Opacos mecanismos de «desarrollo limpio», oportunidad de negocios para transnacionales

Las reducciones de las cuotas de emisiones a través de los Mecanismos de Desarrollo Limpio son polémicas por cuanto abren una nueva brecha Norte-Sur


Autor: Wari

Las reducciones de las cuotas de emisiones a través de los Mecanismos de Desarrollo Limpio son polémicas por cuanto abren una nueva brecha Norte-Sur. Otra oportunidad de negocio en América Latina para empresas como Unión Fenosa, Endesa o Iberdrola.

Para que los países industrializados reduzcan sus emisiones, en el marco de Kioto se establece otro mecanismo basado en la idea de transferir tecnologías ‘limpias’ a países en desarrollo. Los denominados Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) y las acciones de Aplicación Conjunta ofrecen la posibilidad a Gobiernos y empresas privadas de los países firmantes del Protocolo, de obtener certificados de emisión que sirven como suplemento a sus reducciones internas, mediante la generación de proyectos ‘limpios’ en países que no tienen cuotas de emisiones fijadas por el Protocolo. Las reducciones que se consiguen a través de los proyectos implantados deben de ser verificadas y certificadas por entidades independientes, por lo que, para obtener la certificación, los dos países deben demostrar una reducción real, mensurable y prolongada en el tiempo.

El principal problema, como apuntan organizaciones ecologistas como Greenpeace, estriba en el tipo de proyectos que se quiere llevar a cabo, ya que se están presentando iniciativas como la captura y secuestro de carbono (CCS), los sumideros de carbono o las grandes infraestructuras hidráulicas, que comprometen seriamente el desarrollo sostenible, además de suponer grandes impactos ambientales. En el caso de la captura y secuestro de carbono, esta tecnología entraña grandes riesgos medioambientales, como se indica en el informe Captura y Secuestro de Carbono: una inyección arriesgada. Este mecanismo provoca riesgo de fugas de los depósitos de carbono, escapes de CO2 en las aguas subterráneas y la consecuente contaminación de los acuíferos.

EL NEGOCIO HIDROELÉCTRICO

En España, siguiendo las directrices marcadas en los Planes Nacionales de Asignación, se han utilizado los MDL para compensar las emisiones de sectores como el eléctrico. No en vano, el Estado español es el cuarto país en reducciones de toneladas de CO2 a través de proyectos MDL, con más de la mitad de proyectos presentados en Latinoamérica, y sólo superado por Gran Bretaña, Japón y Holanda, según datos de 2006 recogidos por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

De hecho, el Gobierno firmó en 2005 un acuerdo con la Corporación Andina de Fomento (CAF) que creó la Iniciativa Iberoamericana de Carbono para la obtención de nueve millones de toneladas de CO2 a partir de proyectos de MDL en la región a través de una inversión de 47 millones de euros.

Es por ello que los MDL empiezan a jugar un papel importante en las estrategias de expansión de las principales empresas eléctricas españolas (Unión Fenosa, Iberdrola y Endesa), especialmente en América Latina, donde ya tienen una presencia significativa. Para ello, el Gobierno ha firmado memorandos de entendimiento con países como Argentina, México, Panamá, Uruguay y Colombia. Así, Iberdrola consiguió en 2006 la calificación de MDL para la Central hidroeléctrica Las Vacas en Guatemala, de 45 mw, que podría reducir 0,007 millones de toneladas de CO2. Por su parte, Endesa consiguió en 2008 la aprobación de la rehabilitación de la central hidroeléctrica Callahuanca en Perú, de 8,1 mw de potencia, que le otorgaría una reducción de emisiones de 300.000 toneladas de CO2. Mientras que Unión Fenosa tiene en cartera tres proyectos hidráulicos en Panamá, con un total de 15 mw, así como la central hidroeléctrica La Joya en Costa Rica, de 50 mw de potencia, todos ellos presentados como Mecanismos de Desarrollo Limpio.

El principal inconveniente, de nuevo, recae en el tipo de proyectos que se presenta como MDL: priman las grandes infraestructuras hidráulicas, que presentan grandes impactos derivados de cambios en el uso de grandes extensiones de suelo.

De hecho, algunas instituciones, como la Comisión Mundial de las Represas (CMR), cuestionan que las centrales hidroeléctricas sean una energía libre de emisiones de CO2. Para esta comisión, las emisiones brutas de los embalses representan entre el 20% y el 28% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero liberados por las actividades humanas. Como se apunta en el estudio de la CMR Represas: “La lucha contra los modernos dinosaurios, cuando se inundan ecosistemas se está alterando completamente el patrón de flujo de CO2 y metano a la atmósfera. Al inundarse el terreno, las plantas y los suelos se descomponen y eventualmente pueden liberar todo el carbono que han almacenado”.

por Sara Plaza

Periódico Diagonal


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