Desde 2017 algunos estudios aseguran que el cambio climático tiene el potencial de afectar drásticamente el desarrollo de los mercados laborales en distintas regiones tanto de manera directa como indirecta.
El cambio climático, un fenómeno global que no tiene fronteras y que para combatirlo requiere del trabajo coordinado por parte de todos los países, ha lanzado otra amenaza sobre la humanidad: una pérdida de la productividad equivalente a 80 millones de empleos para 2030.
La advertencia la hizo recientemente la Organización Internacional del Trabajo de la Organización de las Naciones Unidas, en un informe que versa sobre el aumento del estrés térmico en la agricultura a escala mundial y otros sectores industriales.
Según el organismo, que tomó en cuenta proyecciones basadas en un alza de la temperatura mundial de 1,5ºC, para final de siglo, durante la próxima década el 2,2% del total de las horas trabajadas en el mundo podrían perderse a causa de las altas temperaturas.
Los dos sectores más expuestos son la agricultura (que emplea a 940 millones de personas en el mundo), que debería representar el 60% de las horas de trabajo perdidas para 2030; y la construcción, cuya productividad se recortaría un 19%, precisa el documento presentado a inicios de esta semana.
Desde 2017 algunos estudios aseguran que el cambio climático tiene el potencial de afectar drásticamente el desarrollo de los mercados laborales en distintas regiones tanto de manera directa como indirecta.
A pesar que en algunas regiones los cambios son graduales pero irreversibles, en América Central, por ejemplo, el calentamiento global y la alteración del clima local están empujando a los agricultores a cambiar sus ocupaciones.
En las áreas costeras, donde los arrecifes de corales son una fuente clave de ingresos por turismo, el aumento del nivel del mar amenaza y obliga a millones a reubicarse, al igual que lo hace el derretimiento de los glaciares.
La pérdida de biodiversidad, otra de las aristas del cambio climático, puede afectar la industria del turismo y sus trabajadores.
Impacto global
De acuerdo con el más reciente dossier de la OIT, el impacto de este problema global será mayormente apreciado en el sur de Asia y en África del Oeste, donde alrededor del 5% de las horas trabajadas podrían perderse para 2030.
Los autores del informe «Trabajar en un planeta más caliente: El impacto del estrés térmico en la productividad laboral y en el trabajo decente» advierten que las pérdidas económicas representarían unos 2,4 billones de dólares a escala mundial.
“A grandes rasgos, es el equivalente a la economía de Reino Unido”, declaró Catherine Saget, coautora del informe, citada por The Objetive.
Este panorama obliga a los trabajadores a reubicarse y adquirir nuevas habilidades para adaptarse a un entorno tan cambiante y adverso para su economía familiar.
Cambios ambientales y estrés térmico
Como consecuencia directa del calentamiento global, las crisis climáticas y las altas y bajas temperaturas derivan en tormentas más intensas y más fuertes, inundaciones costeras, sequías, cambios drásticos en los patrones de precipitación, así como crisis alimentarias por la merma en los cultivos y alteraciones en las cadenas productivas a escala global.
En este punto, la OIT advierte del estrés térmico, un calor superior al que el cuerpo puede tolerar sin sufrir daños psicológicos y que suele producirse cuando las temperaturas superan los 35ºC con una fuerte humedad.
“El impacto del estrés térmico en la productividad laboral es una consecuencia grave del cambio climático”, afirmó Catherine Saget.
Como paliativo, los gobiernos promulgan políticas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, mientras los líderes mundiales acordaron la transición a cero emisiones netas para fines de siglo. Sin embargo, los efectos del cambio climático son irreversibles.
Pese a estos esfuerzos, lo único que “podemos esperar un aumento de las desigualdades entre países con altos ingresos y países con pocos ingresos, y que las condiciones laborales se degraden para los más vulnerables, así como los desplazamientos de la población”, advirtió la experta.
En los mercados de trabajo, por ejemplo, millones de personas ya están trabajando en los denominados empleos verdes, como la industria limpia, la agricultura orgánica, las energías renovables y el turismo sostenible, una forma de adaptarse a nuevos entornos.
Menos productividad
Si bien en los últimos años los gobiernos y líderes mundiales se han mostrado preocupados por las amenazas del cambio climático, algunos especialistas aseveran que las cumbres climáticas para abordar este fenómeno global ha resultado un verdadero fiasco sin una política global real, acertada y consensuada.
Un ejemplo de ello es cómo Europa no ha escapado de los efectos del calentamiento global. Nicolas Maitre, economista en la OIT, explicó que Europa tampoco se ha librado del impacto del cambio climático en este sentido.
“Cabe esperar más periodos como los que hemos tenido últimamente, cada vez más frecuentes y más intensos”, dijo a los periodistas, en alusión a las olas de calor.
Países incumplen el Acuerdo de París
Ante advertencias tan claras sobre el cambio climático, representantes de cerca de 200 países se reunieron a finales de 2018 en Polonia para discutir sobre lo que ocurre con el clima y para darle un nuevo aliento al Acuerdo de París, firmado en 2015. Los acuerdos siguen siendo inocuos y las grandes economías del planeta, como Estados Unidos y los países de la Unión Europea, no han cumplido en su totalidad con las exigencias del tratado de París.
Así, el mundo está un grado centígrado más caliente que antes de que irrumpiera la industrialización, de acuerdo a la Organización Mundial Meteorológica: La temperatura global promedio para los primeros 10 meses de 2018 fue 0,98 grados por encima de los niveles que existían entre 1850 y 1900.
De hecho, los países que más emiten gases de efecto invernadero son por China y EE.UU. Ambos representan el 40% del total de emisiones en el planeta, de acuerdo a los datos entregados en 2017 por la Comisión Europea y la Agencia Holandesa del Medio Ambiente.
Estas dos potencias ciertamente mueven gran parte de la economía global, pero ambas se empeñan– a su manera– de ganar una virtual guerra económica.
Estados Unidos, por ejemplo, ha optado por promover el uso de combustibles fósiles, que son una de las grandes fuentes de gases de invernadero, para hacer un negocio más “justo” con los trabajadores de su país. Como se sabe, la nación del norte es una de las que más padece de los embates climatológicos a causa del calentamiento global.
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), alerta que a menos que se tomen medidas urgentes, el cambio climático podría empujar a otros 100 millones de personas a la pobreza para 2030.
Esto también podría significar que, para 2050, 143 millones de habitantes de tres regiones en desarrollo se conviertan en migrantes climáticos, en vista de que muchas personas, familias e incluso comunidades enteras se verán forzadas a buscar sitios más viables y menos vulnerables para vivir.
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