PASCUA LAMA: ¡El oro no se come el agua no se vende!


Autor: Director

El proyecto minero Pascua Lama, que pretende extraer sumas incalculables de oro, plata y cobre de Los Andes, podría causar la muerte del Valle de Huasco. Éste es el último río de aguas diáfanas del norte de Chile y se ubica en las proximidades del desierto más árido del mundo: Atacama. Sólo algunos recursos judiciales pendientes en Chile y la decisión de las autoridades ambientales de la provincia San Juan de Argentina podrían impedir este proyecto, que tiene al ex presidente de Estados Unidos, George Bush, como uno de sus principales accionistas e impulsores.


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Los glaciares de la Cordillera de Los Andes, considerados una de las reservas acuíferas más abundantes y puras del mundo, están a punto de recibir un golpe brutal.
Está por arrancar el proyecto minero Pascua Lama, por medio del cual la empresa canadiense Barrick Gold Corporation pretende extraer (al menos) 20 millones de onzas de oro, 600 millones de onzas de plata y 200 mil toneladas de concentrado de cobre, en los próximos 17 años. Para ello invertiría aproximadamente US$1500 millones, obteniendo ganancias estimadas en más de US$10 mil millones; cifra que podría aumentar varias veces si se tiene en cuenta que las reservas del yacimiento podrían ser muy superiores a lo hasta ahora conocido o declarado.
El proyecto se desarrollará en un área situada a 660 kilómetros al norte de Santiago y 300 kilómetros al noroeste de San Juan, Argentina. Sus reservas minerales se encuentran entre los 4.400 y 5.500 metros de altura.
Pascua Lama se ha convertido en un emblema de la destrucción del proyecto político y económico vigente en Chile, siendo motivo de un gran rechazo ciudadano. En el Valle del Huasco ha habido importantes expresiones de descontento contra el proyecto de la Barrick. Una de las manifestaciones más importantes en contra de este proyecto la brindaron un millar de manifestantes, quienes el pasado 23 de septiembre se reunieron en una misa ecuménica realizada en el caserío de Chollay, ubicado en las proximidades del enclave de la Barrick, en medio de las cumbres andinas. El evento congregó a la comunidad católica y presbiteriana, y fue transmitido en directo a todo el valle, por la radio El Profeta.
El rechazo a Pascua Lama por parte de los pequeños agricultores de la región y los grupos ecologistas, se debe a que el proyecto provocará la contaminación y desaparición de aguas, la polución del aire, efectos negativos en la salud de las personas, la erradicación forzada de muchos de los habitantes cercanos al área, además de graves perjuicios a la agricultura.
Y es que su realización implicará la remoción o destrucción de los glaciares Toro 1, Toro 2 y Esperanza, que cubren el yacimiento de minerales. Estos glaciares alimentan de agua el valle del Huasco, un verdadero oasis ubicado en las proximidades del desierto de Atacama, el más árido del mundo.
Luis Faura, concejal de la comuna de Alto del Carmen y uno de los líderes de la lucha contra Pascua Lama, dice que este proyecto significará «la muerte del Valle del Huasco», pues las millones de toneladas de cianuro necesarias para separar el oro y la plata en el proceso de lixiviación, «se filtrarán a las capas subterráneas, contaminando las aguas». El contacto con el cianuro produce en los seres humanos daños graves que pueden llegar hasta la muerte. La remoción de minerales liberará también grandes cantidades de arsénico.

LOS DIAGUITAS

El Valle del Huasco es uno de los últimos que ha permanecido prácticamente intacto en el norte de Chile, lo que ha favorecido no sólo el desarrollo de actividades agrícolas, sino también de actividades turísticas y espirituales. Debido a la pureza del aire, los médicos lo recomiendan a quienes padecen enfermedades respiratorias.
Pero Pascua Lama cambiará radicalmente este panorama. A decir de grupos ecologistas, no sólo se contaminarán las aguas, sino que las 25.860 toneladas de explosivos anuales que abrirán la entrada de la mina -de 800 metros de profundidad- provocarán el levantamiento de inmensas cantidades de polvo con mercurio, mineral sumamente nocivo para la salud y el medio ambiente.
Además, los trabajos incidirán en la destrucción de las vegas y bofedales (microsistemas ecológicos característicos de las zonas altas de Los Andes), donde se alimentan guanacos, zorros y aves, y que sirven de filtros naturales para liberar de minerales los afluentes del Huasco.
Nancy Yáñez, abogada defensora de las organizaciones de los aborígenes diaguitas -habitantes del centro norte de Chile- advierten que el proyecto Pascua Lama podría implicar la desaparición definitiva de esta etnia, pues acabaría con los cursos de agua, de los cuales dependen sus actividades principales: la agricultura y el pastoreo.
Yáñez señala que los diaguitas, agrupados en la comunidad agrícola de los Huascoaltinos, han sido despojados gradualmente de sus tierras, por mecanismos «espurios», pese a que tienen títulos de propiedad que datan de la Colonia y que fueron reconocidos por el Estado chileno en 1903. Asimismo, denuncia que con el proyecto minero les fueron enajenadas primero 6 mil hectáreas y después 45 mil. Afirma que ese despojo fue convalidado en 1997, por un estudio de actualización de títulos de dominio, encargado por el Ministerio de Bienes Nacionales al abogado Jaime Mulet. Éste pertenece a una de las familia más influyentes de la zona, que también intenta apropiarse de terrenos diaguitas, y es diputado de la Democracia Cristiana.
Los caminos y quebradas que habitualmente usan los indígenas para llevar su ganado a pastar a las nacientes de los ríos, permanecieron ocupadas en forma ilegal durante años por la empresa Barrick, a pesar de que su apertura fue solicitada el 2001 por la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama). El Ciudadano pudo comprobar en terreno la veracidad de esta información. En sus labores de exploración, Barrick ha destruido sitios de gran valor arqueológico, como la denominada cancha de los indios, que la empresa ocupa como pista de aterrizaje de avionetas. Arqueólogos del Consejo de Monumentos Nacionales señalaron que el sitio ya es «irrecuperable».

