Tensos momentos se vivieron en la presentación que la empresa titular del proyecto ‘Central de pasada Mediterráneo’ realizó en Río Puelo, capital de la comuna de Cochamó, este martes 7 de febrero de 2012. La exposición, que es parte del proceso de ‘participación ciudadana’ que supervisa el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de la Región de Los Lagos, tuvo lugar en la Biblioteca municipal de esa ciudad de la provincia de Llanquihue.
Vecinos y habitantes que efectúan labores turísticas mostraron en todo momento su rechazo al trazado del tendido eléctrico definido por la empresa. El día anterior, tanto el Seremi de Medioambiente como el Director regional de Sernatur manifestaron que ese era el aspecto más cuestionable de este proyecto.
Los pobladores de la comuna de Cochamó viven hace años con el temor a ser invadidos por centrales hidroeléctricas, y no es para menos, pues además de ser una zona dedicada a la pesca, agricultura y ganadería, posee cuantiosas reservas de bosque nativo y de agua. Y no sólo eso, por su belleza paisajística, sus ricos ecosistemas y sus cuencas binacionales (ríos Puelo y Manso) -que comunican con el poblado argentino de El Bolsón-, este territorio es considerado un incipiente polo de interés turístico internacional.
Si bien la amenaza de la represa que pretendía construir Endesa en el río Puelo parece haberse diluido, los habitantes de estos idílicos lugares están siendo informados del proyecto “Central de pasada Mediterráneo”, el cual pretende construir un túnel subterráneo de 5,5 km, con una bocatoma en la confluencia de los ríos Torrentoso y Manso, y una caverna de máquinas bajo tierra. Pero lo más grave y “escandaloso”, a ojos de los afectados, es el trazado de la línea de alta tensión de 63 kilómetros que llevaría la energía (210 MW) hasta el Sistema Interconectado Central (SIC), al conectar con la central hidroeléctrica Canutillar que obtiene el agua del lago Chapo. Cabe consignar que un preocupante descenso en el nivel de agua de este embalse natural ha sido constatada desde la puesta en funcionamiento de dicha planta en 1991.
En un salón del segundo piso de la biblioteca municipal de Río Puelo se desarrolló, el pasado martes 7 de febrero, la presentación del proyecto “Central de pasada Mediterráneo”. La reunión, que duró unas tres horas y a la que asistieron unas 50 personas, comenzó con una introducción a cargo de Patricia Hernández, encargada del área de ‘Participación Ciudadana’ del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de la Región de Los Lagos (con sede en Puerto Montt). La profesional explicó que el proyecto ingresó como Estudio de Impacto Ambiental (EIA) el 7 de diciembre de 2011 y que el proceso de información y consultas a las comunidades afectadas comenzó el día 19 de aquel mes, por lo que se estima que el período de observaciones durará hasta el 12 de marzo del presente año (120 días hábiles).
EL POLÉMICO TRAZADO 5
A continuación se dirigió a los presentes Rodrigo Jiménez, gerente general y representante legal de la empresa titular, quien reiteradamente insistió en que se trata de un proyecto que intenta ser compatible con el medio ambiente y respetuoso de la vida y costumbres de los lugareños. La proyección de las imágenes y animaciones del proyecto estuvo a cargo de Alfonso Castro, ingeniero medioambiental de Mediterráneo, cuya presentación se desarrolló sin inconvenientes hasta la parte en que dio a conocer las cuatro alternativas de líneas de transmisión que la empresa desechó por considerar que impactaría zonas de bosque nativo protegidas por la Conaf.
Luego de lo cual, se vio interrumpida al momento de mostrar el trazado definitivo (Nº5) del tendido eléctrico (Línea Alto Reloncaví). En ese instante, un asistente pidió la palabra y expresó que le parecía ‘aberrante’ que el proyecto procurara no afectar los árboles pero sí a las personas que son propietarias de los terrenos ribereños por donde se pretende instalar las torres y el tendido. Otro participante indicó que con esas instalaciones se arruinará la principal actividad económica de esa área (laguna Tagua Tagua), que es el turismo; y preguntó: “¿Acaso la gente se va a venir a tomar fotos con las torres?”.
Ante el interrogante sobre la posibilidad de que se les expropien los terrenos o que se les obligue a entregar ‘servidumbres de paso’ (en virtud de Ley eléctrica, 54/1997), el representante de la empresa titular señaló que la experiencia aconseja llegar a acuerdos con los propietarios o modificar el trazado antes que enfrascarse en largos litigios que harían postergar demasiado las obras.
La exposición continuó con una animación que muestra el impacto que tendrá la construcción de dos gigantescas torres de 150 metros de altura, equivalentes a un edificio de 60 pisos, que se instalarán a ambos costados del estuario, afectando irremediablemente la tradicional vista de las postales turísticas de Cochamó.
