Se juntan dos factores: las altas temperaturas y la duración de las mismas. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha anunciado que el 30 de julio llegará una ola de calor a España que subirá el termómetro a más de 40 grados en la península y Baleares. Es el primer aviso del verano y se produce por la influencia de «una masa cálida de origen africano» unida a la fuerte y prolongada insolación de estas semanas estivales.
«Es bastante poco habitual la persistencia de temperaturas máximas tan elevadas, durante tantos días consecutivos, en el centro y sur peninsular, especialmente en el suroeste», advirtió Rubén del Campo, portavoz de la Aemet. Los máximos irán variando en cuanto a distribución espacial y fechas, han anunciado, pero se mantendrán en torno a los 40 grados. Sobre todo en la mitad noroeste. Y bajarán en puntos de la mitad sur, la zona centro, el sur de Galicia, nordeste y Baleares.
La advertencia prevé que dure al menos hasta el 1 de agosto. La «ola de calor» se debe a un aumento excepcional de los grados centígrados. Según exponen en un informe, «no existe una definición única y precisa del término», pero hay un cierto consenso después de analizar la temperatura desde 1975. «Son episodios de temperaturas anormalmente altas, que se mantienen varios días y afectan a una parte importante de nuestra geografía», escriben.
Nada que ver con las temperaturas altas propias de estos meses ni a un valor concreto, ya que depende mucho de las diferencias geográficas entre provincias. Citan como ejemplo a Sevilla, que el 60% de los días de julio y agosto supera los 35 grados. «Se considera ‘ola de calor’ a un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000″, concretan.
Para esta ocasión, el aumento «significativo» en algunos lugares alcanzará 10 grados más el 30 de julio más que el día previo. Y a partir del 2 de agosto es probable que el descenso de temperaturas se extienda progresivamente al resto de zonas. La activación de una «alerta naranja» o «roja», según la gravedad, se acompaña de una serie de advertencias: beber frecuentemente agua, vigilar la hidratación de niños y mayores, evitar salir en las horas centrales del día o mantener las persianas cerradas.
Cada indicación depende de la zona, aunque al tratarse de una «ola de calor» se extiende a todo el territorio nacional y supera los «umbrales de temperaturas acordes a la zona». La última «gran ola de calor» de la que da cuenta la Aemet en el documento se produjo en el verano de 2018. Entonces, 36 provincias se situaron dentro de un «episodio cálido». En 2017, se registraron otras cinco «olas de calor», siendo la más acusada la que tuvo lugar entre los días 12 y 16 de agosto y que afectó a 14 provincias, donde se registró una temperatura máxima de ola de 41,1 grados, el valor más alto registrado en la serie histórica que se recopila desde 1975.
Cortesía de Sputnik
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