BACHELET

El 15 de febrero pasado, la gubernamental Comisión Regional de Medio Ambiente (Corema), reunida en la Intendencia de Copiapó, capital de la región de Atacama, autorizó el proyecto Pascua Lama, con algunas condicionantes. La más importante: se impide la remoción y destrucción de los glaciares. Sin embargo, la resolución está redactada en forma ambigua. Para no tocar los glaciares, Barrick tendría que explotar el yacimiento de forma subterránea o esperar a que se derritan los hielos, o bien empezar a trabajar de manera que contribuya a que esto ocurra, como teme el concejal Luis Faura.
El Ciudadano consultó a la presidenta Bachelet a este respecto:
«¿Qué sentido tiene aprobar y apoyar Pascua Lama considerando que la promotora de este proyecto, la Barrick Gold Corporation, nunca pagó impuesto mientras operó el mineral «El Indio»; como por lo demás hacen casi la totalidad de las grandes empresas que operan en Chile, lo que quedó demostrado por el «Informe Lavandero del Senado de Chile» del 2004?
A lo que agregamos: ¿Está el Gobierno de Chile en condiciones de garantizar que el
último río de aguas diáfanas del norte de Chile, no será contaminado por el accionar de la Barrick, empresa de oscuro historial en materia ambiental en Nevada (EEUU), África, Australia y Perú?
La mandataria señaló que este proyecto es importante por la cantidad de empleos que a su entender daría, evadiendo responder acerca de por qué se autoriza la explotación, a una empresa que nunca ha pagado impuestos en Chile. Tampoco se pronunció respecto del citado Informe del Senado, en el que se señala que las grandes empresas mineras no contribuyen al Estado de Chile, por la explotación de recursos que no son renovables. Pero dijo: «me preocuparé personalmente que la empresa respete el medio ambiente».
Julián Alcayaga, presidente del Comité de Defensa del Cobre y autor de El libro negro del metal rojo, señaló que no sólo se deben analizar los previsibles daños ecológicos, sino también el hecho de que Barrick «no aportará nada al erario nacional».
Apela a un antecedente: Barrick no tributó «ningún peso» por la explotación de la mina de oro El Indio, que operó durante 17 años. La empresa siempre declaró pérdidas en sus operaciones, con lo que eludió pagar el impuesto a las ganancias. Explica que las trasnacionales recurren a maniobras para documentar sus supuestas pérdidas, como solicitar créditos con altísimas tasas de interés a empresas filiales suyas, ubicadas en paraísos fiscales, y así transfieren sus ganancias al extranjero. También venden los minerales a empresas relacionadas con ellas, a precios muy por abajo de los valores del mercado.
El Consejo de Ministros de la Comisión Nacional de Medio Ambiente, ratificó lo obrado por la Corema de Atacama, por lo que sólo restaría el pronunciamiento de Tribunales para revertir este proyecto. Las posibilidades no son pocas, puesto que el 21 de junio pasado, la titular del 14 Juzgado Civil de Santiago, Maria Isabel Reyes, declaró nula la transacción por la cual la corporación adquirió 8.600 hectáreas de terreno al minero Rodolfo Villar, debido a que el monto de la misma (diez mil pesos), es un monto inconstitucional y no válido para la legislación chilena. En otro golpe a la minera, la presidenta de la Corte de Apelaciones de Santiago, Gabriela Pérez, rechazó dar vista preferente a la apelación de esta causa, tal como había pedido Barrick; debido a esto, el juicio podría demorar varios años, debilitando sus posibilidades. El abogado Hernán Montealegre dijo que sin los terrenos de Villar es imposible que se pueda realizar el proyecto minero, debido a que en ellos se ubican caminos e instalaciones imprescindibles para su desarrollo.
En el lado argentino la minera ya ha sido multada por organismos gubernamentales, por arrojar petróleo y enterrar desechos en la Reserva de la Biosfera de San Guillermo, que se encuentra en su área de operaciones. La provincia argentina de San Juan también deberá pronunciarse en las próximas semanas respecto de si autoriza o no el desarrollo del proyecto. Y las presiones de Barrick son enormes.
Las mineras Noranda y Homestake pretenden explotar otros proyectos en las proximidades de estas minas, y lo harían amparados en al Tratado de Integración Minera establecido entre Chile y Argentina. De hecho, Pascua Lama es el primer proyecto que forma parte de este tratado, firmado por los dos países sudamericanos en diciembre de 1997, cuando gobernaban Eduardo Frei Ruiz Tagle y Carlos Menem.
El tratado facilita la explotación de los recursos minerales a los inversionistas extranjeros y anula o debilita las restricciones que las legislaciones de ambos países imponen a la explotación de ese tipo en zonas fronterizas.
Barrick, a través de su empresa de relaciones públicas Extend, realizó un fuerte cabildeo a favor del tratado. No es de sorprender, pues desde los años ochenta, Barrick explora y adquiere terrenos en Los Andes, tanto del lado chileno como del argentino.