Jorge Dávalos, vecino del sector, opinó que “Es un impacto grosero en nuestro medioambiente; además de arruinar el paisaje, representa un gran peligro para los aviones que sobrevuelan permanentemente la zona”. Y recordó que hace algunos años hubo un accidente aéreo provocado por un tendido eléctrico en la boca del río Cochamó en que murieron los tres ocupantes de la nave. Dávalos, quien añadió que si bien no nació en esta localidad, la adoptó para vivir el resto de sus días, expresó que este proyecto significa destruir una manera de vivir, por lo que “haré todo lo que esté a mi alcance para defender mi comuna y oponerme a esta iniciativa”, concluyó.
“ES UN ESCÁNDALO”
La siguiente presentación correspondió a Jaime Illanes, de la consultora que estuvo a cargo del estudio de impacto ambiental. La ponencia se propuso mostrar las mitigaciones, reparaciones o compensaciones que se analizaron para responder a los impactos del proyecto, a través de acciones destinadas a proteger la flora y fauna del lugar, la pureza de las aguas, la belleza del paisaje (utilizando materiales opacos en las torres) y el estilo de vida de la zona. También se mencionó que en los dos campamentos de trabajadores –que en su máximo albergarán a 600 operarios- privilegiarán la contratación de mano de obra y proveedores de víveres locales. Luego se aclaró que en promedio la etapa de construcción (tres años y medio) contempla la presencia de 300 trabajadores, y de sólo 12 en la fase de operación (la obra tendrá una vida útil de mínimo 50 años).
Una asistente a la reunión que se identificó como profesora de castellano y propietaria de un terreno cercano al trazado eléctrico Nº5, enfatizó que “la respuesta a los impactos que presenta la empresa es absurda, rídicula, pues, a parte de algunos empleos y compra de alimentos en la zona, el proyecto es totalmente dañino”. La mujer continuó diciendo que “esto es un escándalo, es bajo e indigno; acá nos están dando una pequeña posibilidad de patalear un rato, pero se ve que las obran las van a hacer igual”. Además, la pedagoda considera que “es injusto; ellos (la empresa) tuvieron dos años para estudiar su proyecto y a nosotros nos dan sólo dos meses para oponernos. Ellos tienen muchos recursos y nosotros muy pocos. Estamos indefensos; es una lucha de David contra Goliat”.
Alex Morales, encargado de Fomento Productivo de la Municipalidad de Cochamó, declaró que le parecía que el estudio no daba respuesta a la inquietud por el impacto antropológico que acarrearía la presencia de 600 trabajadores en la etapa de construcción, en términos de los probables embarazos no deseados, prostitución, delincuencia y otros.
CARLOS Y ADOLFO
El instante de máxima tensión se vivió cuando un vecino de la comuna, David Mardones, se paró al lado del telón de proyecciones y comenzó a arengar al público, afirmando que este proyecto responde “a la codicia del capitalismo” y que había que recordar a un filósofo llamado Carlos, pues este es un ejemplo de la lucha de clases entre los pobladores y ciudadanos de a pie y “el gran capital extranjero sionista”, agregando que esto muestra que “Adolfo tenía razón”. En ese momento, el director regional interino del SEA, Alfredo Wendt, que se encontraba presente clarificando algunos conceptos, lo interrumpió notoriamente molesto diciendo que no aceptaría que en esa reunión se hiciera apología de ideas xenófobas. En la misma línea, Patricia Hernández manifestó que ese espacio no era para hablar de ideologías, y que si había personas que querían llevar la discusión por ese lado, que esperaran el término de la reunión para realizar otra en que se trataran esos temas.
Para calmar los ánimos, Wendt insistió en que el proyecto de Mediterráneo es sólo una propuesta y que nada ha sido aprobado hasta el momento.
«DAÑO TERRIBLE”
Otra inquietud que se manifestó se refiere al caudal del rio Manso que será desviado hacia la tubería; los técnicos expresaron que el río tiene un caudal promedio de 150 m3/s y que se dejaría libre un “caudal ecológico” (definido por la DGA) de 13,4 m3/s. También se indicó que la empresa había adquirido en remate público derechos de agua por un máximo de aproximadamente 170 m3/s.
Además se expresó temor por la gran cantidad de camiones que circularán por las estrechas vías de la comuna (donde recién ahora se está asfaltando un primer tramo en el área de Río Puelo).
Jorge Dávalos enfatizó que los depósitos de la tierra -cuyo nombre técnico es «marinas»- que será extraída de las excavaciones serán enormes, pues el túnel tendría un diámetro de 9,2 m y una longitud de 5.500 m.
Azucena Calderón, ex encargada de turismo del municipio, dijo que no entiende “el daño terrible” que le quieren hacer a la comuna, y añadió que no se explica cómo se está haciendo esto siendo que las cuencas de los ríos Cochamó y Puelo habrían sido declaradas zonas de interés turístico (zoit) durante el gobierno de Bachelet, y que esa zona era parte de una reserva de la biosfera declarada por la Unesco. Agregó que también teme por la conservación de las pinturas rupestres conocidas como «manos pintadas» que se hallan en esa área. Por último, Calderón sostuvo que el peligro es que esta central sea sólo la llave para abrir paso a la posterior construcción de una represa en el sector de El Portón. “Si no resistimos ahora, se vendrán otras centrales”, indicó.
