El robot escorpión Sasor, enviado por la empresa Tokyo Electric Power Company (TEPCO), que opera la planta nuclear en Fukushima, registró una radiación de 210 sievert, nivel suficientemente alto para matar a un humano en dos minutos.
Una dosis de un solo sievert al día puede causar daños graves a la salud humana y hasta la muerte, por lo que los niveles estimados de 530 sieverts por hora en ese punto del interior de las instalaciones nucleares imposibilitan el acceso de operarios humanos.
Sin embargo, el robot Sasor quedó atascado en el interior del reactor después de sus funciones de rastreo y tuvo que ser abandonado dentro del mismo.
La Central nuclear de Fukushima está en un proceso de derretimiento desde hace seis años tras el terremoto y el tsunami que provocaron el accidente nuclear en Japón en el año 2011.
Los reactores 1, 2, y 3 sufrieron fusiones parciales de sus núcleos a raíz del desastre natural y la TEPCO adelanta investigaciones para conocer el estado exacto de las barras de combustible radiactivo y así proceder con el manejo y la retirado de los escombros. Igualmente, los científicos buscan desarrollar una nueva tecnología que sea capaz de retirar el reactor.
El desmantelamiento del reactor durará cerca de unos 30 o 40 años según cálculos de los expertos y los altos niveles de radiación dificultaran la retirada de los escombros.