El Gobierno frente a la terrible situación que viven los habitantes de la Región de Atacama, decretó iniciar el llenado de formularios en donde cada familia consigne las pérdidas sufridas de todos sus enseres y bienes, como medida paliativa para enfrentar el duro momento que les han significado los aluviones debido a las fuertes lluvias vividas en la zona.
La presidenta, además, informó que enviará al ministro de Economía, Luis Céspedes y al ministro subrogante de Vivienda, Jaime Romero, a la región para que in situ evalúen la prestación de ayuda económica a los afectados y la reparación o sustitución de sus viviendas, en caso de que sea necesario. Según la mandataria esta medida se debe a que los propios secretarios de Estado sean quienes vean el estado en que se encuentran las personas en la zona y que puedan asistirlas en sus necesidades inmediatas.
La jefa de Estado señaló que “dependiendo de la situación de cada familia se analizarán los beneficios y aportes, como subsidios para la vivienda”. Sin embargo, más allá de la ayuda en la urgencia para toda esta población nortina, el gran problema pasa por la situación de indefensión permanente que viven estas comunidades, primero, desde las políticas centralistas que olvidan a la ciudadanía de las regiones, confinándolas a convivir entre industrias y a estándares de vida poco dignos; y segundo, frente a la permanente amenaza de que los tranques de relave utilizados por la minería, cedan y terminen por hacer desaparecer a las comunidades con todos sus habitantes.