La Agrupación en Defensa del Río Laja y el Medio Ambiente presentó ante la Corte de Apelaciones de Concepción un recurso de protección por el estado de contaminación en el que se encuentra el Río Laja, detrás del que acusan están las malas prácticas de la Central Hidroeléctrica Laja, propiedad de GDF Suez, por lo que solicitan que se detenga el funcionamiento de esta hasta que se investiguen las causas que provocan el fenómeno, una especie de mancha espesa que cubre parte de la superficie (vea imágenes más abajo).
No obstante, los vecinos tienen claro que el problema emana de la no limpieza de la ribera al momento de construir la central,cortando los árboles sumergidos para evitar la putrefacción de materia orgánica,por lo que exigen que la detengan y cumplan con lo comprometido en el Estudio de Impacto Ambiental.
Según lo relatado por miembros del movimiento, en 2012, durante la construcción del proyecto -ubicado en el límite de las comunas de Laja y Yumbel- se inundó el terreno hasta la localidad de La Aguada por no haber realizado las limpiezas pertinentes, situación que se ha mantenido hasta ahora, habiendo tenido los vecinos que soportar reiterados episodios de malos olores generados por el estancamiento del agua y estampas de turbiedad como las de las siguientes imágenes, que dañan el potencial turístico de la localidad, especialmente en época estival.
Según lo consignado por Jaime Torres, presidente del movimiento, a RBB, son unas 700 personas las afectadas por el fenómeno contaminante, cifra que aumenta a más de 1000 durante los meses de verano. El dirigente puntualizó que últimamente han aparecido casos de niños con alergias y dolores estomacales.
«Esta demanda es para que la empresa paralice las actividades hasta que no limpien el río, eso es lo que queremos, hasta que no lo investiguen y lo aclaren», enfatizó Torres.
Empresa realizará nuevos estudios
A través de un comunicado, la firma anunció su intención de realizar en el mes de febrero «un estudio con un tercero independiente, para encontrar la causa raíz del problema”.
Y es que en el 2014 la empresa encargó a la Universidad de Concepción un estudio que determinó que las aguas no estaban contaminadas, lo que no obstante es puesto en tela de juicio por otras voces y en vista del estado superficial del río y los olores que de este emanan, dándose además el hecho de que dichos informes fueron realizados en invierno, siendo que es en la época estival cuando se manifiesta con mayor fuerza el problema.