Los plaguicidas son sustancias de origen químico que se utilizan en la producción agrícola con la finalidad de matar y eliminar plagas de importancia económica.
Un plaguicida es un biocida, ya que mata organismos vivos, y su grado de letalidad depende del nivel de toxicidad que presenta cada uno de estos productos, en el mercado nacional se encuentran plaguicidas que van desde los extremadamente tóxicos (etiqueta roja) hasta plaguicidas considerados atóxicos (etiqueta verde).
En Chile la importación de plaguicidas entre los años 1984-2006 ha crecido en un 469%.
En el país se encuentran registrados 420 principios activos (con efectos plaguicidas) , contenidos en 924 marcas comerciales, de los cuales 41 pertenecen a la categoría 1A y 29 a la categoría 1B. (extremadamente y muy tóxicos respectivamente)
El modelo de producción agrícola Chileno se caracteriza por el uso intensivo de insumos sintéticos, particularmente por el uso intensivo de plaguicidas, como resultado de esta práctica, en los últimos 10 años se intoxican en promedio y anualmente 700 trabajadores agrícolas.
Según el MINSAL, en el año 2008 hubo 849 intoxicaciones provocadas por el uso de plaguicidas, en su mayoría los afectados fueron trabajadores (hombres y mujeres) de temporada. Los 849 casos son los notificados y confirmados, las estimaciones sostienen que en Chile sólo se notifica 1 de cada 4 casos de intoxicaciones por plaguicidas.
De Enero a Septiembre del año 2009, se habían notificado 340 casos de intoxicaciones, los que incluyen 6 muertes por plaguicidas.
Las intoxicaciones ocurridas en la región del Maule, los días 21 y 23 de Noviembre del 2009 respectivamente, han puesto de manifiesto una vez más el carácter irracional del modelo de producción agrícola que prevalece en Chile, modelo que ha priorizado el uso de insumos altamente contaminantes como medio de producción “esencial” en la producción de alimentos.
Las últimas cifras señalan que son aproximadamente 500 los trabajadores agrícolas intoxicados, ya existe claridad acerca de los productos que provocaron esta situación, en rigor, CLARINET, fungicida de acción sistémica, clasificado como moderadamente peligroso, según la propia empresa fabricante en caso de intoxicación con este producto el afectado puede llegar incluso a la inconciencia.
Junto al fungicida empleado (insumo utilizado para el control de enfermedades provocadas por hongos), se utilizó el insecticida PIRINEX, cuyo ingrediente activo, CLORPIRIFOS, inhibe la colinesterasa, enzima vital en el sistema nervioso de animales y humanos.
El uso irracional de CLORPIRIFOS, puede producir una variedad de efectos sobre el sistema nervioso de las personas, la exposición a altos niveles de este insumo puede provocar dolores de cabeza, visión borrosa, secreción nasal, temblores, mareos, pérdida del control intestinal, pérdida de conocimiento o la muerte.
A propósito, al hacer uso de la palabra en la cumbre mundial del Hambre que se desarrollo durante el mes de Noviembre del 2009, en la ciudad de Roma, Bachelet sostuvo la necesidad de construir (literal) “Paradigmas productivos Sustentables”, lo que refleja claramente una expresión de voluntad que no se condice con la realidad del modelo de producción agrícola que existe en Chile, para ser precisos, los aproximadamente 500 trabajadores intoxicados no tienen que ver precisamente con la afirmación de construir paradigmas productivos sustentables.
A raíz de las recientes intoxicaciones ocurridas, la ministra de Agricultura Marigen Hornkol ha declarado que las instituciones públicas estaban funcionando en materia de regulaciones al uso de plaguicidas, las investigaciones estaban en curso y se tomarían las medidas pertinentes.
La agricultura cumple un rol social fundamental, producir alimentos, en Chile la agricultura es después de la Industria del Cobre, la actividad económica más importante del país, sin embargo, la forma en que producimos alimentos se caracteriza por el uso intensivo e irracional de los recursos naturales, se caracteriza por el uso de medios sintéticos que priorizan el productivismo por sobre la preservación del medio ambiente, por sobre el respeto a la vida de los trabajadores.
En Chile es evidente que la mirada economicista sobre la agricultura considera a la misma como una simple actividad económica, actividad que con capital y tecnología brinda beneficios a quién invierte en ella.
Las cifras de intoxicaciones provocadas por plaguicidas son más elocuentes que cualquier expresión de voluntad, “nuevos paradigmas productivos sustentables”, “instituciones que funcionan de forma posterior a las intoxicaciones”, “Chile potencia agroalimentaria”, “Chile liderando las exportaciones de alimentos”, ¿de que hablamos? ¿Es posible ser una potencia Agroalimentaria a costa del uso irracional de los suelos y el agua disponible, agua que en Chile se encuentra privatizada? ¿Es posible que nos preciemos de ser, o querer ser, una potencia agroalimentaria cuando 500 trabajadores se intoxican por el uso irracional de plaguicidas?.
En Chile la deconstrucción de un nuevo modelo de desarrollo agrícola se encuentra absolutamente pendiente, es hora de pensar en la necesidad de implementar un modelo de desarrollo agrícola racional y eficiente en el uso de sus recursos naturales, racional y eficiente en la preservación de su base agroecológica, racional y eficiente en la preservación del medio ambiente y en la vida de los trabajadores agrícolas y de sus familias, o sea Chile necesita una POLÍTICA DE DESARROLLO AGRÍCOLA, y no continuar formulando promesas que luego se transforman en explicaciones, como ha sucedido a propósito de las recientes intoxicaciones provocadas por plaguicidas.
Rodrigo Mundaca
Ingeniero Agrónomo.