Paleontólogos del sur de Argentina han dado a conocer una enorme red de fósiles que datan del Periodo Jurásico. El hallazgo les permitirá reconstruir todo un ecosistema que ha permanecido «congelado» en el tiempo por alrededor de 140 a 160 millones de años. El descubrimiento ocurrió en la localidad de La Bajada, en la región sudeste de la Patagonia llamada Deseado Massif. En este lugar, una reciente erosión de unos 60.000 kilómetros cuadrados ha dejado los fósiles al descubierto.
Todos los especímenes encontrados se han conservado increíblemente bien por medio de un proceso llamado silicificación, en que la materia se satura en un componente químico llamado silicio, derivado normalmente de material volcánico. Como el período y el lugar en que se originaron los fósiles, se asocia con actividad volcánica intensa, los investigadores sugieren que «la silicificación probablemente ocurrió mientras los organismos estaban vivos o muy pronto después de su muerte».
Desde entonces, estos fósiles se han mantenido encapsulados en chert, un material rocoso sedimentario compuesto de dióxido de silicio, que preserva a los organismo de cuerpo blando. Tal como el ámbar, este material ha permitido que los científicos obtengan una mirada muy valiosa hacia la evolución de los ambientes terrestres. Sin embargo, los autores del estudio publicado en la revista Ameghiniana explican que la sola diversidad de fósiles encontrados en La Bajada asegura que este descubrimiento rinda información acerca de los sistemas jurásicos, mucho más detallada que cualquier otro depósito de chert que se haya descubierto.
En una colección de más de 1.000 muestras encontradas en La Bajada, los investigadores dan cuenta de que la impresionante abundancia de plantas y microorganismos fosilizados les permiten reconstruir características claves del paisaje Jurásico, como también identificar las relaciones dentro de la cadena alimenticia del lugar.
Por ejemplo, la distribución de las algas, normalmente asociada con aguas profundas o superficiales, ofrece una idea de los subambientes acuáticos presentes en ese período. Además, la posición de ciertos hongos y otros microorganismos en relación a las plantas huéspedes, ofrece información respecto de cómo estos organismos se alimentaban de materia orgánica, dando clara evidencia de relaciones parasíticas.
La enorme cantidad de vegetales bien preservados provee una comprensión detallada sobre cuáles especies existían en ese tiempo y cómo evolucionaron en un período de al rededor de 20 millones de años. Esto permite que los científicos puedan identificar las raíces evolutivas de muchas plantas y ecosistemas modernos en detalle, logrando un conocimiento más acabado sobre las etapas de desarrollo de las diferentes especies y lograr nuevas taxonomías.
Mediante el estudio de los especímenes descubiertos en La Bajada, los paleontólogos argentinos esperan llenar algunos vacíos de nuestro conocimiento sobre la evolución de varias especies prehistóricas.
Traducción, CCV, El Ciudadano.