La organización internacional de conservación marina, Oceana, llamó a la empresa Andes Iron, cuyo socio principal es Carlos Alberto Délano del grupo Penta, a retirar su proyecto minero y portuario Dominga del proceso de calificación ambiental. Esto luego que se conocieran detalles de los pagos que el grupo Penta habría realizado al ex subsecretario de Minería Pablo Wagner, ex funcionario de Penta, mientras el proyecto Dominga iniciaba su tramitación.
«No es posible que un proyecto tan cuestionado por sus graves impactos en un ecosistema excepcional esté envuelto en un caso de cohecho que pone en duda toda la tramitación de sus permisos ambientales. Simplemente no existe la credibilidad necesaria para seguir adelante con un procedimiento viciado desde su origen», señaló Alex Muñoz, director ejecutivo de Oceana.
El ex subsecretario de Minería, Pablo Wagner, es investigado por el Ministerio Público por el posible delito de cohecho luego de haber recibido 42 millones de pesos presumiblemente para interceder desde su cargo en el proceso de calificación ambiental de Dominga.
El ex subsecretario de la cartera de Minería sería la primera figura política en ser formalizada por el caso Penta dada su estrecha relación con el holding.
Dominga es la iniciativa de explotación de fierro y cobre cuya construcción consistiría en una mina a rajo abierto, un puerto y un depósito de relave, con una inversión estimada de 2.500 millones de dólares, y que se ubicaría a 26km de Punta de Choros, en la comuna de La Higuera, Región de Coquimbo.
Este proyecto ha sido gravemente cuestionado por amenazar un importante ecosistema marino y costero entre Chañaral de Aceituno y el sur de La Higuera.
En la solicitud de evaluación ambiental de Dominga, Andes Iron reconoce que el proyecto generará impactos como la pérdida de sitios de nidificación de pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti) debido a la construcción de obras marítimas, pérdida de hábitat de cetáceos costeros y efecto fisiológico sobre los cetáceos costeros por la construcción de obras marítimas, y la alteración del hábitat de especies de fauna marina (Chungungo, Lontra felina) a causa de la construcción del terminal de embarque.
«En Chañaral de Aceituno y La Higuera existe un potencial enorme para vivir de actividades como el turismo de naturaleza, la pesca artesanal, las áreas de manejo de loco y la agricultura. Lo importante es que el Gobierno dé más apoyo a las comunidades que están desarrollando estas actividades sustentables y no a una empresa que terminaría con botar a la basura todo este esfuerzo y que necesita comprar voluntades para abrirse paso», finalizó Alex Muñoz.
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