No hay nada como eso que le toquen los negocios. Y cuando a un chileno le pinchan la uva, llueven las amenazas de demandar a medio mundo.
Ahora le tocó el turno a USA, y peligra el omnipoderoso NYTimes, un profesor universitario y más o menos a toda la clientela de una de las cadenas de supermercados más grande de USA sólo porque decidieron deportar a los salmones chilenos (por obesos y poco sanos) gracias a un simple artículo.
Es que con el Tratado de Libre Comercio, los empresarios con olor a pescado se pusieron choros.
Aunque al Condorito lo abusaron en Canada, a los chilenos en España los enjuiciaron, jamás nunca se ha visto similar defensa fiscal como se ve ahora en el caso del salmón made in Chile. Hay hasta una protesta diplomática de por medio…
Si entramos a filetear, lo gracioso del asunto es que César Barros -el enyeguecido enojado jefazo de SalmonChile (agrupación de los fabricantes de salmón que operan en Chile)- actua como si acaso el artículo en el NYTimes es una gran surprise.
En la prensa local, Barros declara que los salmones no están enfermos (no usan antibióticos), no son drogos ni fisioculturistas (tampoco usan algun fármaco u hormona) y son de la más tierna aristocracia pezuña criolla (obviando que el salmón que se exporta no es autóctono).
Barros muestra los dientes y acusa a un experto y profesor de New York College de atacar a «la institucionalidad chilena» y «a la imagen de Chile como país exportador». Todo porque el profesor (un chileno) en cuestión fue citado en la investigación periodística. Y of course, Barros lo amenaza con una querella ya que según la lógica chilena de los poderosos, a un chileno en el exterior se le puede perseguir por sus conocimientos…
Los avispados del gobierno hicieron lo suyo en pos de asegurar un buen sashimi.
Foxley exclamó que «todos estamos orgullosos de lo que esas empresas han logrado y esto hay que pararlo a tiempo, porque si no se va a hacer un daño que no corresponde».
Rapidamente dio órdenes de escribir una carta al editor de NYTimes que señala que:
«el artículo está escrito de una forma que daña y perjudica a una industria relativamente nueva (?) y muy exitosa…es una sorpresa para nosotros que esta industria bandera está presentada de manera tan tránsfuga…reafirmamos que el virus ISA no daña a los humanos (UN VIRUS NUEVO!)…y consideramos que el artículo engaña deliberadamente a los lectores de su diario».
Por su lado, el siempre atento Pérez Yoma ya está diseñando un plan de rescate para los salmones deportados:
«Obviamente es un tema delicado, esperamos enfrentarlo con la mayor decisión posible. El ministro de Economía ha tenido todo esto en sus manos, lo estamos monitoreando muy de cerca, se ha puesto en contacto con las empresas, y en conjunto se está elaborando un plan».
Además (era que no) Barros (quien se reunió hace poco con el gobierno) dice que sufre de una «permanente campaña de desprestigio dirigidas por algunas organizaciones no gubernamentales, que motivadas por el interés de dañar a la industria no han escatimado esfuerzos en tergiversar y manipular la información, confundiendo a la opinión publica con aceleraciones falsas y maliciosas».
* Un millón de salmones produce la misma cantidad de caca que 65.000 personas.
* Los salmoneros están en el sur de Chile porque la obra de mano es barata y no tienen que costear su abuso del medio ambiente (limpiar la caca).
* El salmón que se vende en USA llega fresco porque se faena de noche y llega a Miami (a las enormes bodegas frigoríficas de LAN Chile) de madrugada…Es uno de los pescados más baratos.
La empresa Marine Harvest, la salmonera más grande del mundo (cuestionada por la cadena de supermercados Safeway de EEUU) es de capitales NORUEGOS. Solo entre octubre y diciembre (2007) la empresa «cosechó» 24,300 toneladas de salmón en Chile y lo más sorprendente es que admiten (en un comunicado de prensa de enero, 2008)
«que la situación biológica NEGATIVA en Chile ha aumentado aún más» en 2007 con el virus ISA.
El vocero de Marine Harvest en Oslo (Noruega) señala que «la empresa reconoce que el uso de antibiotica es muy alto en Chile» y que es por culpa de «jaulas demasiadamente apretadas» que surgen los problemas. También indica que «daría la bienvenida a una regulación medioambiental más dura».
MINREL nuevamente se equivocó. Los salmones son noruegos y factiblemente -¿o también van a desmentir a la misma empresa?- los salmones están enfermos y llenos de fármacos. No hay lobby del mundo que pueda cambiar eso.
Montserrat Nicolas