Por qué tu perro se alegra tanto de tu vuelta a casa: La vida emocional de un perro

Hay una duda que corroe a todo dueño primerizo de un perro cuando tiene que separarse de él durante un tiempo: ¿me reconocerá cuando vuelva a casa? Pero los miedos se disipan en cuanto ves que el perro sale a tu encuentro como si tu retorno fuera lo mejor que le ha pasado en la […]

Por qué tu perro se alegra tanto de tu vuelta a casa: La vida emocional de un perro

Autor: CVN
CVN

Mans-Best-Friend-1-1

Hay una duda que corroe a todo dueño primerizo de un perro cuando tiene que separarse de él durante un tiempo: ¿me reconocerá cuando vuelva a casa? Pero los miedos se disipan en cuanto ves que el perro sale a tu encuentro como si tu retorno fuera lo mejor que le ha pasado en la vida.

La red está repleta de vídeos virales de perros que parecen emocionarse al extremo al reconocer a sus dueños cuando vuelven a casa tras una larga ausencia. En el último aparece una joven que vuelve a casa después de pasar dos años en el extranjero. Su perro parece llorar al reconocerla hasta que se desmaya de supuesta emoción. Pero, aunque las 35 millones de personas que lo han visto piensen que, realmente, el perro está emocionado, ¿lo está realmente?

Las personas tienden a atribuir a sus mascotas emociones propiamente humanas que los perros, sencillamente, no son capaces de experimentar. Pero, dicho esto, está claro que los perros sí reconocen que alguien especial ha llegado a casa, y su comportamiento así lo indica.
Y es algo que se conoce desde tiempos inmemoriales. En la Odisea, Homero narra cómo, cuando Ulises regresa a casa 20 años después de su partida, el único que le reconoce es su perro Argos, que muere poco después.

La vida emocional de un perro

Según explica en Pacific Standard Stanley Coren, profesor emérito de la University of British Columbia y autor del libro The Wisdom of Dogs, “la vida emocional de un perro es muy parecida a la de un niño de dos o tres años”.
Un niño de esa edad, explica, experimenta emociones como el amor, el gozo, el miedo, la ira o la sorpresa, pero no percibe otras emociones más sociales como la vergüenza, la culpa o el orgullo y, además, no sabe de dónde vienen éstas.

Con los perros ocurre algo parecido. Experimentan emociones básicas, pero las asocian a diferentes estímulos, incluido los humanos que le proporcionan éstas o, más bien, su imagen, su sonido y, sobre todo, su olor. Es por ello que su presencia despierta esas emociones.

Lo que no está tan claro es cómo funciona la memoria de los perros, sobre la que se desconoce casi todo. Es evidente que los canes tienen memoria, de lo contrario no reconocerían a sus dueños, pero es muy específica. Sí, los canes perciben cuando ha vuelto su dueño, pero no está tan claro que le echen de menos cuándo se va, ni que sean conscientes de que ha estado fuera más o menos tiempo.

La reacción de los perros ante la llegada de sus dueños es variada: algunos no paran de dar vueltas alrededor suyo, otros tratan de alcanzarles poniéndose a dos patas, otros dan vueltas en el suelo… Lo curioso es que, si bien esta reacción puede repetirse a diario cuando el dueño vuelve de trabajar, parece intensificarse cuando su ausencia ha sido más prolongada. ¿Por qué?

En primer lugar, no está tan claro que la reacción de los perros sea más intensa tras una ausencia prolongada, o al menos no hay una evidencia sólida que lo demuestre.

Quizás crezca la intensidad si tardas más de lo habitual en volver (algo que el perro si podría notar), pero parece poco probable que un perro sepa diferenciar si has estado fuera una semana, un mes o dos años.
Pero los humanos sí. Cuando regresamos a casa tras mucho tiempo fuera estamos deseando ver a nuestro perro, y nuestros familiares están deseando también que lo veamos, lo que crea una situación de emoción colectiva donde perdemos la perspectiva de lo que es normal o excepcional. En definitiva, exageramos la reacción que en realidad ha tenido el can.

Lo que no debes temer es que tu perro te haya olvidado. Esto sólo puede ocurrir por dos razones: que tu perro sea menor de seis meses, ya que las nuevas emociones habrán borrado lo que ya sabía de ti; o que sea muy mayor y haya desarrollado lo que se conoce como “disfunción cognitiva canina”, una enfermedad similar al alzhéimer que sufren muchos perros de viejos y que afecta su memoria. De lo contrario, cuando vuelvas, te recibirá como te mereces. Para él, seguías formando parte de la familia.

Por Miguel Ayuso/ El Confindencial


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano