Mientras el Grupo de Apoyo de la Comisión Ballenera Internacional se reunía por segunda vez de manera privada en Seattle con el fin de generar recomendaciones para definir el futuro de este organismo internacional, Noruega informó que aumentará en un 45% la cuota de caza comercial de ballenas.
Ésta no es la primera oportunidad en que las naciones balleneras violan el acuerdo alcanzado por la CBI de abstenerse de realizar acciones que perjudiquen el delicado proceso de reforma actual de este organismo internacional que se encuentra bajo la presidencia del chileno Cristián Maquieira.
En Octubre pasado, mientras el Grupo de Apoyo, compuesto por doce países miembro de la CBI, se reunía en Santiago de Chile, el gobierno japonés concluyó la temporada anual de la denominada “caza científica” de ballenas en el Pacífico Norte a pesar de los reiterados llamados de la Comisión a congelar o al menos reducir estas operaciones balleneras que al igual que la pesca no regulada, se realizan fuera de todo mecanismo de control y seguimiento.
Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea “resulta evidente que los esfuerzos realizados por las naciones conservacionistas a favor de un proceso de reforma exitoso, sólo sirven para que los países balleneros continúen abusando e imponiendo sus intereses balleneros a la comunidad internacional”.
El aumento en la cuota de caza de ballenas fue anunciado por la ministra de pesca de Noruega, Lisbeth Berg-Hansen, quien informó que la cuota de ballenas minke para 2010 sería establecida en 1,285 animales, un 45% más que el año anterior.
A pesar que desde 1987 se encuentra vigente una moratoria global sobre la caza comercial de ballenas, Noruega mantiene una reserva sobre la medida que lo exime de cumplir con este acuerdo alcanzado por la mayoría de los miembros de la CBI.
Adicionalmente y mientras el grupo de apoyo se encontraba en Seattle, la flota ballenera nipona de “caza científica” se dirige a la aguas del Santuario de Ballenas del Océano Austral con el objetivo de cazar cerca de mil animales, incluyendo ballenas de aleta, una especie clasificada En Peligro y la segunda de mayor tamaño después de la ballena azul.
Japón, Islandia y Noruega son tres de las principales potencias pesqueras mundiales que buscan asegurar la accesibilidad a los recursos de alta mar y utilizan a las ballenas como bandera de lucha para imponer sus intereses pesqueros en los mares del planeta.
Al respecto Cabrera agregó que “resulta urgente que Chile y los gobiernos de la región reaccionen con fuerza frente a los continuos abusos cometidos por las naciones balleneras ya que lo que está en juego no sólo es la vida de las ballenas, sino la defensa de nuestros mares, sus recursos y biodiversidad”.
Centro de Conservación Cetácea
El Ciudadano