó comienza a hacerse realidad. De partida, el proyecto fue evaluado de forma individual, es decir las cinco minas y el puerto fueron calificados por la autoridad ambiental por separado, por lo cuál no se consideró su impacto total. Stipicic, hace un año, luego de la polémica por la columna escrita por Marcelo Mena, Isla Riesco, el mal menor, fue entrevistada por VeoVerde.

En la ocasión mencionó que «con el aporte de Isla Riesco se alimentarán al menos siete termoeléctricas, que además son situadas en lugares altamente contaminados. Ni siquiera se estudia el impacto que causará la calidad del carbón que se quemará, siendo tan simple. Estamos hablando de sentido común. No hay regulación respecto a la calidad del combustible que se emplea en Chile».

Y esto está lejos de terminar, ya que el gerente de la mina, Patricio Alvarado, revela que hay cerca de 5 mil millones de toneladas de carbón, lo que equivale al consumo anual mundial, cuestión que viene a recrudecer el tema de la carbonización de la matriz energética que ya alcanza un 63% del total.

La empresa promete una mina ecológica en armonía con el medio ambiente, Alvarado plantea que “En primer lugar, utilizamos la técnica del rajo móvil, es decir que a medida que se extrae el carbón, se va rellenando la mina con el material extraído. También reforestamos la zona así que no habrá que esperar 10 ó 15 años para que se forme una nueva capa de vegetación. No es la forma más económica de explotar un yacimiento pero, de esta manera, logramos un buen equilibro entre economía y medio ambiente”.

Planes de mitigación insuficientes, si pensamos en lo complejo que resulta conservar un lugar en donde reside la mayor colonia de huemules de Patagonia, pequeños ciervos del sur andino en peligro de extinción y pingüinos, además de ser ruta migratoria de ballenas jorobadas y cuatro especies de delfines, entre ellos, el delfín chileno, único cetáceo endémico del país que ante el tráfico marítimo de buques de traslado del carbón, afectarán gravemente el ecosistema marítimo, cuestión que por supuesto no fue considerada, como tampoco los vientos que trasladas metales pesados que se utilizan en la faena minera, el impacto de los camiones en las rutas de la isla y el desarrollo turístico que ante la nueva realidad, se ve por completo desaparecido.

Estamos nuevamente ante la tónica de un país que se piensa como un simple exportador de materias primas al servicio de la gran empresa, en donde los ecosistemas y sus habitantes simplemente son un factor sin relevancia a la hora de tomar decisiones condenándonos al cortoplacismo y ser seguros acreedores de la «externalidad negativa» mitigada con vergonzosos planes que en nada contribuyen o se relacionan a los verdaderos costos.

Por Karen Hermosilla

Veoverde


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