EL DORADO
María Isabel Navarrete, pequeña empresaria turística de la localidad de Primer Corral, expuso a El Ciudadano, que los representantes del SEA actúan ligados a la empresa titular del proyecto: “Me parece insólito que el Gobierno se coluda con esta empresa y que armen una reunión en conjunto tratando de vender un producto que a mi gusto no es vendible bajo ningún punto de vista”. A continuación, afirmó que haría todo lo que esté a su alcance para que las futuras generaciones puedan continuar disfrutando gratuitamente de la naturaleza de su comuna.
Finalmente, argumentó que le parece que detrás de este proyecto se ocultan oscuros intereses: “Ellos tienen la posibilidad de invadir por el tema minero, porque el dueño de la empresa tiene acciones en una compañía minera de este país. Como en Futaleufú –de donde vengo-, en todas las zonas del sur de Chile hay oro, y eso es lo que están buscando”, concluyó.
Mauricio Fierro, de la ONG GeoAustral y autor del artículo “Los ladrones de agua de río Puelo” afirmó que la empresa le está mintiendo a la gente, pues ellos aseguran que sólo han comprado los terrenos donde irían las torres para cruzar el estuario, y que tienen promesa de compra por los terrenos de la bocatoma y la casa de máquinas, siendo que el propietario de la empresa habría comprado el fundo Pucheguín, que abarca un cuarto del territorio comunal y tiene 80 km de frontera con Argentina. Por otra parte, Fierro dijo que era decidor que hasta el día de hoy que la Comisión de evaluación ambiental de Los Lagos no hubiese rechazado ningún proyecto hidroeléctrico.
INJUSTA LEGALIDAD
La única persona que se manifestó partidaria del proyecto fue el ex concejal Cipriano Barría, quien afirmó que entre quienes se oponen a la central hay gente que no es de la comuna, lo cual fue rebatido por otros asistentes, los que se defendieron diciendo que si bien no eran oriundos de la zona, habían llegado a ella para vivir una vida feliz y tranquila.
Felipe Aranibar, asesor ambiental del municipio de Cochamó, opinó que “lamentablemente la institucionalidad ambiental no está hecha para tomar en cuenta a la comunidad, por lo que cuando se afectan los derechos de las personas, el camino es judicializar los procesos”. El profesional recomendó a los asistentes no caer en la desesperanza y ejercer resistencia sobre la base de argumentos técnicos y documentados. “El rayado de la cancha es injusto, pero hay que actuar rápido y bien. Después habrá que dar la pelea por cambiar las leyes y la institucionalidad», sentenció.
Siguiendo estos consejos, varios de los asistentes se quedaron después de terminada la reunión para comenzar a organizar la oposición al proyecto. Un integrante de Cochamó Sin Represas contó que ya tenían listo un díptico explicativo para entregarlo a la comunidad, pero que sólo les faltaba imprimir las copias.
‘BLINDAR EL VALLE’
En tanto, el día anterior, lunes 6 de febrero, se presentó a la comunidad el proyecto Sendero de Chile en el valle del río Cochamó -que contempla el mejoramiento de las condiciones de la huella que existe hasta el paso internacional El León-. En la reunión, que se llevó a cabo en la sede social del sector, el seremi de Medioambiente de la Región de Los Lagos, Edgar Vilhelm (en la foto), fue consultado sobre el proyecto de la central Mediterráneo.
Patricio Saldivia, profesor de la escuela de Cascajal y propietario de la radio Cochamó (FM 88.7) aprovechó para exponer lo que él considera “una amenaza muy grande”, y le solicitó a las autoridades presentes que entregaran su apreciación.
El Seremi, que se encontraba junto al director regional de Sernatur, Fernando Ortúzar, explicó que lo que se pretende al apoyar a proyectos como el del Sendero de Chile, es ‘blindar el valle’ y «evitar que se metan las hidroeléctricas». Agregó que apenas se supo del proyecto Mediterráneo, el intendente, Juan Sebastián Montes, expresó que el cableado debía ser submarino. Por su parte, el director regional de Sernatur indicó que no están de acuerdo con el trazado que va por la ribera de la laguna Tagua Tagua ni con el que cruza el estuario, posición que también compartiría el seremi de Economía, Fomento y Turismo, Alex Guarda.
No obstante, Vilhelm expuso que el proyecto de central de pasada es mucho mejor que una represa y que indudablemente puede ser mejorado para satisfacer las observaciones que se le hagan. “Lo peor es ponerse Talibán y rechazar todo de plano”, aseveró.
Agregó –junto con Ortúzar- que uno de los objetivos es eliminar el diesel de la producción eléctrica en Cochamó. En estos momentos, la empresa Sagesa, propietaria de una unidad generadora de electricidad que funciona con motores diesel, está solicitando duplicar su potencia. La idea es que esta planta pudiera instalar un nodo de conexión o punto de descarga para recibir el suministro de la central de pasada Mediterráneo, de tal manera de abastecer a la comuna con energía limpia y a un menor costo para los residentes.
Por Cristian Sotomayor Demuth
Desde Cochamó, Patagonia
El Ciudadano
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