El ave rálido de garganta blanca previamente extinta ,regresó de entre los muertos, para reclamar la isla en la que vivía anteriormente y volver a evolucionar nuevamente.
Un ave que se extinguió hace aproximadamente 136 mil años atrás volvió a la vida tras vivir un proceso de evolución, un hecho que ha sorprendido a la comunidad científica.
Se trata del rálido de garganta blanca, un ave que migró de Madagascar y que perdió su capacidad de volar.
Fósiles de hace 100.000 años
Los científicos trabajaron con fósiles de unos 100.000 años de antigüedad, época en la que el agua había bajado y el Aldabra había reaparecido y había sido nuevamente conquistado por las aves no voladoras.
De esta manera los investigadores pudieron comparar los huesos de los pájaros que habitaban el lugar antes que la isla se inundara y los restos óseos de las aves que llegaron luego que volviera el atolón a resurgir.
Al comparar los fósiles de ambos períodos descubrieron que las características de las alas demostraban su incapacidad de volar, al igual que los huesos de los tobillos, lo que significa que una especie de Madagascar dio origen a las dos especies de rálido no volador que habitaron el mismo atolón de coral en un espacio de miles de años
«Estos fósiles únicos proporcionan evidencia irrefutable de que un miembro de la familia colonizó el atolón, probablemente desde Madagascar, y en cada ocasión perdió la capacidad de volar«, explicó Julian Hume, paleontólogo del Museo de Historia Natural, quien señaló que los fósiles muestran la «capacidad de estas aves para colonizar con éxito islas aisladas y perder la capacidad de vuelo en múltiples ocasiones».
Evolución poco común
El caso del rálido de garganta blanca causó conmoción porque es la es primera vez que ocurre en una familia de aves de esta especie un proceso extremadamente raro que se conoce como evolución iterativa: la evolución repetida de una especie del mismo ancestro en diferentes momentos de la historia.
David Martill, científico de la Escuela de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Portsmouth, indicó que «no conocemos ningún otro ejemplo en los rálidos, o en las aves en general, que demuestre este fenómeno de manera tan evidente».
«Solo en Aldabra, que tiene el registro paleontológico más antiguo de cualquier isla oceánica dentro de la región del Océano Índico, existe evidencia fósil disponible que demuestra el efectos de los cambios en los niveles del mar en los eventos de extinción y recolonización», señaló al respecto el coautor del estudio», señaló.
Martill planteó que fue sin duda la ausencia de depredadores terrestres y mamíferos en el Aldabra» lo que permitió que un rálido pudiera evolucionar de forma independiente en cada ocasión».
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