El 8 de julio de 1730 se registró en las costas de Valparaíso uno de los terremotos y tsunamis más destructores de los que se tenga conocimiento en la historia de nuestro país.
Según investigaciones científicas el movimiento telúrico alcanzó los 9 grados en la escala de Richter, generando un posterior tsunami que arrasó con gran parte del sector El Almendral de la ciudad-puerto.
Al respecto, Marco Cisternas, profesor del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Valparaíso y director del Laboratorio de Geotsunami de la misma casa de estudios superiores, planteó la necesidad de llamar la atención de la sociedad frente a este tipo de fenómenos de la naturaleza.
«Nuestras investigaciones están demostrando que en Chile central existen dos tipos de terremotos y tsunamis: unos que son grandes, pero que producen tsunamis pequeños, como por ejemplo los de 1985, 1906 y 1822. Los otros tipos de terremotos son más grandes que los anteriores y generan tsunamis también muchos más potentes, como lo fue el terremoto del 8 de julio de 1730», explicó el académico.
El experto agregó que, en este último caso, las rupturas son más superficiales y mueven más cantidad de agua, generando un mayor movimiento del océano y, por lo tanto, tsunamis más grandes.
En esa línea, los estudios llevados a cabo por Cisternas y su equipo determinaron que este último tipo de terremotos y tsunamis son menos frecuentes que los que se pudieron percibir en el 2010 o 1985.
«El registro geológico de largo término nos muestra que los terremotos similares al de 1730 ocurren cada 300 o 400 años y lo que nos preocupa es que ya han pasado casi 300 años desde este último gran fenómeno», planteó el profesor Cisternas.
«Como científicos estamos preocupados de que vaya a ocurrir un evento similar en la zona, específicamente en la costa de Chile metropolitano, la que se ubica entre San Antonio y La Ligua. Es la costa más poblada de Chile y posee los dos puertos más importantes desde el punto de vista comercial», añadió el docente de la PUCV.
Según antecedentes históricos, en 1730 el tsunami originado por el terremoto causó la inundación de todo el barrio El Almendral de Valparaíso, el cual quedó completamente bajo el agua hasta la altura de lo que hoy es el Congreso Nacional.
Los daños que dejó en la zona no se pueden conocer por completo, debido a que en la fecha de ocurrido el suceso, Viña del Mar y sus alrededores no existían como ciudades. Sin embargo, sí se tienen antecedentes de que la zona de Concepción, que se ubicaba en lo que es actualmente Penco, quedó completamente destruida.
«El terremoto de 1730 generó un tsunami que fue muy grande en Valparaíso y Concepción, pero además llegó a Japón, generando gran destrucción a su paso. Se estima que fue grado 9», puntualizó Cisternas.
Por todo lo anterior, el docente planteó la necesidad de poner acento en la prevención ante la posibilidad de sismos de magnitud en la zona mencionada.
«Queremos llamar la atención de las autoridades en torno a una serie de aspectos que no están siendo abordados actualmente. ¿Están preparadas todas las estructuras en Santiago para recibir un evento de magnitud 9? Y en el caso de la costa, ¿qué medidas se han tomado para la evacuación?», se preguntó el investigador.
Finalmente, el académico argumentó que hay que actualizar los protocolos ante la eventualidad de estos fenómenos naturales.
«Los tiempos y las rutas de evacuación no han sido actualizadas desde 2010. Por otra parte, en Santiago hay muchos temas que abordar en cuanto a la prevención: ¿Qué pasa con el Metro o edificaciones grandes? Las carreteras y pasos bajo nivel son los que más sufren para este tipo de eventos y no nos olvidemos que en La Reina existe un reactor nuclear», cerró el profesor.
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