El microbiólogo Felipe Cabello fue una de las fuentes del polémico reportaje del New York Times que remeció a la industria salmonera y al Gobierno. Y aunque no se había referido al tema, luego de ver que personeros gubernamentales y de la industria interpretaron el desmentido del diario con respecto a una fuente como un mea culpa sobre la publicación completa, decidió enviar una carta a la Comisión de Pesca y Acuicultura de la Cámara.
En cuanto a la detección de antibióticos residuales en salmón chileno exportado a Estados Unidos, Canadá y Europa que describe el científico en la publicación norteamericana, apoya sus dichos en documentos entregados por la propia Food and Drug Administration (FDA) de EE.UU., así como de agencias que controlan la calidad de los alimentos en otros países.
SANTIAGO / A tres meses de ser citado por el New York Times en un artículo que removió la industria del salmón nacional en marzo pasado, el científico Felipe Cabello decidió poner los puntos sobre las íes y reafirmar sus dichos sobre el uso de antibióticos en la acuicultura del país a través de una carta al presidente de la Comisión de Pesca y Acuicultura de la Cámara Baja, Pablo Galilea (RN).
El silencio por el que había optado el profesor del departamento de microbiología e innumología del New York Medical College, se interrumpió luego de que autoridades gubernamentales y de la industria asumieran públicamente que el desmentido anunciado por el periódico norteamericano el 13 de mayo se refería al artículo completo.
Aunque en realidad, la única fe de erratas del medio se refería a que una de las fuentes citadas no tenía el cargo de director del puerto de Castro sino que era un guardia de seguridad, aclarando que si hubiesen sabido el verdadero puesto de la fuente no la habrían citado como autoridad. Y paralelamente, reconocen que deberían haber consignado que Marine Harvest y SalmonChile niegan el uso de hormonas o que los pigmentos usados presenten algún tipo de riesgo para los consumidores. Ni más ni menos.
Pero una opinión distinta tuvo del subsecretario de Pesca, Sergio Chocai, que señaló frente a la Comisión de Pesca y Acuicultura que los productos de la salmonicultura «no pueden usar los tramos de antibióticos denunciados por el Times». Lo mismo hizo el presidente de SalmonChile, César Barros, que dio a entender en una entrevista a El Mostrador.cl que el desmentido en cuestión también se refería a la información acerca del uso de antibióticos en la industria.
Por ello, el médico con especialización en microbiología, decidió a través de la misiva aclarar «definitivamente este problema», refiriéndose a las fuentes de información que avalan sus declaraciones. Y de paso, realizar una profunda crítica a personeros gubernamentales y de la industria, que «ignoran la información científica disponible en sus declaraciones, en la regulación y en planteamiento de las actividades de ésta».
La brecha
No ha sido menor el gran alineamiento alcanzado entre el Gobierno y la industria a raíz del polémico artículo. De hecho, la férrea defensa impulsada por el Ejecutivo apostó por cerrar filas en torno al sector antes de cualquier diagnóstico basado en datos científicos. O la falta de ellos. Por ello, el microbiólogo radicado en Estados Unidos puntualiza en su carta que «la brecha que pareciera existir entre las declaraciones de estos personeros y la realidad científica atenta contra el desarrollo y la expansión de la industria, ya que es imposible manejar una industria moderna ignorando la realidad, por negativa y sorprendente que ésta parezca».
La realidad científica a la que alude Cabello, y que fue publicada en el NYT en base a sus declaraciones, se refiere en primer lugar a que en Chile «se usan de 70 a 300 veces más antibióticos que en Noruega para producir una tonelada de salmón».
Dato que ha sido fuertemente cuestionado y que el científico respalda en base al documento «Diagnóstico de uso de fármacos y otros productos químicos en la acuicultura», publicado por la Universidad Austral de Chile (Uach) en 2005, que junto a cifras entregadas por SalmonChile, permiten concluir que por cada tonelada de salmón producida en Chile se usaron 478 gramos de antibióticos. Cifra radicalmente distante de los 1,5 gramos de antibióticos utilizados en Noruega por cada tonelada de salmón ese mismo año, lo que muestra que se usaron 318 veces más antibióticos aquí.
«Esta diferencia puede aún ser mayor, ya que de acuerdo a los autores del informe citado, la respuesta a las encuestas requiriendo información acerca de uso de antibióticos en acuicultura fue parcial», explica el científico en su misiva. Otra declaración de Cabello que ha sacado ronchas, se refiere a la existencia de un mercado «incontrolado de antibióticos», lo que él respalda en base a una tesis de investigación titulada «estudio cualitativo y cuantitativo de las quinolonas y fluoroquinolonas importadas en Chile y autorizadas para uso y disposición en medicina y en veterinaria en Chile en el periodo 1998-2001».
Allí, se detallan las importaciones durante 2001 de antibióticos para uso veterinarios, cuyo fin fue controlado por el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) sólo en 9,8 por ciento. «Esto apoya el concepto de que en Chile existe un uso incontrolado de estos antibióticos en medicina veterinaria, incluyendo la salmonicultura, como yo lo afirmara en el NY Times», asegura Cabello.
En cuanto a la detección de antibióticos residuales en salmón chileno exportado a Estados Unidos, Canadá y Europa que describe el científico en la publicación norteamericana, apoya sus dichos en documentos entregados por la propia Food and Drug Administration (FDA) de EE.UU., así como de agencias que controlan la calidad de los alimentos en otros países.
A modo de conclusión, el científico destaca que «pareciera que los personeros del Gobierno de Chile a cargo de controlar la industria, así como los mismos directivos de ésta, estuvieran, cual salmón silvestre, nadando contra la corriente de los conceptos científicos modernos en seguridad alimentaria a nivel mundial». Y agrega que «el uso excesivo e incontrolado de antibióticos en la salmonicultura en Chile, ignorado voluntariamente por el Gobierno y por la industria, hace peligrar la salud humana y animal, el medio ambiente, el desarrollo de la propia industria y de sus mercados, los empleos de miles de personas, y también los retornos al capital invertido en ella por sus accionistas».
Más ciencia
Frente a la misiva, el Director Ejecutivo de Oceana, Alex Muñoz, señaló que esta «no hace más que reafirmar lo que hemos sostenido durante años sobre los riesgos para la salud y el impacto negativo que el uso excesivo de antibióticos tiene en el medioambiente. Con toda esta evidencia el Gobierno no puede seguir ignorando la urgencia de limitar drásticamente el uso de antibióticos mediante una nueva regulación. Llamamos a la Mesa de Trabajo del Salmón coordinada por Felipe Sandoval, a recoger la evidencia científica disponible y promover esta necesaria regulación».
Según la organización, existen datos del año 2005 que indican que poco más del 80% de los antibióticos aplicados en salmones cultivados en Chile corresponden a quinolonas, familia de antibióticos cuya aplicación en animales no está autorizada en otros países -incluidos aquellos que importan nuestro salmón-, dada su particular capacidad de producir resistencia en bacterias.
En tanto, el diputado Galilea, que aún no recibía la carta cuando fue consultado por El Mostrador.cl, adelantó que, junto a la Uach, están planteando realizar una jornada temática relativa a la industria del salmón, donde se trataría, entre otros, el uso de los antibióticos. «Hay muchos intereses creados. La industria trata de defenderse, las ONG pintan las cosas a su manera. Y necesitamos más objetividad, por lo que creemos que la mirada de los científicos será un gran aporte», asegura el parlamentario.
Artículo escrito por Claudia Urquieta y publicado por El Mostrador bajo el título: El contraataque del científico contra las salmoneras