El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, confirmó su asistencia en la próxima cumbre sobre cambio climático en Copenhague, pero la reducción de emisiones contaminantes que propondrá en la capital danesa será inferior a la ofrecida por Brasil, Gran Bretaña y Japón y a la que recomiendan los expertos.
Tras semanas de especulaciones sobre su participación en la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-15), Washington confirmó el miércoles que Obama haría una escala en Copenhague el 9 de diciembre de camino a Oslo, donde recibirá el premio Nobel de la Paz al día siguiente.
La Casa Blanca también anunció que Obama llevaría a la cumbre, que se celebra del 7 al 18 de diciembre, una propuesta específica de reducción en la emisión de gases invernadero, aunque la misma es inferior a lo que muchos desearían.
Obama presentará una meta de reducción de las emisiones estadounidenses en «el entorno de 17 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para 2020», declaró la Casa Blanca.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático recomienda una reducción para los países industrializados de entre 25 y 40 por ciento para 2020, respecto de los niveles de 1990.
En abril, Gran Bretaña propuso una reducción de 34 por ciento para 2020, mientras Japón prometió un descenso del 25 por ciento en sus emisiones de dióxido de carbono para ese año, ambos con respecto a los niveles de 1990. Brasil anunció este mes que estaba dispuesto a reducir sus emisiones entre 38 y 40 por ciento para 2020.
La reducción de 17 por ciento propuesta por Washington es la misma del proyecto de ley Waxman-Markey sobre cambio climático que la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobara en junio.
«Hablamos del entorno de 17 por ciento. (La ley) Waxman-Markey, como saben, se aprobó con 17 por ciento. La discusión en el Senado aún no está concluida. Cuando eso suceda, ajustaremos la cifra como corresponde», explicó Carol Browner, asistente del presidente en materia de energía y cambio climático. El actual proyecto de ley ante la cámara alta aspira a una reducción del 20 por ciento.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos señala que el nivel de emisiones de gases invernadero en este país correspondió a 6.099 en 1990, mientras en 2005 ascendió a 7.109, un incremento superior a 10 por ciento.
«El 17 por ciento es coherente con el debate en curso en el Congreso, y esperamos que la legislación finalmente adopte una meta más alta», señaló Jonathan Lash, presidente de World Resources Institute, organización ecologista con sede en Washington.
La presión para que Obama acudiera a la COP-15 era fuerte. El primer ministro danés Lars Lokke Rasmussen envió invitaciones a los líderes de 191 países la semana pasada, solicitando su asistencia a la conferencia del 7 al 18 de diciembre. El domingo anunció que ya contaba con 60 asistencias.
Pero Obama, junto con el presidente chino Hu Jintao, brillaba por su ausencia de la lista de asistentes. La participación confirmada de los jefes de gobierno de Gran Bretaña, Gordon Brown, de Alemania, Angela Merkel, y de Japón, Yukio Hatoyama, puso en la mira las ausencias de los líderes de China y Estados Unidos.
Se prevé que Beijing realice un anuncio al respecto en la próxima semana. China superó a Estados Unidos como líder mundial en las emisiones de dióxido de carbono, uno de los principales gases invernadero.
De todas formas, la visita de Obama será breve y, significativamente, al principio de la COP-15. Es probable que las decisiones sobre el cambio climático se tomen recién en los últimos días de la cumbre. Eso no conforma a algunos ecologistas.
Si la presencia de Obama «en los últimos días de la COP es necesaria para asegurar los debidos compromisos, esperamos que el presidente esté dispuesto a volver a Copenhague junto al resto de los líderes mundiales durante las etapas finales de las negociaciones», dijo la directora del programa climático del Fondo Mundial para la Naturaleza, Keya Chatterjee.
El presidente decidió que era «sensato ir a Copenhague el día 9, para darle impulso a las negociaciones», declaró el miércoles Michael Froman, asesor adjunto de seguridad nacional para asuntos económicos internacionales de la presidencia.
No obstante, «al anunciar una meta provisoria para las emisiones de 2020, la Casa Blanca pretende realizar una propuesta fuerte y creíble, coherente con el consenso bipartidista en el Congreso», expresó Eileen Claussen, de la institución independiente Pew Center on Global Climate Change.
El anuncio de Obama el miércoles puede interpretarse como una respuesta a la creciente desilusión de quienes lo apoyaron durante su campaña presidencial, cuando prometió tomar medidas contra el cambio climático, y que ahora lo ven vacilante.
Sin la presencia del presidente de Estados Unidos, las negociaciones en Copenhague parecían destinadas al fracaso, ya que para muchos la ausencia de Obama le restaba la credibilidad necesaria a la cumbre para tomar medidas concretas.
«La voluntad del presidente Obama de ir a Copenhague y poner cifras sobre la mesa son dos piezas necesarias para que un acuerdo mundial vinculante sea posible», sostuvo Lash.
Matthew Berger
IPS