TRAPOS SUCIOS

Barrick Gold Corporation fue creada en 1983, en Toronto, por Munk y Adnan Kashoggi. El primero es un personaje de dudosa reputación, que en la década de los sesenta vendió las acciones de la empresa de equipos estereofónicos Clairtone, pocos días antes de anunciar su quiebra. Mediante esta maniobra, se hizo de cientos de millones de dólares, según relata el libro La mejor democracia que se puede comprar con dinero, escrito por Greg Palast, periodista del diario británico The Guardian y de la cadena de televisión BBC.
Kashoggi, por su parte, es un traficante de armas saudí, estuvo involucrado en el escándalo Irán-Contras y, sobre todo, es amigo del expresidente de Estados Unidos George Hebert Bush.
En un principio, la corporación tenía entre sus activos el importante yacimiento de oro de Goldstrike, Nevada. Los favores políticos hicieron grande a esta empresa, que al principio no tenía siquiera los correspondientes permisos de explotación. En 1992, cuando Bush padre se acercaba al fin de su mandato, promovió reformas a la Ley de Minería, que databa de 1872, para que las grandes compañías gozaran de los mismos beneficios tributarios que los pequeños mineros. Así, Barrick pagó sólo 10 mil dólares por la patente de la mina de Nevada, cuyas reservas explotables estaban avaluadas en US$10 mil millones.
Después de asumir su cargo de Secretario del Departamento del Interior, del gobierno de William Clinton, Bruce Babbit, calificó las maniobras de Barrick como «el mayor robo de oro a mano armada desde los días de Butch Cassidy».
Posteriormente, el ex presidente Bush se incorporó a Barrick como accionista, según documentos difundidos por el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales. De 1995 a 1999, fue consejero ad honorem, nombramiento que recibió a sugerencia de un miembro del directorio de la empresa: Brian Mulroney, ex Primer Ministro de Canadá y uno de los principales impulsores del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) y del Tratado de Libre Comercio entre Chile y Canadá. Este último instrumento abrió las puertas de Chile a las inversiones de Barrick y de la minera Noranda.
Palast señala en su citado libro, que en septiembre de1996, Bush padre escribió una carta al dictador indonesio Suharto, en la cual lo instaba a otorgar a Barrick una concesión para explotar una mina de oro. El proyecto finalmente abortó, pero dejó en claro el tráfico de influencias del ex presidente estadounidense, para beneficiar a Barrick. Más aún, según el libro, Mulroney y Bush cabildearon para facilitar la llegada de Barrick a Sudamérica, particularmente a Chile, Argentina y Perú.
Pero los favores de los Bush a la trasnacional canadiense no acaban ahí: en 2001 el gobierno de su hijo, George W. Bush, relajó las normas que limitaban los vertidos residuales de la minería del oro. Esa reforma benefició directamente a Barrick y a sus propiedades en Nevada, estado que ha sufrido daños ambientales irreparables por esa causa.
Barrick, la segunda empresa en producción de oro en el mundo, también ha sido acusada de causar importantes daños al medio ambiente en Perú y Australia. Pero su oscuro historial no se limita a los daños ecológicos: a mediados de los noventa, le compró a la minera canadiense Sutton Resources unos yacimientos auríferos en Bulyanhulu, Tanzania.
El contrato de esa operación establecía que, previamente, la empresa vendedora debería solucionar un problema: erradicar a miles de pequeños buscadores de oro que allí laboraban, porque con su presencia el yacimiento carecía de valor. En agosto de 1996, «los bulldozers de Sutton, respaldados por las armas de fuego de la policía militar, pasaron por la mina e hicieron pedazos las casas de los trabajadores, destrozaron sus equipos y llenaron sus fosos. Varios miles de mineros y sus familias fueron ahuyentados de la propiedad. Pero no todos. Cerca de 50 se quedaron en sus pozos y fueron enterrados vivos», señala Palast en su libro.
A pesar de ello, el lema de Barrick es «minería responsable».

Francisco Marín


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