En un hallazgo que destaca la riqueza biológica de los humedales costeros de Coquimbo, expertos han reportado la presencia de un ejemplar de parina chica o flamenco de James (Phoenicoparrus jamesi) en el humedal El Culebrón y la playa Changa. Este flamenco, caracterizado por su plumaje rosado pálido y pico negro con base amarilla, es una especie habitual de los salares altoandinos, pero poco común en zonas costeras. Sin embargo, su visita está marcada por amenazas inesperadas: los ataques de perros.
Según Paula Plaza, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), “normalmente la parina vive en salares altoandinos, donde la presencia de perros no es frecuente. En zonas costeras, como esta, enfrenta otras amenazas”. Los perros han sido identificados como una de las mayores molestias para este flamenco en su paso por la región, lo que podría afectar su comportamiento y supervivencia.
La importancia de los humedales
El flamenco, que parece ser un juvenil, llegó a este ecosistema en un movimiento poco común, posiblemente en busca de alimento. Estas aves se alimentan filtrando pequeños microorganismos del agua y el suelo mediante estructuras especiales en sus picos llamadas lamelas. “La parina chica que es la que vemos acá, es la más pequeña entre los 3 tipos de flamencos de Chile, se alimenta de diatomeas y vive principalmente en zonas altoandinas entre los 3.000 y 4.000 metros sobre el nivel del mar, altitudes más bajas son poco frecuentes, entonces el registro que nosotros estamos observando acá es algo poco frecuente”, añade Plaza.
Además de su función como hábitat de aves migratorias, los humedales costeros cumplen roles cruciales, como la mitigación del cambio climático y el suministro de agua. “Es muy importante cuidar estos espacios porque nos otorgan muchos beneficios, como el agua, también cumplen un rol fundamental para mitigar el cambio climático. Entonces, proteger estos espacios no solamente beneficia al ser humano, sino que también a otras especies, como el caso de las aves migratorias”, destaca Paloma Núñez, encargada de Ciencia Ciudadana del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA).
Nuevas amenazas, nuevas responsabilidades
El registro de la parina chica en Coquimbo subraya la urgencia de proteger los humedales y controlar factores de riesgo, como los ataques de perros y la falta de regulación en zonas de biodiversidad crítica.
“Si tienen la oportunidad y fortuna de ver a la parina chica en la costa de Coquimbo, mi recomendación es no acercarse mucho, si bien no es un ave peligrosa, es bueno mantener una distancia prudente para no asustar al animal. Si vas con perros, amarrar a tu perro, y tercero, disfrutar porque son especies que no se ven frecuentemente acá y tenerla ahora es todo un espectáculo”, concluye Plaza.